Jueves, 26 de Diciembre 2024
Tecnología | El Apolo 10

La misión que abrió el camino a la Luna a Armstrong cumple 40 años

Eugene Cernan tenía 29 años cuando la NASA incluyó su nombre en la lista de astronautas que pilotarían las misiones Gemini y Apolo

Por: EFE

WASHINGTON.- La huella que Neil Armstrong dejó en la Luna el 20 de julio de 1969 fue posible gracias a la expedición previa que protagonizó hace justo 40 años el Apolo 10, una nave que hizo historia, aunque se quedó a 14 kilómetros del satélite terrestre.

Eugene Cernan tenía 29 años cuando la NASA incluyó su nombre en la lista de astronautas que pilotarían las misiones Gemini y Apolo. Pero aún tuvo que esperar 6 años para partir hacia la Luna, y dibujar así la trayectoria que todo el país esperaba desde que John F. Kennedy anunció que el hombre pisaría el satélite antes del fin de la década de los 60.

No fue hasta 1972, cuando Cernan hizo realidad el sueño en primera persona, convirtiéndose en uno de los tres únicos astronautas que han viajado a la luna en dos ocasiones y caminado sobre su superficie en la última misión del proyecto Apolo, la 17.

Pero para este ex marine de Chicago, el viaje fue más importante que la pisada.

"Claro que siento nostalgia cuando pienso en mis primeros pasos sobre la luna. Pero la primera fue la misión que más me ilusionó. Nunca dejaré que Armstrong olvide que nosotros dibujamos la línea blanca que evitó que se perdieran", dijo Cernan en el acto de celebración del aniversario, organizado por la NASA en el Newseum de Washington esta semana.

Bajo las órdenes del comandante John Young, el módulo lunar que pilotaba Cernan junto a Tom Stafford se acercó al satélite más que ninguno otro hasta entonces, y se detuvo a 14 kilómetros de la superficie.

"La impresión fue sobrecogedora. La imagen era magnífica, de una desolación y una ausencia absolutas. Estar en el espacio es lo que más puede acercarnos a comprender lo infinito del tiempo", recordó Cernan.

Desde un módulo aún en pruebas, que la NASA creía demasiado pesado para alunizar y volver a despegar, los ojos de Cernan no se clavaron tanto en el anhelado objetivo como en el lugar de origen.

"Cada vez que volvía la mirada hacia la Tierra ya no podía apartarla", afirmó. "La belleza era indescriptible, todo ese azul y blanco rodeado de la oscuridad más absoluta... Quitaba el aliento".

Además de batir todas las marcas de acercamiento a la superficie lunar, la tripulación del Apolo 10 alcanzó un récord de velocidad que aún hoy permanece imbatido, al entrar en la atmósfera terrestre a 39.897 kilómetros por hora (11,08 kilómetros por segundo).

"Al tener exceso de gasolina, pudimos volver a casa en dos días y medio. Volamos más rápido de lo que ninguna otra había volado hasta entonces, y más rápido de lo que ninguna volará hasta que lleguemos a Marte", se enorgulleció Cernan.

192 horas, 3 minutos y 23 segundos después de iniciar el viaje, Cernan, Stafford y Young ya habían ingresado en la elite de astronautas que las televisiones, que emitieron las misiones a partir de la del Apolo 10, elevaron a categoría de estrellas del cine.

"La televisión, particularmente la de color, marcó una gran diferencia. Teníamos la sensación de llevar a la gente con nosotros", aseguró Cernan, que no cree que la fama que se creó alrededor de los astronautas les distrajera de los objetivos del programa espacial.

"Todos los niños soñaban con ser Neil Armstrong", recordó. "Él representaba la esperanza de hacer cosas que parecen imposibles. Ahora el espacio no emociona de la misma manera, la gente no lo ve como un ejemplo tan claro para mejorar en sus vidas".

Pero la nostalgia de Cernan no le impide ser optimista, y confía en que el nuevo Gobierno de EEUU comprenda la "importancia" del programa espacial, y refuerce su compromiso con esta tarea que "mantiene a EEUU al frente como líderes del mundo libre".

Si de él dependiera, Cernan aumentaría la inversión en el espacio, y estimularía el sector privado para "desarrollar un vehículo que pueda acceder a la estación espacial".

"El objetivo debe seguir siendo llegar a Marte. ¿Por qué? Simplemente porque está ahí, y porque podemos. La curiosidad está en la base de la esencia humana. No hacen falta más razones", aseguró.

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