Investigadores estadounidenses afirman que el impacto de la vida silvestre en esa región ha sido subestimado, ya que el permafrost, suelo permanentemente congelado bajo la primera capa de tierra, es un almacén enorme de carbono congelado. La doctora Sue Natali, del Centro de Investigación Woods Hole, en Massachusetts, Estados Unidos, sostuvo que "sabemos que la fauna impacta en la vegetación y sabemos el impacto del descongelamiento de la vegetación y del carbono en el suelo". "Habrá que seguir estudiando en el futuro", dijo al referir que el permafrost del Ártico, congelado durante todo el año, cubre casi la cuarta parte del hemisferio norte y contiene una gran cantidad de carbono. Natali explicó que el carbono se ha ido acumulando en el permafrost por miles de años, "los suelos están saturados porque cuando las plantas y los animales mueren no se descomponen y el carbono ha ido acumulándose lentamente". Calculó que el almacenamiento de carbono es de alrededor de mil 500 millones de toneladas y "en perspectiva, ello es el doble del total contenido en la atmósfera", de acuerdo con reportes de la cadena pública de noticias BBC de Londres. El temor es que a medida que el planeta se caliente, el permafrost se derrita, liberando incluso más gases de efecto invernadero a la atmósfera y haciendo que las temperaturas se eleven aún más. Natali indicó que hasta ahora poco se ha investigado sobre el efecto que los animales podrían tener al respecto, por lo que ella y el doctor Nigel Golden, de la Universidad de Wisconsin analizaron a las ardillas de tierra ártica en Siberia, en el oriente de Rusia. Esos pequeños roedores "son ingenieros del suelo, rompen la tierra cuando cavan sus madrigueras, mezclan las capas inferior y superior, llevando oxígeno al suelo y lo fertilizan con su orina y su heces", señaló el doctor Golden. Encontraron que con la actividad de las ardillas, las madrigueras están más calientes que el terreno circundante, lo cual es un componente importante ya que el permafrost comienza a calentarse y los microbios pueden acceder a los carbonos previamente congelados. Los científicos también descubrieron que el nitrógeno que las ardillas se fueron sumando a la tierra a través de sus residuos corporales estaba teniendo un impacto. Este fertilizante puede contrarrestar la pérdida de gas invernadero, causando que las plantas crezcan (y absorban el dióxido de carbono de la atmósfera), pero también puede alimentar microbios en el suelo, lo que acelera la cantidad de dióxido de carbono y metano que se liberan. Natali afirmó que "si las ardillas de tierra están agregando nitrógeno a una zona que carece de plantas, esto puede resultar en una mayor emisión de carbono". Ambos investigadores quieren regresar a Siberia para cuantificar la cantidad de carbono que está siendo liberado por las ardillas y cómo el deshielo impactará en éstos animales, así como para evaluar si es que otro tipo de fauna podría estar influyendo también en ello.