Mujeres que dejan huella

GUADALAJARA, JALISCO (31/DIC/2010).-  Quiero en lo personal desearles este año nuevo 2011, que la vida nos traiga más sosiego, bonanza y como prioridad… la salud.

Y para aquellos a quienes los aqueja algún sufrimiento físico, acogerse a las oraciones, que Dios es el mismo para todos.

Vivimos en una era estresante y frívola, dejando a un lado los valores y secando el alma. No se trata de religión, sino de principios básicos de ética, tan esenciales a la sensibilidad del hombre. Y, por ende, tan necesario para hacer de este México un país más armonioso y generoso para todos.
Una sonrisa no cuesta nada, una amabilidad, un saludo, dejar pasar el carro que está obstruyendo, no estacionarte en las rampas de los discapacitados, estas pequeñas cosas multiplicadas por todos hará que encuentres muchas caras amables.

Vivimos tan apresurados que no tenemos tiempo de pensar en los demás, y cuando la vida te cobra la factura por tu falta de afabilidad, urbanidad, caridad; si no lo hicimos, nos encontraremos solos. Nunca es tarde para iniciar estas cortesías que darán sentido a nuestras vidas y calor a los demás.
Ayudar económicamente con un óbolo a quien tiene menos que nosotros, y serán miles y miles quienes están necesitados de esta gracia. Fomentar las Instituciones de Caridad con nuestros aportes,  creando más espacios para los necesitados de cualquier condición.

Con cuánta gratitud veo terminar este año,y  no dejo de darle gracias a Dios por un año más de vida, y que junto a mi esposo e hijos, mis hijos políticos, que los quiero como propios, ellos me dieron mis siete nietos que adoro.

Gracias innumerables recibimos a diario y no las vemos, nos acostumbramos tanto a vivir con ellas que por eso pretendemos más.

Cuando estoy alejada de mis prácticas religiosas y mis espacios donde me nutro de sobriedad, mi vida empieza a lamentarse por falta de estabilidad.
¡Qué urgente es para mí, para ti, para todos, vivir sin adicciones! Si cada quien tratara de no consumir por un día, y así día  tras día, tendríamos todos una vida de mesura.  Y nuestras familias, si no las hacemos más felices, por los menos dejarán de sufrir por nosotros. Todo el círculo ambiental se descompone, se lastiman aproximadamente unas 20 personas a nuestro alrededor. Dejemos de hacer sufrir a los demás… y por ende, dejaremos de sufrir nosotros también. El adicto no goza: SUFRE.

El derrotarte ante las adicciones, es la mejor opción de vida, porque finalmente éstas terminarán con nosotros.

Me recuerda esta frase de Jorge Luis Borges, que dice: “Hay derrotas que tienen más dignidad que las victorias”. Ésta es una de ellas.

Deje de sufrir, esta es una enfermedad incurable y mortal por necesidad. Nadie se salva de ella, quien inicia una copa… mil no le bastarán. Rezar esta plegaria es una ayuda:

“SEÑOR, concédame SERENIDAD para aceptar lo que no puedo cambiar,  VALOR, para cambiar lo que sí puedo y  SABIDURÍA, para distinguir la diferencia. SÓLO POR HOY…”.