Debido a la facilidad con la que pueden ser adquiridas, en los últimos 10 años el número de motocicletas casi se triplicó en Jalisco. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), mientras en 2012 se registraron 222 mil 396, para 2021 ya eran 649 mil 416. Sin considerar que existen numerosas motos que aún no están incluidas en el padrón estatal, el crecimiento de este tipo de unidades es mayor incluso que el de automotores en general: según las estadísticas de Vehículos de Motor Registrados en Circulación del Inegi, en Jalisco en la última década estos aumentaron apenas 22% en lo general, mientras que las motocicletas se dispararon 198 por ciento. Ante estos indicadores y las diversas irregularidades que cometen los conductores, principalmente en la ciudad, Mario Córdova, académico de la Universidad de Guadalajara (UdeG) y ex titular del Instituto de Movilidad y Transporte del Estado en el sexenio de Aristóteles Sandoval, acentúa que “son miles las motocicletas que circulan diariamente por la ciudad, pero no vemos a la Policía Vial. Si la Policía Vial no pone orden muy difícilmente esto va a cambiar”. Por otra parte, el informe “La motocicleta en el tránsito en las Américas”, de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), señala que es necesario que se realicen intervenciones por parte de las autoridades para regular las motos. Resalta que en las acciones se deben contemplar políticas de educación, movilidad, ingeniería vial y desarrollo urbano y laboral. Las muertes ocasionadas por percances en los que participó alguna moto también crecieron en los últimos años: de acuerdo con el Instituto de Información Estadística y Geográfica de Jalisco (IIEG), mientras en 2012 se reportaron 74 fallecimientos de motociclistas, para 2021 fueron 231. Gael Cisneros, ex repartidor de una plataforma, comparte que por los bonos que le ofrecía la aplicación por hacer 10 entregas en menos de seis horas (350 pesos extra), conducía con mayor velocidad, incluso poniéndose en riesgo. Debido a esta situación decidió cambiar de empleo. De acuerdo con estadísticas de la Secretaría de Seguridad, a cargo de la Policía Vial, del 1 de octubre pasado al 31 de marzo de este 2023, la autoridad aplicó cuatro mil 681 multas a motociclistas por no portar el casco, una de las disposiciones establecidas por la Ley de Movilidad y Transporte del Estado. Lo anterior quiere decir que, en promedio, cada hora se aplica una multa a un motociclista por esta omisión, la cual, de acuerdo con la Policía Vial, es las principal falta a las reglas establecidas en la Ley. Por este motivo se retiraron de circulación 882 motocicletas “como medida de seguridad”. Le siguen el no portar debidamente los elementos de seguridad necesarios, falta al artículo 363 de la Ley y por la cual se aplicaron mil 948 multas en el periodo citado. También es frecuente aplicar multas a motociclistas que no circulan con las luces encendidas todo el tiempo, exceden el número de pasajeros permitidos en este tipo de vehículos, que transportan materiales peligrosos, que llevan consigo a menores de edad que no pueden sujetarse por sus propios medios, que no respetan su carril de circulación y van entre carriles. Con la finalidad de impulsar la movilidad ordenada por parte de los motociclistas y evitar la comisión de ilícitos, desde finales del año pasado la Policía Vial reforzó los operativos para regularlos. Lo anterior se lleva a cabo de manera coordinada con la Policía Estatal y las policías municipales, especialmente las comisarías de Guadalajara y Zapopan, de manera aleatoria en distintos puntos de la ciudad. Lo que se busca es que los motociclistas circulen con su casco, que cuenten con todos sus papeles al día, al igual que su placa de circulación y que no invadan espacios peatonales. Por ejemplo, tan sólo el pasado 8 de febrero la Policía Vial aseguró, en el corazón del Centro Tapatío, nueve motocicletas con irregularidades, como falta de placas, que algunas obstruían los pasos peatonales, no contaban con la matrícula, o que los conductores tampoco tenían consigo los documentos que se exigen en la ley (como la licencia y la tarjeta de circulación). Pese a que existen nuevas disposiciones expedidas en la nueva Ley de Movilidad y su reglamento que ponen en aprietos a los motociclistas en el Estado y en la metrópoli, para los especialistas en materia de movilidad, de no actuar y sancionar, lo aprobado en octubre pasado quedará en letra muerta. Para el académico de la Universidad de Guadalajara, Mario Córdova, las leyes son claras: circular con el equipo adecuado, con luces encendidas en todo momento, conducirse sólo por carriles establecidos, portar sus placas y todos los documentos en regla, no entrar a pasos a desnivel o túneles donde se prohíba su paso, no exceder el número de tripulantes, entre otras, pero un punto fundamental es que se observe el actuar de los policías viales para hacerlas cumplir. Por su parte, Ulises Estrada Meza, presidente del Colegio de Profesionistas de la Movilidad Urbana del Estado, explicó que ha insistido en la implementación de un curso vial especializado para motociclistas, previo al examen de las licencias, pues las leyes son claras pero muy pocos las conocen y las cumplen. Dado el número de motocicletas que circulan en nuestra Entidad y las nulas medidas de seguridad con las que se conduce la mayoría de ellas, Jalisco se encuentra en el top 5 de los Estados con más accidentes de tránsito en los que se vio involucrada una motocicleta. De acuerdo con la estadística presentada por el Inegi en 2022 sobre “Accidentes de tránsito terrestre en zonas urbanas y suburbanas”, Jalisco cerró en el quinto puesto a nivel nacional con un total de tres mil 269 accidentes de este tipo. La Entidad se ubicó solo por debajo de Guanajuato (cinco mil 879 personas accidentadas), Nuevo León (cinco mil 832), Yucatán (cuatro mil 447), Michoacán (cuatro mil 177) y del Estado de México (tres mil 136). Del total de personas accidentadas por percances en motocicleta, la mayoría se encontraba en el grupo de edad de los 20 a los 29 años, con un total de 731 personas, seguido del grupo de los 30 a los 39 años con un total de 575 personas accidentadas en moto. Otras 296 personas accidentadas tenían entre los 12 y los 19 años al momento del percance. La estadística del Inegi no especifica cuántas de estas personas fallecieron, sólo contempla las personas que se vieron involucradas en los percances donde participó alguna motocicleta. Además, del total de casos de Jalisco analizados por el INEGI en 482 de ellos el conductor de la moto huyó, por lo que se desconoce la edad del mismo, al igual que en otros 348 casos donde la edad no se especificó. Por su parte, de acuerdo con el Mapa de Siniestralidad Vial del Instituto de Información Estadística y Geográfica del Estado (IIEG), en Jalisco los motociclistas sufren más accidentes viales que los automóviles. Según un análisis hecho a percances viales ocurridos en 2020 en el Área Metropolitana de Guadalajara, se registraron 689 accidentes donde se vio involucrada alguna motocicleta, comparado con 663 automovilísticos. En el tercer puesto se ubicaron los incidentes con camionetas de pasajeros (218) y en el cuarto puesto percances del Transporte Público (179). Cuando de motociclistas se trata, las vías de la Zona Metropolitana de Guadalajara se convierten en la Ley de la Selva. Así lo pienso y así lo he pensado desde que comencé a manejar hace aproximadamente 10 años. Muchas personas, entre ellas, motociclistas por su puesto, me dicen “cochista”. La verdad no lo soy, para obtener mi licencia mis padres me obligaron a tomar un curso completo de manejo y a leer la Ley de Movilidad del Estado, pero nada de eso se necesita para ver las múltiples infracciones que cometen los motociclistas en un breve tramo de camino. Un ejemplo de ello ocurrió este lunes, cuando a las 8:30 de la mañana salí de casa para ir al trabajo por la avenida López Mateos, del Sur al Norte de la ciudad. Saliendo de casa, al primer semáforo en rojo ya me habían rebasado dos motociclistas por la derecha, de los cuales solo uno traía casco. Se detuvieron sobre el paso peatonal, dos mujeres tuvieron que bajar a la avenida para cruzar de esquina a esquina porque las motos les habían tapado el paso. No es nada. Ya sobre la avenida López Mateos, si bien el tráfico no era de hora y media como de costumbre por las vacaciones, las filas de autos no desaparecieron y entre ellas van circulando uno a uno los motociclistas que en su imaginación han construido una vía entre carriles para ganar tiempo. Ni una sola patrulla de Vialidad en la calle. Pretendo cambiarme de carril con la intermitente puesta. No viene vehículo del lado derecho, así que intento tomarlo, pero de la nada un motociclista que venía detrás de un tráiler lo rebasa, también por la derecha, y se avienta hacia mi vehículo por el espacio entre los dos carriles. Me mienta la madre. Detrás de él tres motociclistas más le siguen el paso, uno sin casco, uno sin placas. Me recorro al carril de la extrema derecha para evitar el paso elevado donde se ven los vehículos inmóviles. Veo a un motociclista repartidor afuera de una cafetería en posición de salir del estacionamiento, pero no observa si vienen vehículos o no para poder hacerlo, mira fijo el celular en la palma de la mano. Sigo mi camino. El motociclista se arroja al arroyo vehicular sin dejar de ver su teléfono mientras lo acomoda en la base que lleva entre el manubrio, ni siquiera se da cuenta que estuve a punto de aventarlo de no haber sido porque lo esquivé logrando cambiarme al carril contiguo. Afortunadamente no venía algún auto, pues de lo contrario alguno habría resultado accidentado y por supuesto, el culpable habría sido yo. El resto del camino no es distinto. Decenas y decenas de motos infringiendo el reglamento vial, estacionados sobre la banqueta, detenidos sobre pasos peatonales, pasándose los altos, circulando sobre ciclovías, zigzagueando, sin placas, transportando a hasta cuatro personas (incluyendo niños a manera de sándwich) o materiales peligrosos. Lo anterior, sin dejar de lado las “caravanas de la muerte” que todos los viernes salen a rodar por la ciudad haciendo “caballitos” y toda clase de suertes, llevando pasajeros sin mínima seguridad, sentados al revés y a altas velocidades. La ciudad es de todos, siendo los peatones quienes llevan la preferencia de acuerdo con la pirámide de la movilidad. El problema es que para muchos motociclistas la ley no existe, y aunque también hay motociclistas ordenados, muchas veces pasan desapercibidos porque la movilidad ya se ha acostumbrado a sortearles. Lo hacen a modo y conveniencia, ya sea por ahorrar tiempo en el tráfico, porque se les hizo fácil comprar el vehículo en cualquier tienda para ahorrar sin haber leído el Reglamento de Movilidad, o porque les gusta la adrenalina, y mientras tanto en las vías de la metrópoli la Ley de la Selva es la que gana. Hace exactamente un año que Gael Cisneros decidió convertirse en repartidor de plataforma para ganar dinero trabajando a sus tiempos y con su propia motocicleta. Por cada viaje la plataforma le daba un porcentaje, obteniendo por día una ganancia de 400 pesos en promedio. A diferencia de los repartidores de pizza, que se hicieron populares por entregar en menos de 30 minutos “o el pedido es gratis”, la aplicación para la que trabajaba Gael le daba un periodo extra de 10 minutos al tiempo que, se estimaba, tardaba en llegar a su destino. Sin embargo, de poco servía si el restaurante al que iba a recoger la comida se había retrasado, cosa que dijo, pasa habitualmente, pues el tiempo se acortaba para entregar al destinatario y había que conducir con prisa. A lo anterior se sumaba el hecho de que la plataforma suele promocionar los bonos, es decir, la empresa ofrece a sus repartidores dinero extra por hacer cierto número de entregas; por ejemplo, una de las más cotidianas era hacer al menos 10 entregas en menos de seis horas por 350 pesos extra: casi lo mismo que sus ganancias del día. Aunque dijo, parece sencillo y atractivo, en ocasiones es imposible cumplirlos justamente por los retrasos de los restaurantes, por el tráfico, y porque la plataforma para la que trabajaba no le permitía elegir las zonas a entregar. “Yo no podía decidir trabajar, por ejemplo, sólo en Tlaquepaque, porque me mandaba hasta Tonalá, y tenía que cumplir porque si no aceptas los pedidos baja tu porcentaje de entregas y eso además perjudica en tus recomendaciones, mismas que le aparecen a las personas a la hora de que un repartidor acepta el pedido”, contó Gael. Por esta razón, sumada a la inseguridad y los cotidianos asaltos a los repartidores, fue que Gael decidió dejar de trabajar bajo este sistema, y optó por entrar a trabajar a un restaurante de Tlaquepaque. Luis Andrés también es repartidor de plataforma. Para él, los bonos son lo que “hacen su día”, logrando obtener hasta 700 pesos diarios totales (contemplando los bonos). “Por eso es que luego andamos todos carrereados, no nada más porque los restaurantes nos entregan bien tarde, sino porque queremos hacer la mayoría de entregas que se pueda para que nos den el bono”, dijo Luis, quien tiene poco más de dos años trabajando bajo este sistema luego de haber dejado su trabajo en un call center. Por último, el joven aceptó que es peligroso circular a prisa por la ciudad, pero señaló, con portar su casco se siente seguro. “Reconozco que es muy peligroso porque los automovilistas ya nos traen idea, pero gracias a Dios hasta el momento no me ha pasado nada, y mientras se pueda así le voy a seguir”, finalizó. •En Jalisco, hasta 2021, se tenían registradas 649 mil 416 motocicletas en circulación, es decir, por cada 12 personas en nuestro Estado hay una motocicleta. •La presencia de las motocicletas registradas en el parque vehicular de Jalisco es del 15%. de los cuatro millones 186 mil 105 vehículos de motor registrados en Jalisco al cierre de 2021, 649 mil 416 eran motos. •Sin embargo, de acuerdo con del Instituto Mexicano del Transporte, se estima que en México las muertes de motociclistas representan el 20% de las muertes totales por percances vehiculares. •De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud, utilizar el casco al conducir una motocicleta disminuye el riesgo de sufrir un traumatismo grave, en caso de un percance vial, en alrededor de un 72%, y hasta un 39% las probabilidades de muerte. Más de un centenar de motociclistas detuvieron la circulación vehicular durante unos minutos ayer por la tarde en avenida López Mateos, a la altura de la colonia Ladrón de Guevara en Guadalajara, según varios videos que circulan en redes sociales.El hecho, según se reportó ayer alrededor de las 17:00 horas, en el desnivel de avenida Adolfo López Mateos Norte y Joaquín Ángulo.La mayoría de motociclistas iba en motocicletas de bajo cilindraje y la mayoría sin medidas de seguridad, como el casco. En Twitter reportaban que incluso habían golpeado a algunos coches que intentaban circular por ahí.El artículo 178 de la Ley de Movilidad y Transporte del Estado de Jalisco, en su fracción XVI, señala que serán sancionados los motociclistas que circulen por pasos a desnivel o puentes donde se encuentre expresamente prohibida su circulación.CT