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Mujer al volante

''Franeleros'' vs. Valet parking. Pequeñas diferencias

Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA, JALISCO (22/MAY/2010).- El tema ha vuelto a ponerse en boga, con la idea de regularizar a los “franeleros”. En las cenas con los amigos y en la oficina, ha sido toda una sensación. Desde luego hay dos grupos. Bueno, tres: los que apoyan la regularización; los que no y los que se quedan en silencio, escuchando con atención los acalorados debates que esto ha suscitado. Lo que hay que agradecer a la clase política, es que siempre nos da de que hablar.

Volvamos a los “franeleros”. En este tema, las opiniones son variadas. Algunas de ellas se enfocan exclusivamente en los puntos malos y rayan en la intolerancia y el señalamiento al hecho (delito). Al otro extremo están los que prefieren pagar, pero contar con un lugar de estacionamiento en donde el auto, además, queda “seguro”.

Los argumentos que presenta la parte en contra son que los franeleros tienen secuestrada la calle, que son grupos de delincuentes abusando de la afluencia de vehículos para incrementar sus ingresos y desde luego, el poder de esto a lo que ellos denominan “mafia”.

Claro que si nos ponemos a analizar el punto con esas razones, el temor es real, y en verdad nadie quisiera ser cómplice de semejante atropello.

Por otro lado, están aquellos que cumplen las normas y las formas, y que también tienen secuestrada la calle y nuestro bolsillo, claro pero con letrero de Valet parking, grande y oficial. Y ahí ni quién diga nada. Dejaron el sistema de la franela y ahora te cobran por manejar tú auto y estacionarlo. No se hacen responsables por robos a pertenencias ni a daños. Tampoco te aseguran el robo del mismo. Además, cobran más caro que un franelero.

La reflexión me llevó a recordar el día que fui a comer a un restaurante en avenida México —de esos famosos, que siempre están llenos— y bueno, llegué y vi un lugar de estacionamiento que me quedaba mandado a hacer, cuando un sujeto –bien uniformado de valet- saltó a mi paso y me prohibió que me estacionara, alegando que ése era un espacio exclusivo del valet. Desde luego insistí en que iba al restaurante y su respuesta fue la misma: “Éste es un lugar para el valet”.  Insisto. Se visten formales y están acreditados por una empresa que goza de muchos beneficios, con un casi nulo nivel de responsabilidad.

Yo he sido víctima pero también privilegiada por ambos “negocios”. Un día conocí a un muchacho llamado Juan, que tiene un negocio de apartar lugares en un espacio sobre la calle Miguel de Cervantes, esquina con avenida Vallarta. Digo negocio, porque Juan alquila ese espacio al propietario de la finca y se encarga de mantenerlo limpio. La noche que lo conocí, estuvimos platicando del negocio que representa dar servicio de estacionamiento. En realidad, Juan da servicio completo. Porque si el usuario va a cenar y requiere lavada de auto; el servicio se apunta a la cuota de 25 pesos extras, lo que da un total de 50 fabulosos pesos.

En nuestra charla salió el tema de los clientes que a veces llegan pasados de copas y que él se encarga de convencerlos de dejar el coche, para que no manejen en estado de ebriedad.

La vida en esos rumbos puede ser peligrosa, pero él se ha ganado el respeto de sus compañeros de la noche, ya que en el día trabaja de valet parking en un restaurante.

Un hombre bueno y trabajador, que es un poco franelero y un poco valet, todo esto en dos tiempos, en el mismo día. Juan es una persona que hace que esta ciudad sea un mejor lugar y ha generado un oasis de bondad en medio de la crisis, de la “mafia”.

Para terminar, les digo que el caso de Juan no es único, la problemática de los franeleros es real. Secuestraron nuestras vías públicas ambos grupos y no hemos podido recuperarlas, en buena medida por el tema de la seguridad. Tienen derecho ellos a trabajar y nosotros a estacionarnos ¿o no?

Karelia.alba@informador.com.mx

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