CIUDAD DE MÉXICO (16/ENE/2017).- El uso de la toxina botulínica, conocida como botox, es segura para utilizarse de manera prolongada y también se puede suspender en cualquier momento sin que la piel luzca peor que antes de usarla, advirtió la dermatóloga Alina Bridges. La experta del Instituto Mayo Clinic, destacó que todos los tipos de inyecciones de botox autorizados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos para las arrugas de la frente son para las personas de hasta 65 años, después de esa edad, la eficacia del medicamento puede no ser igual que en las personas más jóvenes. Explicó que este tipo de inyecciones buscan paralizar de manera temporal la actividad de los músculos, de esta forma reducen la apariencia de las arrugas faciales, aunque también se usan en el tratamiento de otras enfermedades como los espasmos repetidos del cuello, la hinchazón excesiva, la vejiga hiperactiva y el ojo perezoso. En un comunicado del Instituto, la doctora añadió que estas inyecciones pueden ayudar a prevenir las migrañas crónicas. La especialista afirmó que las inyecciones de esa proteína bloquean ciertas señales químicas de los nervios, que en su mayoría son las que hacen contraer a los músculos. Añadió que la sustancia relaja de forma temporal a los músculos faciales subyacentes que causan las arrugas, incluidos los surcos de la frente. Resaltó que en algunos estudios se revela que las personas que más se benefician con las inyecciones son quienes tienen hasta 65 años de edad; sin embargo, eso no significa que las personas mayores de dicha edad no puedan o no deban usar la toxina botulínica. "Es importante reconocer que los resultados quizás no sean tan buenos como en la población más joven", apuntó. A fin de que los adultos mayores obtengan los mismos resultados que los más jóvenes, es necesario administrar esa sustancia en combinación con rellenos faciales inyectados en la piel para suavizar las arrugas, especificó. Indicó que el número de inyecciones necesario varía según muchos factores, incluida la dimensión de la zona a tratarse y resaltó que las inyecciones de botox empiezan a funcionar pocos días después del tratamiento y su efecto puede durar hasta 3 meses o más. Apuntó que se ha demostrado que la toxina botulínica es segura, sea a corto plazo o de manera prolongada, aunque los datos sobre el tratamiento de las arrugas apenas se remontan a alrededor de 15 años. "Si bien la dosis necesaria para las arrugas es mucho menor que la administrada para otras afecciones, como la espasticidad muscular, no ha habido problemas importantes de seguridad con este medicamento en quienes reciben dosis más altas debido a esos otros problemas", mencionó. Bridges precisó que con el fin de garantizar su propia seguridad, es necesario que la administración de la toxina botulínica esté a cargo de un proveedor de atención médica experimentado, tales como los especialistas certificados en dermatología, cirugía plástica, cirugía plástica ocular u otorrinolaringología. La dermatóloga puntualizó que si una persona decide dejar de usar la toxina botulínica, las arrugas de la frente volverán a lucir igual que antes de que empezara con las inyecciones, su cara no se arrugará más y cuando suspenda el tratamiento, los músculos recuperarán la fuerza y el movimiento normales.