Silvia, Jorge, Kevin y Rodrigo forman parte de una larga lista de enfermos que han requerido del trasplante de órganos para no morir. En todos los casos hay factores comunes: faltó una mayor cultura de donación para recibir una atención más rápida, pero también más infraestructura médica y hasta recursos humanos para acelerar los procedimientos en los hospitales públicos.En Jalisco son cinco mil 284 las personas que aguardan por un trasplante de órganos, de acuerdo con el Consejo Estatal de Trasplantes de Órganos y Tejidos (CETOT), al corte de septiembre pasado. El problema es que la espera por un donador cadavérico puede prolongarse hasta cinco años. En ese tiempo, explica Marco Covarrubias, jefe de la Unidad de Trasplantes del Hospital Civil “Fray Antonio Alcalde”, el cuerpo se sigue deteriorando, lo que puede ser mortal.Tras dos años de espera y tratamientos de hemodiálisis, Jorge recibió un nuevo riñón. Una mujer de 20 años tuvo una muerte cerebral y su familia decidió donar los órganos: el corazón, dos riñones, el hígado, dos pulmones y un páncreas. En total, siete personas se vieron beneficiadas, entre éstas Jorge.Además de aumentar la cultura de la donación, Araceli Cisneros Villaseñor, jefa de Enseñanza, Evaluación e Investigación del CETOT, remarca que es necesaria la construcción de más infraestructura, licencias y personal especializado, a fin de incrementar los trasplantes efectivos y evitar más muertes.De la lista en espera en Jalisco por un órgano, cuatro mil 173 pacientes pretenden un trasplante de riñón. Es el más requerido.Los expertos alertan por el incremento de estos padecimientos entre los jóvenes. Silvia, por ejemplo, sufrió insuficiencia renal a los 18 años. Sus riñones dejaron de crecer y tuvieron que aplicarle hemodiálisis. Su mamá le donó un riñón y sobrevivió.Aunque los aspirantes a someterse a un trasplante de riñón pueden vivir con diálisis y tienen más posibilidad de una donación, los que esperan un hígado están condenados a la muerte si no se acelera su procedimiento, pues ese órgano necesariamente debe provenir de un cadáver.Especialistas recuerdan a la población que deben tener confianza en los protocolos de donación de órganos, pues los cuerpos se tratan con dignidad, respeto y cuidado. Recuerdan que no hay límite de edad para ser donante, lo que importa es la salud.Pacientes en espera en JaliscoRiñón: 4 mil 173 Córnea: Mil 076 Hígado: 31 Otros: 4 Total: 5 mil 284GUÍALa donación¿Qué es?Consiste en la remoción de órganos o tejidos del cuerpo de una persona que ha muerto recientemente o de un donante vivo, con el propósito de realizar un trasplante a otra persona.¿Cómo ser donador?Hay dos tipos de donación:Tarjeta de donador voluntario, que otorga el consentimiento expreso para donar órganos, tejidos y células después de la muerte.Donación tácita, que es cuando un posible donador no manifestó en un documento la negativa para que, después de su muerte, sus órganos sean utilizados para un trasplante, aunque requiere del consentimiento del cónyuge o familiar a cargo.¿Dónde se obtiene?La Tarjeta de donador voluntario se puede tramitar vía electrónica en la página del Centro Nacional de Trasplantes. También en la página del Consejo Estatal de Trasplantes de Órganos y Tejidos en Jalisco.¿Cuál es el costo?Ser donador o ingresar a la lista de espera de una donación no tiene costo¿Cuáles son los principales órganos?Los órganos más donados son el riñón, el hígado, el corazón, el páncreas, el pulmón y el intestino.Además de los órganos, también es posible donar tejidos, como la médula ósea, los huesos, los tendones, la piel, el tejido ocular y las válvulas cardíacas.Tras dos años de espera y tratamientos de hemodiálisis, a Jorge Salazar le trasplantaron un riñón para aliviar la insuficiencia renal que padecía. Sin embargo, Marco Covarrubias, jefe de la Unidad de Trasplantes del Hospital Civil “Fray Antonio Alcalde”, explica que, cuando el donador está vivo, la espera es relativamente corta: entre dos y cuatro meses. El problema es esperar por un donador cadavérico: puede llevar de dos hasta cinco años.Los datos del Monitoreo de Indicadores del Desarrollo de Jalisco (MIDE) y del Consejo Estatal de Trasplantes de Órganos y Tejidos (CETOT) comprueban lo anterior: la lista de quienes requieren de un órgano es de cinco mil 284 personas al corte de septiembre de este año, pero sólo realizan mil intervenciones cada año (por lo menos desde 2015).Los problemas en el riñón le ocasionaron a Jorge una anemia, un sabor metálico en la boca, hipertensión, problemas de hígado y hasta de cerebro. Todo eso le detonó una parálisis. Le tenían que dar de comer en la boca.Mientras cualquier enfermo espera por un nuevo órgano, el doctor Marco Covarrubias explica que el cuerpo se sigue deteriorando y puede ser mortal.En el caso de Jorge, el riñón que necesitaba llegó cuando una joven de 20 años tuvo una muerte cerebral y su familia decidió donar los órganos. Con ello no sólo le salvó la vida a él, sino a otras seis personas, según Araceli Cisneros Villaseñor, jefa de Enseñanza, Evaluación e Investigación del CETOT: donó el corazón, dos riñones, el hígado, dos pulmones y un páncreas.Además, señala que los pacientes que esperan un riñón, que a la fecha son cuatro mil 173, por lo menos pueden vivir con diálisis y tienen más posibilidad de una donación. Por el contrario, los que esperan un hígado tienen menos probabilidades de sobrevivir, pues no cuentan con un tratamiento ni se puede donar de una persona viva, a menos que sea una parte de adulto a un niño.Por otro lado, Araceli Cisneros Villaseñor resalta que, además de la falta de infraestructura, licencias y personal especializado, otro de los recursos faltantes es el conocimiento sobre la donación, pues uno de los primeros criterios para donar cuando alguien fallece es que sea muerte cerebral.“Si el cerebro está muerto, de ahí partimos. De lo contrario, aunque quieran los familiares no podemos proceder”.También hace falta que se conozca que todas las personas son potenciales donadoras. Y que se debe conversar con la familia para que, cuando mueren, quien se encargue concrete la donación.En el Consejo ya trabajan en la concientización, sobre todo cuando existe la necesidad de que un fallecido sea donador. “Podemos gastar millones de pesos en anuncios y traer hasta a (Lionel) Messi, pero lo más efectivo para tener más donaciones es que la gente sea consciente de la necesidad de otras personas de vivir”.Aunque Kevin ya tenía 20 años, sus riñones sólo crecieron cuatro y siete centímetros, en lugar de 14 cada uno.Los síntomas comenzaron cuando dejó de ejercitarse: cansancio, sueño, mareos, dolor de cabeza y una debilidad tal, que el día que tocó fondo fue cuando no se pudo levantar del asiento para pedir la parada de camión.Después de varios exámenes le diagnosticaron una insuficiencia renal severa. Necesitó hemodiálisis y un trasplante.Gracias a que Fabiola, su mamá, era compatible, sólo esperó ocho meses. Sin embargo, de no haber sido por ella, la espera de Kevin pudo ser más larga, ya que hasta septiembre de este año había cuatro mil 173 pacientes en la lista por un riñón (de los cinco mil 284 totales). En otras palabras: ocho de cada 10 esperan un riñón.Marco Covarrubias Velasco, jefe de la Unidad de Trasplantes del Hospital Civil “Fray Antonio Alcalde”, explica que muchas personas aún creen en el mito de que tendrán enfermedades en el futuro si donan órganos.“Pero estudios demuestran que un donante, a largo plazo, bien estudiado y con el seguimiento adecuado, no tiene mayor riesgo de desarrollar una enfermedad renal que la población en general, porque además cualquier enfermedad se puede detectar temprano en las revisiones y se puede modificar su curso”.Por su parte, Kevin acentúa que “mucha gente tiene ese miedo de que si dona ya no puede hacer una vida como antes. Mi mamá no, ella hace su vida completamente normal”.Luego del riñón, las córneas son el siguiente órgano con más peticiones y donaciones en Jalisco. Hasta septiembre de este año se documentan mil 076 pacientes en espera y suman 177 donaciones.En contraparte, el corazón es el que menos se trasplanta. Este año hay sólo uno, al igual que el páncreas.Araceli Cisneros Villaseñor, jefa de Enseñanza, Evaluación e Investigación del Consejo Estatal de Trasplantes de Órganos y Tejidos, indica que buscan aumentar la donación mediante la conciencia de la gente.TESTIMONIOEn diciembre de 2016, Javier comenzó con problemas renales, así que se atendió en un hospital privado, donde le dijeron que necesitaba un trasplante de riñón.El proceso para obtenerlo fue rápido, pues comenzó con el trámite en diciembre y, para abril de 2017, ya tenía un nuevo órgano en su cuerpo (trasplantado por un donador cadavérico). Sin embargo, a los 15 días su cuerpo lo rechazó.Fue así que, después de la recuperación y del tratamiento, habló con su familia porque necesitaba un nuevo donante. Leticia, una familiar, se ofreció inmediatamente para dar su riñón.“Hice una cita y salimos compatibles por el tipo de sangre, así que le hicieron estudios a ella para saber que estaba bien y después pasó de nivel, pero cambiamos de un hospital privado al Centro Médico del Instituto Mexicano del Seguro Social”.Después de esos estudios vinieron más. Cardiología, neurología y psiquiatría fueron algunos, junto con citas con el nefrólogo, quien se encargó del proceso.Finalmente, Javier fue internado para un tratamiento previo, mientras que su donante llegó el 20 de agosto de este año, dos días antes de la operación, aunque no pudo verla hasta ese día, cuando los aislaron en el mismo cuarto.“No he tenido complicaciones. Estuve siete días en terapia. Luego tienes que pasar tres meses en casa, aislado”.Hoy tiene 28 años de edad y se encuentra en el proceso de recuperación, por lo que no puede tener contacto físico con nadie: “Sólo para mis citas tengo contacto con el mundo exterior, pero sólo visual, pues nadie me puede tocar”.A Silvia López le diagnosticaron insuficiencia renal a los 18 años, pues según los doctores, sus riñones dejaron de crecer y a su edad ya les era imposible seguir funcionando.Tuvieron que aplicarle hemodiálisis para después trasplantarle el riñón que le donó su mamá.Primero fue en un hospital privado; luego, por los costos y la recomendación del mismo doctor que la atendía, pasó al Centro Médico del IMSS.Fueron ocho meses de espera para hacer el protocolo. Muchos análisis los hizo fuera del Seguro Social para más rápido. “Es relativamente fácil encontrar un riñón compatible. El problema es tener el dinero para los medicamentos cuando se hace en el hospital privado”.Al mes, los medicamentos cuestan 25 mil pesos y se tienen que tomar toda la vida. Aunque en el IMSS se los regalan, siempre tardan hasta cinco días en llegar y, hace un año, los tuvo que comprar dos meses porque no llegaron.“Yo los puedo pagar, pero hay muchos que no y su cuerpo comienza a rechazar el órgano”.Silvia tiene 28 años de edad y señala que cada mes les dan medicamentos de diferentes laboratorios, en lugar de patentes, lo cual hace que muchas personas presenten niveles altos de toxicidad y tengan el riesgo de rechazar el riñón o tener problemas de infección.“No me quejo del Seguro Social, sólo peleo la calidad de los medicamentos. Ahora he tenido que juntar firmas para que nos den medicamento de patente porque aquí lo cambian de laboratorio cada mes”.Rodrigo Miramontes es piloto aviador comercial, pero cuando se realizó las pruebas médicas para trabajar en lo privado se enteró que su presión estaba alta, así que se la siguió revisando dos semanas más hasta hacerse nuevos estudios.Cuando llegaron los resultados le llamaron de urgencia porque estaban mal, pero como era tarde tuvo que esperar al día siguiente para ir al especialista.El nefrólogo fue quien le dio la noticia: aunque se sentía bien, su riñón estaba muy mal, necesitaba hemodiálisis de emergencia y un trasplante de riñón.Tras cumplir con el protocolo, su tío le donó un riñón y ahora tiene una mejor vida a sus 24 años.“Después fueron muchos cambios. Una semana estuve encerrado en el hospital, sin casi nada de visitas. Luego tres meses en casa encerrado”.Para su tío fue diferente: dos días después de la operación lo dieron de alta y luego ya estaba tan bien que pudo volar a la Ciudad de México, donde trabaja.Sin embargo, ambos deben continuar con revisiones de por vida para prevenir o aliviar cualquier enfermedad.LA VOZ DEL EXPERTOMarco Covarrubias Velasco (jefe de la Unidad de Trasplantes del Hospital Civil)Para aumentar las donaciones hace falta más equipo en los hospitales, como máquinas especiales para detectar muertes cerebrales, pero también las habitaciones acondicionadas y que expidan las licencias. Y, sobre todo, personal especializado, refiere Marco Covarrubias Velasco.“Hay puntos débiles en la donación que tienen que ver más con la infraestructura que con la actitud de la gente. Pero sin donante no hay trasplante, así que todo lo que afecte la generación de donadores afecta todo el proceso, pues disminuye la disponibilidad de órganos y tejidos”.Un ejemplo es que muchos hospitales sí tienen potenciales donantes, pero administrativamente no tienen licencia. “Se debe tratar de gestionar el mayor número de licencias de donación en hospitales que deberían ser generadores de donaciones”.Hay otros que no tienen infraestructura para la precisión de la muerte encefálica, que es un requisito indispensable.“En el Hospital Civil eso no es problema, pero hay algunos dentro y fuera de la ciudad en los que no están disponibles las pruebas, como encefalogramas las 24 horas, para proceder a los trámites de abordaje de algún donador”.Resalta que hay otros retos relacionados con el control adecuado que lleva el paciente, que tenga acceso a los medicamentos que evitarán que rechace el órgano, pero que tienen altos costos. Y no todos son cubiertos por los diversos sistemas de salud.Jalisco, tercer lugar en clínicasEn junio de este año, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) advirtió que se habían realizado mil 325 trasplantes a nivel nacional, pero la donación cadavérica era más baja.Por ello, Roberto Carlos Ortiz Galván, jefe del Servicio de Trasplantes del Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional Siglo XXI, invitó a la sociedad a donar sus órganos en caso de muerte cerebral para dar una segunda oportunidad a quien lo necesite.Resaltó que una persona con diagnóstico de muerte cerebral puede dar a otra un riñón, el hígado o la córnea para recuperar su vida.“En el país no hay una cultura de donación, ojalá se entendiera más… que la gente se decida a donar sus órganos cuando ya no los necesita”.Por su parte, Araceli Cisneros Villaseñor, directora de Enseñanza, Evaluación e Investigación en el Consejo Estatal de Trasplante de Órganos y Tejidos, subrayó que la donación es cíclica. Por ejemplo, “ahorita estamos igual que en septiembre del año pasado”, en el caso de Jalisco.Reconoció que son muchos los pacientes en espera. Y lo más grave es cuando no tienen acceso al Seguro Social.Tráfico de órganosEs necesario un proceso en hospitales altamente equipados y se requieren dos licencias especializadas, por lo que es casi imposible traficar con órganos.AbusosSolamente el donador o su familia pueden autorizar este proceso.PosibilidadesEn los hospitales, la prioridad es salvar la vida del paciente, sea donante o no.Sólo después de que todos los métodos para salvarle la vida fallaran, la donación se convierte en una posibilidad.ProtocoloEl cuerpo se trata con dignidad, respeto y cuidado. No se entrega destazado, como muchos creen.EdadPara ser donante no hay límite de edad, lo que importa es la salud y, en caso de muerte, la condición de sus órganos.ComaMuchas personas creen que, si es donante, al entrar en coma podrían sacarle sus órganos.La realidad es que la mayoría de los donantes de órganos fallecidos son pacientes a los que se les declaró muerte cerebral y ésta no es lo mismo que un estado de coma.TELÓN DE FONDOLa comunidad jalisciense poco a poco se aleja de los mitos y tabús en torno a la cultura de la donación de órganos.El Consejo Estatal de Trasplantes de Órganos y Tejidos (CETOT) está presente en cada procedimiento, garantizando que los pacientes y sus familias tengan la garantía de que se trata de un proceso “vigilado”.La estrategia aplicada en Jalisco para incentivar a los ciudadanos a convertirse en donadores ha dado éxito. ¿La prueba? Mientras en 2014 se contabilizaron 51 donadores cadavéricos, en 2015 la cifra creció a 103, el doble.Para lograrlo, las autoridades en la materia emprendieron el programa “Hospital Donante”, que compromete a todos los núcleos médicos a fomentar los beneficios de la donación y generarla como parte de sus objetivos centrales. Hoy, los resultados son mayores.Aunado a ello, existe una supervisión permanente en los hospitales con licencia para practicar trasplantes. En otras palabras, ninguna donación se realiza a la arbitrariedad del médico o sin documentación previa.Las listas de espera crecen a un ritmo acelerado en comparación con los procedimientos que se practican para reducirlas, pero hay un incremento en las personas que deciden donar.El otro reto es que las personas dejen en claro ese deseo a sus familias para que éstas lo respeten y donen sus órganos cuando mueren.Actualmente, Jalisco se encuentra en los primeros lugares a nivel nacional en el porcentaje de donación.Entre las metas está mejorar la calidad de vida de los pacientes que esperan un trasplante.TendenciaSigue: #DebateInformador ¿Usted donaría sus órganos y tejidos tras su muerte?Participa en Twitter en el debate del día @informador