Las orquestas de Jalisco asumen sus retos actuales al amparo de instituciones públicas y organismos privados que las apoyan en su viaje a la consolidación.El director de la Orquesta Filarmónica de Jalisco, José Luis Castillo, dijo que en este ensamble se apuesta por un modelo mixto donde “contribuya tanto el Gobierno como la sociedad civil”.Para el director de la Orquesta Higinio Ruvalcaba, Sergio Ramírez Cárdenas, “estamos en un momento importante en el desarrollo de la música en Jalisco”, pues, entre otras razones, el número de agrupaciones en la metrópoli es una muestra de que “ahora existe mucha colaboración y entendimiento entre diferentes proyectos de trabajo, lo que derivará en pocos años en un gran movimiento musical”.Para el periodista Jaime García Elías, la OFJ pasa por un periodo particular, ya que los cambios en el Gobierno, la llegada de la pandemia, la suspensión de temporadas presenciales y la ausencia de mecenas “hicieron que decayera un poco el nivel y, hoy día, diría que se mantiene como buena a secas”.El compositor jalisciense Juan Pablo Contreras dijo que el público “no se hace en un concierto, sino con constancia, trabajo y buena oferta” y ese es el desafío de las orquestas hoy: apostar por la “diversidad”. Jalisco cuenta con una larga tradición en cuanto a la ejecución musical a partir de ensambles de músicos, y fue en el siglo XX cuando la profesionalización alcanzó el establecimiento de orquestas formales que representaron calidad y opciones de trabajo remunerado para ejecutantes con formación profesional.En entrevista con EL INFORMADOR, José Luis Castillo, director titular de la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ); Sergio Ramírez Cárdenas, director de la Orquesta de Cámara Higinio Ruvalcaba, el crítico musical, Jaime García Elías y Juan Pablo Contreras, músico y compositor, hablan sobre la evolución, desafíos, las perspectivas de desarrollo de las orquestas y de la posibilidad de presentar como parte de sus repertorios la música contemporánea de compositores vivos locales. El director titular de la OFJ comenta que asumió su puesto actual convencido de que estaría al frente de “una de las mejores orquestas del país, por su trayectoria y repertorio”.Señala que como orquesta de fuera de la capital del país, el desarrollo de la OFJ “ha sido diferente, pues las orquestas fuera de la Ciudad de México tienen dinámicas distintas, como el centralismo cultural que puede afectar. Para el caso de la OFJ, creo que corremos el riesgo de replicar ese mismo centralismo, al menos en alguna escala, y su reto sería no atender a ese modelo para llevar la música al mayor espectro de público posible y tratar de llegar a todas las regiones de la entidad”.Sobre las secuelas del centralismo, Sergio Ramírez Cárdenas, al igual que el director de la OFJ, destaca a esta práctica como un factor que genera atrasos en el desarrollo de las orquestas, pues las aleja de las novedades artísticas o de los materiales (las partituras).Aunado a lo anterior, Castillo explica que para que las orquestas puedan subsistir es necesario aplicar modelos mixtos de apoyo, “en el que contribuya tanto el gobierno como la sociedad civil; —en la OFJ— el patronato de la orquesta y el gobierno estatal (a través de la SC); sin duda son sistemas de apoyo y difusión, pero no olvidemos que una orquesta no es sólo catalizador, también es detonante del fenómeno artístico, cuyos productos o actividades pueden ser replicados por otros ensambles en otros lugares. Y creo el siglo XXI va a pasar por un replanteamiento de la actividad orquestal, pienso que será el siglo de la transformación”. Castillo indica que otro de los grandes retos de los ensambles para su evolución es la integración de la música contemporánea a su repertorio, la cual “no es muy tocada por nuestros ensambles orquestales, por diferentes razones. Una de ellas es que la brecha entre creación e interpretación es cada vez mayor, hay repertorios que requieren un grado alto de ‘expertise’ o una orquesta de características específicas”.Ahora, la OFJ ha mostrado una voluntad enorme para programar música contemporánea de compositores locales, dice el director, “porque creemos que esa brecha es algo que nos compete, es importante que esta generación de músicos, que este momento orquestal marque una diferencia y trate de visibilizar el trabajo, sobre todo, de las compositoras”.Asimismo, detalla Castillo, “no se puede negar al público la posibilidad de escuchar música orquestal con independencia de cuándo o por quién fue compuesta. Esta es una orquesta pública y, desde lo que significa difundir la música, es importante abrir el espectro y no pensar por el público, que sean las personas que decidan qué les gusta más o menos. De ahí que la programación es importante y definitiva, cómo vamos construyendo el repertorio para ofertar música de la mejor manera posible”, explica.Cabe recordar que las agrupaciones orquestales, tal como las conocemos hoy día, nacen en el periodo Barroco como derivación de otros ensambles menores, y es en el Clasicismo (segunda mitad del siglo XVIII) cuando se establece la instrumentación y la conformación actual, aunque hubo que esperar hasta finales del siglo XIX para el perfeccionamiento técnico de sus instrumentos. Sergio Ramírez Cárdenas, no sólo es músico de profesión, también es pedagogo y gestor, por lo que algunos aspectos acerca de las orquestas y su historia no le son ajenos; así, para él “la OFJ es la orquesta emblema de la entidad, y una de las más importantes del país, no hay demasiadas en México que tengan esta presencia, son contadas”.De ese detalle, explica el director, “se desprenden otras cosas, como el papel de la educación musical que, en buena medida, se debe a que los músicos activos son también maestros, y mientras haya orquestas vivas que les den trabajo, habrá maestros de buen nivel en una ciudad como Guadalajara”.En ese sentido, en el Estado, “las nuevas tecnologías nos permiten acceder a las novedades musicales y las partituras casi desde cualquier parte donde haya conexión. Asimismo, la música que se hace aquí tiene representación de todas las corrientes estéticas a nivel nacional e internacional; desde la música histórica hasta el lenguaje de las vanguardias compositivas, porque los compositores viajan más y tienen acceso a estas experiencias y porque hay más información a nivel teórico en redes”.Sobre la relevancia de la tecnología en la música, el director de la OFJ recalca que “las nuevas tecnologías han contribuido a que se dé un enorme salto” en la evolución de las condiciones para la formación musical, “lo que ha sido de ayuda para los sitios descritos como ‘semilleros’ de talento, donde desde pequeños pueden recibir las bases de una preparación formal; ahora, eso no elimina la complejidad y lo costoso que resulta para muchas familias apoyar a sus hijos. En mi opinión, la idea es que haya cada vez más y mejores escuelas de música, del tipo y nivel que sea, que abarquen la geografía nacional o local”.Por su parte, el compositor jalisciense Juan Pablo Contreras agrega que las nuevas tecnologías “han sido esenciales, no sólo para conocer música clásica o de repertorio, sino música nueva”; aclara que cuando se fue a estudiar al California Institute of the Arts, se dio cuenta que “prácticamente no conocía ningún compositor vivo que escribiera en la actualidad (excepto, quizá, Daniel Catán). Y la tecnología sirve, en buena medida, para saber qué es lo que está ocurriendo con la música hoy día; para reproducir y escuchar mucho un repertorio que te interesa. Pero no es todo, yo aprendí a escribir música con papel y lápiz, del modo tradicional, pero es una maravilla toda la serie de programas que existen para hacerlo”.Sobre el momento que está viviendo la formación de músicos en el Estado, explica Cárdenas, que “estamos en un momento importante en el desarrollo de la música en Jalisco, porque hace algunos meses visitó la ciudad la Orquesta Sinfónica Infantil de México (conformada por niñas, niños y jóvenes de 12 a 18 años de edad), de cuyos 130 integrantes Jalisco estuvo entre los tres (con Nuevo León y el Estado de México) que aportaron más músicos. Esto significa que el desarrollo en la entidad es muy importante ahora”.Y a todo ello, siguiendo al director, “la cantidad de orquestas —independientes o no— que han surgido en los últimos tiempos en la ciudad es grande; desde proyectos como la de Lomas del Paraíso hasta la Juvenil de Zapopan, la Higinio Ruvalcaba, la Beethoven, la Gustav Mahler, la Sinfónica Juvenil de Guadalajara, en fin, una cantidad enorme de actividad orquestal, en todo nivel; si uno hace un recuento, es algo grande tan sólo en la Zona Metropolitana, no sólo por lo que ofrece al público sino porque están formando a los músicos del mañana, los que conformarán la siguiente generación de profesionales. Creo que es muy interesante y ahora existe mucha colaboración y entendimiento entre diferentes proyectos de trabajo, lo que derivará en pocos años en un gran movimiento musical”, agrega. La Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ), según se difunde en su sitio oficial fue fundada en 1915 en Guadalajara, por iniciativa de uno de los músicos más prolíficos de México, el compositor y director, José Rolón.Con 108 años de existencia, este ensamble orquestal es uno de los más importantes de México y América Latina. Su centenario lo celebró en el 2015, desarrollando una gira internacional.La OFJ es una institución activa, contemporánea y relevante en el plano musical formal. Ha sido aclamada tanto en nuestro país como a nivel internacional en lugares como: Corea del Sur, Estados Unidos, Berlín, Múnich y Viena. Además, la orquesta ha grabado para los sellos Sony Classical y Universal Music.Ha interpretado obras de compositores clásicos y contemporáneos mexicanos, como: Manuel M. Ponce, José Pablo Moncayo, Silvestre Revueltas y Juan Pablo Contreras.A lo largo de su trayectoria, la OFJ ha contado con la colaboración de destacadas personalidades, como: el pianista Jorge Federico Osorio, el tenor César Delgado, la pianista Daniela Liebman y el director Juan Carlos Lomónaco, entre muchos otros.También ha compartido lazos con: Luciano Pavarotti, Plácido Domingo, Sherrill Milnes, Rolando Villazón, Juan Diego Florez, Javier Camarena, Ramón Vargas, Maija Kovalevska, Anna Netrebko, Alfredo Daza, Elina Garanca, Charles Dutoit y Neeme Järvi, por mencionar algunos.José Luis Castillo es el actual director de la OFJ; a él lo precedieron: Jesús Medina Villareal, Marco Parisotto, Alondra de la Parra, Héctor Guzmán y Luis Herrera de la Fuente, entre otros. Para el tapatío Juan Pablo Contreras —creador de la obra “Mariachitlán”— radicado actualmente en los Estados Unidos, aquello que tiene que ver con ensambles orquestales en la entidad “ha cambiado mucho desde que comencé mi carrera, hace poco más de una década; ahora, con la orquesta con quien más tiempo he colaborado es la OFJ, que ha evolucionado, y en mi opinión es una de las mejores orquestas de Latinoamérica, con muchos músicos excelentes y muy jóvenes”.En este contexto, recuerda el compositor que sus inicios están en la Orquesta Juvenil de Zapopan, como violinista, “tenía doce años y era el más joven de la primera generación. Ahora, hay más orquestas y lo fundamental es reconocer que ha mejorado mucho la enseñanza musical; estudié violín en la juvenil de Zapopan pero no se compara el nivel con el que hay ahora en Guadalajara, lo que —creo— se debe a que muchos ejecutantes de la OFJ son también maestros universitarios y toman cursos en el extranjero o con maestros extranjeros”.Rememora el músico que estudió “composición con Hermilio Hernández, el organista de la Catedral de Guadalajara y director de la Escuela de Música de la Universidad de Guadalajara; él era un compositor consagrado que estudió con sacerdotes... Y con pocos maestros de composición, me decidí por ir a los Estados Unidos”.Y en este ámbito, al menos para quienes desean que sus piezas sean ejecutadas por ensambles orquestales, comenta Contreras, “es cierto que hay más oportunidades actualmente en el país, sobre todo para diferentes géneros; hay auditorios para todo tipo de música, pero siento que hace mucha falta convertir al compositor en parte de la orquesta, porque hoy día apenas va como invitado si estrenan sus piezas, pero existe la opción de contar con la figura (como en Europa) del ‘compositor residente’, que se vincula por temporadas con un ensamble para el que escribe y al que aconseja respecto de la música que se hace actualmente y lo que deberían conocer. Según yo, eso sólo existió por breve tiempo en la Sinfónica Nacional, pero no ha vuelto a aparecer en otra orquesta mexicana. Y eso porque uno como compositor casi está obligado a promover su propia música, solicitando que sea tocada”.De esta forma, “así como están mejorando las orquestas”, afirma el músico, “ojalá se den cuenta de que es una necesidad, porque una orquesta no puede ser un museo, requiere ser un ser vivo que evoluciona y, para eso, se necesita la perspectiva de las obras nuevas que están siendo escritas y que dan relevancia a la música sinfónica actual… Para mí el siguiente paso es que se tome en serio que haya compositores residentes, que sea un puesto cíclico, que cada dos o tres años entrara alguien nuevo. Sería increíble”.De hecho, en opinión de Cárdenas, esto “no lo veo tan difícil, es como contratar un instrumento más, y con ese sueldo estás escribiendo, pienso, una obra para la orquesta y, también, haciendo labor para atraer público, algo que a veces se pasa por alto, porque a veces no percibo esa ansia de crear público nuevo que interactúe con los músicos, jóvenes que conecten con la orquesta, eso me parece fundamental”.Y si pensamos de cara al futuro, establece el compositor, “se vale ser optimista; y si hablamos específicamente de Jalisco, tenemos a los mejores músicos del país; grandes teatros y buen público”.El director de la OFJ, José Luis Castillo, comenta que se debe trabajar para abrir la posibilidad de tocar la música que producen compositores locales en la actualidad: “Ya se están abriendo oportunidades, desde foros de música nueva hasta concursos donde se promueve la obra de jóvenes; hay mucho por hacer pero debe ser sin pausa, mantener una oferta y ser pacientes, porque el público no se hace en un concierto, sino con constancia, trabajo y buena oferta”.De esta forma, al contar con “un buen público”, concluye el músico, “Guadalajara merece que se le ofrezca música de todas las épocas; creo que esa atención se la ha ganado, si bien no a todo mundo le gusta la música experimental, pero hay público para ella. La diversidad en la oferta artística debe incluir tanto lo masivo como lo de poco público; sin ello no habría diversidad, que es vital para el desarrollo cultural de la sociedad”. Finalmente, uno de los proyectos de Juan Pablo es la Orquesta Latino-Mexicana que inició el verano anterior, con músicos de Guadalajara, e hizo posible la grabación de un disco con sus composiciones para Universal Music, “y la idea es convertirla, poco a poco, en una orquesta laboratorio para que compositores latinos puedan estrenar y grabar sus trabajos. Si se puede incluir a un compositor en la estructura de una orquesta, es posible también un crew de filmación para capturar cada concierto en alta definición (HD), y dejar registradas las presentaciones, ya que las grabaciones permiten que la música no se muera en el estreno”, finaliza. Para las personas que aún no han podido disfrutar de un concierto de música orquestal, un claro ejemplo es lo que se vivió el pasado 4 de febrero cuando la Orquesta de Cámara Higinio Ruvalcaba (OHIR) se presentó en el Conjunto Santander, donde ofreció su Gala de Ópera con la participación de la soprano Lorena Flores, el barítono Carlos López, la mezzosoprano Vanessa Jara y el tenor Ángel Ruz, así como el Coro de Cámara y el Taller de Ópera, ambos del Departamento de Música de la UdeG, todos bajo la batuta del director titular Sergio Ramírez Cárdenas.Puede que no haya Gala de Bel Canto sin su respectivo retraso que, aunque mínimo, ni impidió que el cierre de puertas dejara ver pequeñas zonas de vacío.Así, dio inicio el programa con una suite de Mozart y, acto seguido, las dos arias (quizá) más conocidas de Puccini, interpretadas por Flores y Ruz. Es probable que el orden se haya determinado para brindar al público una zona de confort auditivo, una sucesión que marcaron también Rossini (un aria de “El barbero de Sevilla” que le valió a López una ovación) y una pieza de Verdi para lucimiento del ensamble coral, que fue acompañado por las cantantes cuando tocó turno de interpretar a Offenbach y su popular “Barcarole”.Ahora, a pesar de atravesar -dicen- "un proceso de reestructuración", la OHIR ha cumplido con creces y tanto cantantes como los coros dieron su toque especial a una gala que se distinguió por la eficacia con que ordenaron su programa, de forma equilibrada y buscando agradar a la audiencia, con humor, cambios de vestuario, alternancia de voces y combinaciones de ingenio.Tras el intermedio, regresó la orquesta con obertura de Rossini, arias de Mozart y se incorporan temas de Bizet (3) para cerrar con ánimo brioso la velada. Y si la OHIR merece felicitaciones -al igual que el ensamble coral- la noche se la llevaron los intérpretes, de calle. Voz del experto Jaime García Elías, crítico musicalA lo largo de más de cinco décadas de quehacer periodístico, Jaime García Elías ha destacado en medios impresos, la radio y las plataformas digitales, continúa como un referente del análisis, trátese de lides políticas, el deporte o las artes, dentro de las cuales ha dedicado décadas al disfrute y revisión de las orquestas en la ciudad y, por ello, en esta ocasión EL INFORMADOR charla con el experimentado periodista acerca del tópico.Pero hablar de los ensambles musicales en Jalisco es, lo sabe el columnista, “un poco difícil, porque se puede hablar de la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ) —antes Sinfónica de Jalisco— ha mantenido una trayectoria un tanto irregular, a lo largo de más de 100 años de historia, y la escucho casi desde que llegué a la entidad, hace poco más de 60 años, desde los tiempos en que la dirigía Helmut Goldman (después vino Eduardo Mata y luego Kenneth Klein, y así hasta llegar a los actuales)”.Aunque, recuerda García Elías, hubo otra orquesta en aquellos años, “a la que llamaban Sinfónica del Noroeste y que acogió la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), que dirigía Luis Jiménez Caballero; tocaban también en el Degollado, pero después de algunos años se fue de la ciudad, no echó raíces”. Asimismo, “ha habido otros intentos de formar otras orquestas, sobre todo juveniles; hace unos 10 años, cuando la Dra. Vachez era secretaria de Cultura, se promovió la formación de dos orquestas de este tipo, una se llamó José Pablo Moncayo y la otra, José Rolón; la idea era que músicos profesionales tuvieran oportunidad de tocar y también jóvenes estudiantes de música. Hoy queda, como juvenil, la orquesta de Zapopan”.Por otra parte, hubo otro “intento” de Guillermo Salvador, refiere García Elías, “de dar vida a la Orquesta Sinfónica de Zapopan pero no duró mucho. Por eso creo que la presencia de este tipo de ensambles ha sido más bien errática, y la OFJ es la que ha permanecido, con etapas de regulares a buenas (no diría de ninguna que ha sido mala), y ya en los años setenta —si mal no recuerdo— se incorporó a la orquesta un buen número de músicos europeos, sobre todo de Europa del Este, y creo que levantaron un poco el nivel de la agrupación”.Antes de esa época, sin embargo, la orquesta “se sostenía entonces con músicos, principalmente, de Jalisco”, detalla el crítico de música, “pero había pocos sobresalientes, entre los que recuerdo a Arturo Javier González (chelista), Salvador Zambrano (concertino por años de la sinfónica), Antonio Yáñez (violinista), Manuel Mateos (oboísta) y Arturo Espinoza (timbales)”. Ahora bien, ya después de ese periodo y la “estabilidad” cuando se unen al grupo los músicos europeos, relata García Elías, “llegó el tiempo del canadiense Marco Parisotto, cuando Vachez era titular de la Secretaría de Cultura Jalisco y Gómez Poulat administrador de la OFJ; ellos le dieron una sacudida muy polémica a la orquesta, porque representó la jubilación forzosa de algunos músicos (algunos demandaron y otros fueron reinstalados)”.En esta etapa, “llegaron a la OFJ músicos venezolanos y algunos europeos (de Italia o Portugal), y le dieron un buen levantón a la orquesta. En ese tiempo tocaron un ciclo completo de Beethoven y casi uno de Mahler; de hecho, la Fundación Mahler les extendió un diploma donde califica como ‘la mejor orquesta de México’ a la agrupación, algo discutible pero creo que en ese tiempo, el nivel mantenido de regular a bueno, dio un salto a muy bueno en la era del director canadiense”.Después de Parisotto, comenta García Elías, “con los cambios en el gobierno, la llegada de la pandemia y la suspensión de temporadas presenciales en el teatro, la ausencia de algunos mecenas, todo eso hizo que decayera un poco el nivel y, hoy día, diría que se mantiene como bueno a secas. En esas estamos actualmente”. En cuanto a la Orquesta Higinio Ruvalcaba, que hospeda la Universidad de Guadalajara (UdeG), el columnista asegura que, “la difusión de sus conciertos es limitada. Ahora, el nivel de la Higinio Ruvalcaba se sostiene con músicos locales y eso la limita”.Dicha limitación, detalla García Elías, “se debe a que el nivel de estos músicos es irregular, y lo es por una razón simple: casi ninguno se puede dedicar por completo a la música clásica, de concierto, la mayoría tiene que dedicarse al ‘almuerzo’, como se le llama, esto es, a andar tocando en bodas o bailes, y eso les limita el crecimiento al que pueden acceder en una sinfónica”.Otro detalle limitante son los escenarios, porque —comenta el analista— “el Degollado tiene un público cautivo, los mismo que PALCCO, pero los intentos que se han hecho por sacar a las orquestas a otros municipios del Estado para crear nuevos públicos han sido esporádicos e inconstantes, no creo hayan permitido que eche raíces el gusto por la música de concierto en otros lugares, ni que haya contribuido a una elevación de nivel del público en Guadalajara”. CT