Se gradúa la primera generación Microsoft

FILADELFIA, ESTADOS UNIDOS (15/JUN/2010).- Cuando la Escuela del Futuro -diseñada por Microsoft- fue inaugurada, la instalación era un parangón de la arquitectura contemporánea, con un techo ''verde'', pasillos llenos de luz y la tecnología más reciente para las aulas, todo en un moderno edificio radiantemente blanco.

Los educadores y la prensa en todo el mundo estaba muy atenta para ver si Microsoft podía reformar la enseñanza pública por medio de la innovación y la tecnología.

Aunque las ambiciones creativas de la escuela secundaria se han visto frustradas en parte por frecuentes cambios de director, tensiones por el currículo y un alumnado poco familiarizado con la cultura de los computadores portátiles, la escuela graduó este martes a sus primeros estudiantes y todos ya han sido aceptados en diversas universidades.

''Los primeros tres años fueron definitivamente un reto'', dijo Mary Cullinane, enlace de Microsoft con la escuela. ''Ellos están logrando su paso ahora. Estoy entusiasmada para ver lo que se avecina''.

Construida con 63 millones de dólares de fondos municipales, la escuela colaboró con Microsoft en nuevos enfoques con el currículo, instrucción y contrataciones. Atrajo a maestros con mentalidad reformista y alumnos decididos a evitar las escuelas tradicionales.

La visión era de una escuela sin papeles ni libros de texto que encarnase el lema ''Continua, pertinente, adaptable''. Cada estudiante recibiría una laptop para tomar notas, hacer tareas y tomar exámenes.

Sin embargo, los estudiantes son escogidos por medio de un sorteo entre alumnos de las escuelas públicas. La mayoría provienen de hogares de pocos recursos, sin computadoras en casa y llegan a un sitio donde deben manejar sus estudios en una laptop.

''Me sentí algo extraño'', dijo Kenneth Bolds, de 17 años. ''Yo estaba acostumbrado a los lápices y las libretas''.

Los educadores también asumieron que los estudiantes llegarían a la escuela rindiendo al nivel apropiado, pero la mitad de los alumnos en el empobrecido distrito tienen problemas para leer y con las matemáticas.

Cullinane hace notar que la escuela no puede controlar la educación de los estudiantes antes de recibirlos, pero advierte que los resultados en los exámenes no lo dicen todo.
''Es un viaje de largo plazo y tenemos que dejar a un lado las mediciones a corto plazo'', dice.