Mujer al volante

Tratando de hilar ideas y enfocarme un poco en el tema de esta columna, el cual sería "En busca del auto ideal para las mujeres", opté por hacer una breve consulta en el amigo Google que todo lo sabe. Las palabras a buscar: mujeres y autos. El resultado: Sexys bellezas sobre ruedas. Auto deportivo y chica al volante es la mejor combinación y de ahí para arriba. Obviamente omito algunos comentarios, por respeto.

Ilusa. Pensé que sí existía un auto ideal para las mujeres, mientras que los caballeros hilan el concepto auto y mujer con las chicas de calendario, claro con el automóvil de sus sueños.
Yo pensaba en una convertible, en una guayín espaciosa y la consulta arrojó datos espeluznantes cargados de argumentos que todo tienen que ver menos con el gusto de las mujeres por los autos.

Ahora, en el intento por mostrar el mundo sexista, doy click a la búsqueda con las palabras: hombres y autos. El resultado nos habla de los 10 hombres más ricos del mundo, y de una que otra columna sexista en contra de ellos, que hacen comparaciones entre los hombres y los autos, pero también incluyen artículos de interés para los usuarios.
Ponderan a los autos como objetos del deseo masculino y entonces me queda claro que la asociación de los autos y las mujeres lleva el mismo camino. Ya no me siento tan mal, eso quiere decir que entonces las mujeres no consideramos -a la vista en general - que los caballeros sean uno de nuestros objetos del deseo. ¡Ah! Pero los autos, las bolsas y los zapatos tienen un efecto seductor en nosotras, que no se asemeja a las emociones o sensaciones que despierta un hombre. Sencillamente es incomparable. Creo que nosotras vemos al hombre como eso y no como un accesorio más en nuestras vidas.

La reflexión carece de sentido si no la comparamos con el auto. Por ejemplo, he observado que los hombres que conducen un auto deportivo, sea cual sea la marca, si es descapotable hacen de ello un suceso de seducción. He comprobado que todos se arreglan distinto para llamar más la atención. El convertible es ideal para el coqueteo. Sin distingo de género. Claro, el contexto de cada caso es distinto. Lo que sí es que el coche se convierte en un apoyo psicológico para andar por la vida sintiéndose dueño de las calles, igual de pelón que diario, con celulitis a todo lo que da, pero con una seguridad del valor personal que no tiene precio. De tal forma, vale la pena tener un convertible cuando lo que se quiere es ser el imán de las miradas. Sencillamente, el objeto del deseo.