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Suplementos | Por Maya Navarro de Lemus

Mujeres que dejan huella

Martha Cuellar de Dios Cuevas, Día del niño

Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA, JALISCO (30/ABR/2010).- Marthita es una hija de Dios, y lo trae implícito en su apellido, no sufre ni padece, tiene una discapacidad y vive con ella rodeada de amor por los suyos. Ya es mayorcita, pero yo sigo recordándola como niña, por que estos nunca pierden ese don: vivir como niños. Es recurrente nombrar a  Jesucristo en uno de sus mensajes más hermosos: “El que sea cómo niño entrará al Reino de los Cielos”.

No sé porque solemos ver con ojos de misericordia y a veces con  lástima como si algo les faltara de lo que nosotros tenemos, y creo no es así, ellos nos ganan por mucho, y en muchas cosas, primero tienen asegurado un lugar especial cerca de Dios. Viven sin darse cuenta con exactitud de este mundo lleno de crímenes y voracidad. Me apenan más los adictos que los que sufren una discapacidad, porque a los otros se les dio la oportunidad de recuperarse… con sólo quererlo, y no lo hicieron…estos sí son dignos de lástima.

Marthita es queridísima de su padre, su madre Martha vive para ella, de esta estrecha relación da cómo fruto una familia sensibilizada por los que tienen alguna discapacidad, haciendo que su padre, José Luis Cuellar de Dios, sea un destacado mecenas en todas las obras altruistas, y guía experto para padres de familias con seres queridos en esta situación.

El entorno de Marthita es acogedor, todo gira alrededor suyo, teniendo cada quien sus espacios, pero parece el centro del universo estelar de su padre, quien te habla de toros, de libros o de Marthita. Nos vemos frecuentemente a la salida de misa, y en estos tres tenores versa nuestra conversación, siempre despidiéndose con rapidez porque ya se va con ella, que está resguardada en la “Cueva” de  mamá. Cuantos simbolismos lleva Marthita en sus apellidos. En ocasiones la lleva a misa y no le gusta que su padre se le separe un sólo rato. Adora a Pepe su hermano.

A mi estos niños nos hacen el favor de despertarnos de la cómoda modorra en que vivimos, en concientizarnos y, tener la responsabilidad que como ciudadanos  tengan sus propios espacios, no invadiéndoselos, no faltarles jamás al respeto, si no merecernos todo el respeto. Hablo de cualquier discapacidad: psicomotriz, down, parapléjicos, con retraso mental, y miles de otras necesidades humanas que también entran en la discapacidad… como la vejez.

Recuerdo cuando me contaron el viaje de Marthita a Puerto Vallarta y lo que había disfrutado el mar y su malecón, es de pelo chinito y negro, alta, y con una vida llena de actividades. Yo me pregunto, ¿por qué no hay en los altares niños como estos? Merecemos tener de estos santos, sus mentes son  más sanas y sus almas más puras. Yo la conozco desde pequeñita, y sigo apegada a seguirla viendo como niña…aunque Pepe su padre con amor le dice: “Que es su muñeca rota”.
Los quiere Maya.
mayalemus@hotmail.com

* Pepe su padre la describió como su muñeca rota. Yo la conozco desde pequeñita, y sigo apegada a seguirla viendo como niñita. Yo la conozco desde pequeña y sigo apegada a seguirla viendo como niña.

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