Viernes, 29 de Noviembre 2024
Suplementos | Fiat 500 C

Italiano exhibicionista

El más chico y famoso de los Fiat muestra su lado coqueto

Por: EL INFORMADOR

El 500 C ahora enseña mucho de su interior.  /

El 500 C ahora enseña mucho de su interior. /

GUADALAJARA, JALISCO (31/MAR/2012).- Su carisma es innegable. Cuando un Fiat 500 pasa por la calle, atrae las miradas como si fuera una celebridad. Si a esto le quitamos el techo, los ocupantes de este chico italiano entenderán de inmediato que están a bordo del más asequible centro de las atenciones rodando por nuestras carreteras.

Relanzado en 2007, exactos 50 años después de que por primera vez un auto de Fiat fuera llamado 500, el Cincuecento (se pronuncia “Cincuecento”) siguió la exitosa fórmula del New Beetle y del MINI Cooper, al rescatar un auto popular del pasado para transformarlo en un coche de culto. Lo que un día fue de las masas, ahora es usado por gente que busca verse bien, elegante, distinta. Obviamente, al igual que Volkswagen y BMW (dueña de MINI), Fiat ganó y mucho con el carrito, que sigue siendo un éxito en todo el mundo.

En México, sus primeros tiempos no fueron fáciles, puesto que venía de Europa y terminaba con un precio más alto de lo que el bolsillo de los mexicanos podía pagar. Desde el año pasado, sin embargo, ya producido en Toluca, este italiano naturalizado comienza a ser visto con mayor frecuencia en nuestras calles, lo que resulta agradable por ver a un coche bonito más y saber que más mexicanos tienen empleo gracias a él.

La versión “C” del 500 no es exactamente un convertible. Bueno, al menos no un convertible tradicional. Esto porque su techo se abre de la misma manera que hacía el 500 original de final de los años 50, que deja el cielo abierto sobre nuestras cabezas, pero mantiene la estructura de las puertas en los lados del auto. Dicho de otra manera, el 500 C pudiera ser considerado un coche normal, con un enorme quemacocos.

El techo es de lona. Se abre al presionar un botón ubicado cerca del espejo retrovisor interno y se dobla como un acordeón hacia atrás. Al contrario de otros, el techo doblado no se esconde completamente en un compartimento diseñado para esto, lo que tiene una ventaja y una desventaja. El lado bueno es que no roba espacio a la cajuela, que sigue siendo tan eficiente como en la versión Cupé. Bueno, al menos si contamos el espacio hasta la base del medallón trasero. Lo que no resulta tan positivo es que, con el techo abierto, la visibilidad hacia atrás es casi inexistente. El conductor se siente como si estuviera manejando una Van de carga.

En todo lo demás, hay muy pocas diferencias entre el 500 C y las demás versiones. Los terminados son muy buenos y, sea patriotismo o no, nos quedamos con la impresión de que el 500 hecho en México está mejor producido que el anterior, que venía de Polonia.

La parte superior del tablero está forrada de plástico suave al toque y libre de reflejos. O casi. Hay insertos de plástico del color de la carrocería que le dan ese aire “retro” que es la esencia misma del auto. También están presentes un buen estéreo con CD; entrada auxiliar y USB; conexión del teléfono por Bluetooth; aire acondicionado; asientos forrados de piel con detalles en color rojo que le da más deportividad; accionamiento eléctrico de cristales; seguros y espejos y un espacio que, adelante, llega a sorprender a los que vemos el auto desde fuera.

La posición para conducir un 500 se encuentra muy fácilmente. El asiento tiene ajuste manual de altura y profundidad, al igual que el volante. La visibilidad puede ser considerada buena para ser un hatchback, aunque al igual que todos, el pilar C (que va entre la ventana lateral trasera y el cristal posterior) ocupa mucho espacio y dificulta algunas maniobras.

En la parte posterior la cosa es diferente. Porque para viajar ahí, dos personas tendrán que contar con la colaboración de los que van adelante para que estos no pongan sus asientos totalmente hacia atrás. Porque si lo hacen, no habrá espacio para las piernas. Los hombros y la cabeza, no obstante, sí estarán bien.

Con un motor de cuatro cilindros, 1.4 litros y 100 caballos de fuerza, pocos esperarían que el Cincuecento fuera un coche veloz. Menos aún con la caja automática de seis velocidades, que equipaba el coche que tuvimos para pruebas. Pero el auto tiene lo suficiente para moverse con buena agilidad donde más a gusto se siente: los territorios urbanos. Gracias a su tamaño y a la relativa rapidez de su dirección, el 500 entra en cualquier hueco que encuentre, sea para cambiar de carril o estacionarse.

El techo de lona aumenta un poco el nivel de ruido exterior que entra al auto, pero no llega a ser molesto. Con la lona doblada, los ocupantes recibirán el beneficio del cielo arriba de sus cabezas, pero al estar protegidos por la estructura del techo que sigue en su lugar, no tendrá sus cabellos despeinados tan fácilmente como en otros convertibles. A menos que abran las ventanas.

Haber mantenido esa estructura ayudó también a que el coche retuviera una rigidez estructural muy parecida a la del Cupé. Esto hace que siga siendo tan divertido en las curvas como cualquier 500.

Pero no es un coche diseñado para ser deportivo. Ni su potencia es suficiente para esto ni la suspensión está ajustada para esa finalidad. El 500, como casi todos los Fiat, es un auto cómodo, que muestra una fuerte inclinación de la carrocería en las curvas, que no puede ser confundida con inestabilidad. Entre más duro en una curva y el 500 saldrá de frente, pero es un movimiento predecible y fácil de corregirse.

Por 299 mil pesos, el 500 C es el convertible más barato — o el mayor quemacocos —  a la venta en el mercado mexicano. Y junto con esto, viene una capacidad de atracción que puede ser irresistible para muchos jóvenes, de edad o de espíritu. A nosotros, nos dejó encantados.

LA CIFRA
En una versión automática

299,900 pesos

Su precio es asequible. Bien puede darse un gusto con este auto.

FICHA TÉCNICA
Fiat 500 C


Motor: Frontal transversal; cuatro cilindros en línea; 1.4 litros de desplazamiento; Multiair; 16 válvulas; con inyección de combustible indirecta. Potencia: 100 cv @ 6,000 rpm. Torque: 98 libras-pie @ 4,000  rpm.

Tracción: Delantera.
Transmisión: Automática de seis velocidades (6+R), con modo secuencial.
Suspensión: Delantera – Independiente, de tipo McPherson, con resortes helicoidales y barra estabilizadora. Trasera – Eje de torsión, resortes helicoidales y barra estabilizadora.
Frenos: De discos ventilados adelante y de discos sólidos atrás, con sistema antibloqueo (ABS).
Dirección: De piñón y cremallera, con asistencia eléctrica.

Dimensiones y capacidades:

Largo / Ancho / Alto (mm) 3,546 / 1,627 / 1,488
Distancia entre ejes: 2,300 mm
Peso: 1,055 kilogramos.
Tanque- 40 litros.
Cajuela- 185 litros.

Resultados de la prueba:


Aceleración 0 a 100 km/h: 10.9 segundos
Frenado: 100 km/h a 0: 41 metros
Cuarto de milla: 16.5 segundos a 124 km/h
Velocidad máxima gobernada: 182 km/h

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