GUADALAJARA, JALISCO (23/JUL/2017).- La obra de Álvaro Cuevas es ya parte de la ciudad. Sus esculturas, moldeadas sobre metal que simulan la elegancia y fragilidad de la papiroflexia, y se mimetizan con los desarrollos urbanos que las envuelven. Sus piezas, esparcidas en Zapopan y Guadalajara, se unen a la celebración del primer centenario de EL INFORMADOR, no sólo como obra pública, sino que serán intervenidas por 12 artistas y quedarán durante algunos meses como un homenaje del diario a la ciudad, un reflejo de la labor cultural tanto del periódico como de los artistas que participan y de Álvaro Cuevas.El proyecto, que lleva el nombre de “Figurando 100”, suma a los pintores Waldo Saavedra, José Fors, Fernando Sandoval, Emiliano Gironella, Juan Zufiaur, Laura García Rulfo, Erick Arias, Valentino Lasso, Emilio de Lara, Ale RB y Mariana González. Cada uno de ellos intervendrá una de las esculturas de Álvaro Cuevas, mismas que podrán ser vistas durante el verano.El escultor, que recién inauguró otra de sus piezas en el municipio zapopano, habla sobre el inicio del proyecto de paseo escultórico y de la nueva etapa para celebrar a EL INFORMADOR.“Son 12 obras en el paseo escultórico. En el 2012 se abre el proyecto, previo estuve seis años tocando puertas; en el 2013 se colocan las esculturas en la avenida Montevideo, después llegó una segunda etapa que fue en Zapopan y suman otras seis esculturas más. La primera escultura que se hizo fue el avión que está colocado en Montevideo y Américas, es una pieza de seis metros; pertenece al conjunto de Guadalajara junto con el conejo, una paloma, un chihuahua, un beagle y un barco”.Las esculturas, blancas como el papel, ya son parte del paisaje urbano, pues han albergado varios proyectos plásticos a lo largo de su estancia en los camellones de la Zona Metropolitana de Guadalajara. “Las esculturas las ha tomado la ciudad; en la Vía Recreactiva por la avenida Patria, en el Día del Niño los pequeños pintaron las esculturas para hacerlas suyas. El proceso ha sido respetado, ha sido un fenómeno donde la gente se va a adueñando de las piezas. Al principio estaban en blanco y mucha gente llegaba y las rayaba, pero si las esculturas tienen otras obras, una pintura diferente, las personas las respetan”. Cien años dejando huella“Figurando 100” es tan sólo uno de los múltiples proyectos artísticos y culturales que ha preparado EL INFORMADOR para celebrar su primer centenario. Antes de la intervención a las esculturas de Álvaro Cuevas se convocó a diversos artistas locales para que se unieran a la celebración. La convocatoria fue para pintar la escultura del venado, que ganó Luis Fernando Castro Karg, mejor conocido como “Lifer”.“Hay un acercamiento por parte del EL INFORMADOR, junto con la asociación “Dejando Huellas”, creemos que el periódico es una empresa culturalmente responsable, es una modalidad que hemos reconocido y acuñado, que creemos que es la forma con la que podemos sensibilizar y mandar mensajes a la sociedad. La escultura del venado la dejamos para el concurso que convocó el periódico por lo simbólico del mismo, también creo que el venado representa la sensibilización necesaria, creo que necesitamos estar sensibles a los 100 años del diario, es un periódico que ha dejado huella en cada uno de nosotros y la forma comunicarlo es por medio de esta pieza que refleja esa sensibilización”.El escultor menciona que la colaboración con el periódico se da por el interés en ambos en la cultura y la integración que tiene la empresa periodística con la sociedad tapatía. “EL INFORMADOR es una empresa que a través de los años ha estado apoyando a la cultura, creemos que es momento de hacer esa fusión, y en colaboración con otros artistas intervienen las esculturas con el concepto del periódico”.Por ello es que los artistas que participan son en su mayoría tapatíos, de nacimiento o por adopción, y mezclan la vitalidad y talento con la experiencia y el empuje de algunos más jóvenes. “Hay algunos artistas en formación, emergentes, y otros mucho más reconocidos; lo que hacemos es compartir las plataformas que ya existen, con este proyecto más gente se da cuenta de lo que estamos haciendo, ya no sólo las obras sino de la asociación civil, ahí empezamos articular esa cultura que se va sembrando”. De apariencia frágilLas esculturas que ha creado Cuevas muestran una fragilidad a la vista: sencillas y blancas que parecen que volarán apenas llegue un viento suave. Sin embargo, esa fragilidad es solo aparente, las obras están realizadas con acero y cuentan con las regulaciones necesarias para que no suceda un accidente, ya que al estar al aire libre no es inusual que las personas suban a ellas para hacerse una foto. “La dificultad de hacer las obras ha sido mayor, no se trata sólo de colocarlas, hay un trabajo de ingeniería. Es necesario hacer cálculos porque están hechas con acero calibre 14o de acero con fibra de vidrio, para evitar accidentes y darles fortaleza y rigidez a casa pieza, sin contar que la mayoría tiene una estructura interna”, menciona Álvaro Cuevas.Y finaliza haciendo un llamado a la sociedad tapatía para que se apropie de las piezas, que las haga suyas: “Que las toque, que se suban a ellas, pero que las cuiden porque son de todos. Hay que ser partícipes de las esculturas urbanas”.