Martes, 26 de Noviembre 2024
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La ruta de Hemingway en Cuba

La Habana guarda con orgullo la memoria de la estadía del legendario escritor en sus calles... y bares

Por: EL INFORMADOR

Sloppy Joe’s, uno de los míticos bares de La Habana en el siglo XX por susclientes como Hemingway y Spencer Tracy. EFE /

Sloppy Joe’s, uno de los míticos bares de La Habana en el siglo XX por susclientes como Hemingway y Spencer Tracy. EFE /

GUADALAJARA, JALISCO (10/AGO/2014).- Adicto a las aventuras fuertes e insaciable bebedor de los afamados daiquirís cubanos, Ernest Hemingway (1899-1961), un icono de la literatura de Estados Unidos, vivió en Cuba algunos de sus años más productivos en los que sembró amigos y admiradores incondicionales.

El hotel Ambos Mundos, el restaurante-bar El Floridita, la Bodeguita del Medio, la Terraza de Cojimar y la Finca Vigía son hoy lugares emblemáticos para el turismo extranjero y marcan los principales escenarios de lo que podría llamarse “La ruta de Hemigway en Cuba”.

Los cubanos más jóvenes carecen de muchas referencias acerca del autor de ''El viejo y el Mar'' y otras reconocidas obras cuya impecable prosa periodística novelada le hicieran ganar los codicionados Premio Pulitzer (1953) y Nobel de Literatura (1954).

No obstante, para el fallecido escritor colombiano Gabriel García Márquez, Hemingway estuvo “dentro del alma de Cuba” mucho más de lo que suponían los cubanos de su tiempo, y dejó huellas de su paso “por los sitios menos pensados” de esta nación insular del Caribe.

El historiador Eliades Acosta calificó de complicada y fascinante la vida de Hemingway y sostiene que la presencia en Cuba del escritor “resulta ineludible y puede asaltar a cualquiera donde menos lo imagina”.

Memoria viva


Es difícil hallar personas de cierta edad que hayan conocido los andares del escritor estadounidense, que vivió más de dos décadas en Cuba y que decía amar a este país y considerarlo “un buen lugar para escribir”.

Sin embargo, Laura Cifuentes, quien labora en una librería de la calle Obispo, a sus 59 años de edad y próxima a jubilarse, conserva al menos en la memoria anécdotas que le contó su abuelo Pablo.

“Mi abuelo, que trabajaba en una farmacia de Obispo (una calle estrecha y adoquinada sembrada en sus tiempos de esplendor de múltiples comercios) a veces lo veía caminando hacia su hotel tras salir de El Floridita.

“En su mano llevaba un vaso envuelto en una servilleta con el último daiquirí, vestido con camisa ligera, pantalón corto y zapatillas o tenis, muy propio para el trópico”, agregó Cifuentes, recordando lo que le dijo su abuelo.

Cuatro o cinco horas antes, Hemingway había consumido sentado como patriarca en la esquina izquierda de la barra al menos una docena de esta refrescante bebida elaborada con ron blanco, limón, hielo frappe y sin azúcar, como a él le gustaba.

Hemingway viajó a Cuba por primera vez en abril de 1928, acompañado de su segunda esposa, de paso para un viaje marítimo hasta Cayo Hueso, Florida, y regresó en 1932 entusiasmado con la pesca de agujas en aguas cubanas.

Regresó en 1933 y rentó una habitación en el hotel Ambos Mundos, de la calle Obispo, en el centro histórico de La Habana, cerca del puerto y de La Catedral, hasta que alquiló y después compró Finca Vigia, hoy convertida en museo, en las afueras de la capital antillana.

SABER MÁS

Una curiosidad


La Marina Hemingway, en el Oeste de La Habana, organiza cada año el torneo clásico internacional de la pesca de la aguja. En uno de esos eventos el hoy enfermo ex presidente Fidel Castro y el eminente escritor estadounidense se conocieron el 15 de mayo de 1960.

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