Estudiantes crean tecnología para sector servicios

CIUDAD DE MÉXICO.- Aún no tienen una empresa formalmente constituida, ni siquiera saben si se quedarán juntos para comercializar su producto, pero ya tienen un par de empresas interesadas en él.

Se trata de un incentivador electrónico en forma de gafete bautizado como E-tag, diseñado para activar la cultura del agradecimiento en el rubro de servicios, y ya puesto en el mercado podría tener un precio de 250 pesos.

“Todavía estamos en pláticas; no podemos dar los nombres pero hay una empresa hotelera y una de administración que mostraron interés en el E-tag”, dice Carlos Kaim, uno de los cuatro estudiantes del octavo semestre de la Universidad Iberoamericana, que recibieron apoyo de Microsoft 15 mil dólares otorgados directamente a la Ibero para que al final del curso viajaran a Redmond y pudieran mostrarle al mundo su proyecto en la Design Expo 2009.

El reto: producir diseños originales bajo el tema propuesto por la firma: “El futuro del trabajo”. Al principio consideraron conveniente buscar un gadget que evitara el estrés, “pero nos dimos cuenta que el verdadero problema no está en trabajar bajo presión, sino en la falta de motivación de los empleados”, explica Hatsumi Sato, de 22 años, una de las integrantes y egresada deDiseño Industrial.

Sacar datos en la calle

Bajo las instrucciones del profesor Ariel Méndez, titular de la materia Diseño Interactivo, los jóvenes le rascaron un poco a la superficie de los datos duros y encontraron que, según datos del INEGI, “un porcentaje de personas abandonan sus puestos por encontrar que sus empleos no son significativos, no necesariamente por el sueldo; la desmotivación nace de no tener cómo medir el resultado de sus acciones laborales. Salimos a la calle y entrevistamos empleados en empresas restauranteras y hoteleras y obtuvimos más datos”, dice Sato.

Para contrarrestar este efecto de alienación en el trabajo, estos jóvenes inventaron una especie de gafete electrónico interactivo con el que un empleado del sector de servicios un mesero o una hostess, por ejemplo, cualquiera que tenga contacto directo con los clientes podría obtener el agradecimiento del cliente y “medir” su efectividad por medio de trofeos al puro estilo del viejo Pac-man o el Tamagotchi. Aunque en el paradigma actual puede sonar como un mecanismo idóneo para que los patrones ejerzan un control de recompensa conductista, la idea del E-tag es funcionar como una suerte de instrumento antiabúlico (la abulia es esa falta patológica de voluntad) para los empleados, quienes podrían ver más gráficamente los resultados de su esfuerzo cuando el cliente les anote una carita feliz en una parte desmontable del gafete, que luego se juntaría con la que ellos portan en el cuello y así ir ganando incentivos simbólicos.

Según Armando Halbinger, gerente de iniciativas tecnológicas de Microsoft, la iniciativa de la empresa se limita a apoyar la generación de proyectos desde la academia (es la segunda vez que le otorga este incentivo a la Iberoamericana, seleccionada junto con otras siete universidades a nivel mundial), pero no se queda con los derechos de los inventos de los estudiantes ni necesariamente los impulsa como negocio posterior: “Microsoft no busca generar empresas, sino potenciar a los estudiantes”, explica Halbinger.

Otra integrante del equipo, Marifer Legaspi, explica que el propósito E-tag no sólo tiene los pies en la idea del negocio, ya que parte de la filosofía de la universidad que es de corte humanista: “En la Design Expo el proyecto se ganó el reconocimiento al mejor diseño con impacto social”.