GUADALAJARA, JALISCO (26/NOV/2016).- Cuando tenemos miedo, rabia, excitación, nuestras glándulas adrenales liberan una substancia química que nos aumenta la presión sanguínea, abre los conductos respiratorios e incrementa la comunicación entre nuestras neuronas, produciendo un estado de alerta absoluto. Esta sustancia se llama adrenalina y se puede conseguir de varias maneras, una de ellas es conducir un BMW M2.Para un auto que mide 4.46 metros de largo total, tener un peso de 1,595 kilogramos suena a mucho. Pero cuando ese coche tiene a su disposición 370 caballos de fuerza, vemos que cada uno de esos caballos solo tienen que cargar con 4.3 kilogramos. Por esto el auto llega a 100 km/h en 4 segundos y es capaz de seguir acelerando hasta que el velocímetro delante de nuestros ojos marque 280 km/h. En ese instante el cuerpo del conductor estará procesando la adrenalina generada por sus glándulas y en su cara habrá músculos tensos por la sorpresa o una sonrisa amplia, genuina, casi infantil, que alguien en ese estado sólo es capaz de lograr si ya se acostumbró a ese tipo de emociones.El M2 es un auto tecnológicamente muy avanzado. Su motor de 6 cilindros en línea cuenta con una turbina que le ayuda a que su potencia alcance ese nivel tan alto que vemos en la ficha técnica. La electrónica ayuda a controlar el manejo y a mantenerlo en la trayectoria, al igual que a dosificar el frenado para obtener la mejor respuesta posible según la necesidad. En ciudad, la máquina se detendrá en los semáforos para mejorar el consumo de gasolina y la caja de velocidades logra hacer los cambios más rápidamente que el hombre, mejorando los tiempos de respuesta comparados al mismo auto con caja manual.Pero en la práctica el M2 es un auto con, digamos, un carácter simple. Es un cupé compacto, con mucha fuerza en las ruedas traseras y una dirección rápida y precisa. Cualquiera que haya conducido un auto con esas características sabe que no es sencillo domarlo. El M2 es un animal salvaje, que responderá mucho mejor a comandos suaves que a movimientos bruscos.Doble personalidadLos mejores pilotos saben que la suavidad es con frecuencia el camino más corto hacia los buenos tiempos en una pista. Aceleraciones fuertes con el volante fuera de su posición central, incluso un poco, harán que la física derrote a la electrónica y la trasera del M2 se ponga a patinar como si celebrara la Navidad en el Rockefeller Center. Al contrario de algunos de sus rivales, el M2 exige conocimiento, técnica, costumbre de conducir autos rápidos. El que cumpla con sus caprichos tendrá el reino de los cielos automotrices en sus manos. Y pies. Porque este es un auto con el que se hace curvas también con el acelerador.Su tamaño reducido lo hace muy bueno en las curvas. Es ágil como pocos y la fuerza en las ruedas posteriores obliga a que haya tracción todo el tiempo en ellas, así que hay que olvidar la instintiva reacción de quitar el pedal del acelerador y presionar el freno cuando sentimos que entramos más fuerte de lo que debimos a una curva. La medicina aquí es mantener el acelerador presionado y usar el volante para encontrar el equilibrio perfecto entre las fuerzas de empuje y las centrífugas que nos mandan hacia fuera. Es la búsqueda del punto G que al contrario de la supuesta zona erógena femenina, es más sencillo de encontrarse en un coche cuando se refiere al poder gravitacional al que el auto y sus ocupantes son sometidos cuando queremos divertirnos.Sobra hablar de los buenos materiales, puesto que un vehículo que cuesta 1.1 millones de pesos debe tenerlos por descontado. Es demás decir que es un auto individualista por sus dos buenas plazas delanteras y por sus dos únicas puertas. Sí, hay cajuela amplia. Hay también un espacio razonable en la segunda fila para dos personas, no tres, puesto que la consola central posterior impide que se cometa la insensatez de transportar a un quinto pasajero. Por último, no hay quemacocos, lo que los entusiastas agradeceremos a BMW por no poner peso en el lugar que más afectaría el magníficamente bajo centro de gravedad del M2.Sí, hay mucho de tecnología, pero en su esencia el M2 aún es un auto puro. Motor frontal, tracción trasera y poder suficiente. Los hay más rápidos, incluso en la misma marca como el M4 o el M5. Pero esa es una velocidad que satisface a los matemáticos, porque los que preferimos las sensaciones producidas por un gran coche, nos quedamos con este chico, toda la vida.