El desarrollo de ese material que ofrece múltiples ventajas respecto a los comerciales es producto de siete años de trabajo, está en proceso de patente y ya hay una empresa interesada en adquirirlo.Como parte del proyecto también se creó un medidor de ángulo de contacto, eficiente y de bajo costo, que permitió realizar los estudios para concretar la innovación, de acuerdo con Eira López, estudiante de la Facultad de Odontología (FQ).El desarrollo del adhesivo estuvo a cargo de López, así como de su tutor Gabriel Sáez, académico y doctor en ciencias odontológicas, y su asesor, Carlos Álvarez.La alumna de doctorado explicó que a partir de la molécula de Trimetilolpropano Trimetacrilato o TMPTMA, base del material, se desarrollarán más que sirvan no sólo en ortodoncia, sino en otras áreas de la odontología, por ejemplo para restauración, resinas para reconstrucción y selladores de fosetas y fisuras.En la década de 1960 Rafael Bowen diseñó la molécula de bisfenol glicidil metacrilato (BisGMA), que luego mezcló con acrílicos y dióxido de silicio para crear las resinas para reconstrucción que se usan para restaurar los dientes cariados o con alguna fractura.Sin embargo, con el uso generalizado de hornos de microondas, al inicio de los años noventas se descubrió que en algún punto de la temperatura de ese material se liberaba bisfenol-A, componente que, según algunos autores, es carcinogénico y mutagénico.Investigadores reportaron que tomaron muestras del pozo salival de pacientes que tenían la boca restaurada con resinas, las analizaron y vieron que sí había presencia de ese componente."Hay quien dice que la cantidad es mínima y que no ocasiona daño; para otros, aunque sea menor, sí lo provoca", explicó la universitaria.Detalló que por ese motivo "nuestra tarea fue buscar un nuevo material, porque hasta ahora las innovaciones sólo han consistido en mezclar el BisGMA con otro monómero para hacerlo más fluido, o se ha combinado con alcoholes para hacerlo más compatible con la humedad".El TMPTMA se ha utilizado en la industria para otros fines, como la fabricación de pantallas de televisión o computadoras, o bien como marcador biológico (lo que asegura que no es tóxico y no causa cáncer) y no había tenido uso en el campo odontológico.