Suplementos | por: David Izazaga Fatiga Crónica Tres episodios urbanos con el auto como protagonista Por: EL INFORMADOR 6 de noviembre de 2010 - 01:35 hs Los conductores de automóviles pueden toparse con varios tipos de sucesos durante los trayector por esta ciduad. ARCHIVO ELINFORMADOR / GUADALAJARA, JALISCO (06/NOV/2010).- 1. El auto que camina sobre la banqueta Son las dos de la tarde, camino por la calle de Simón Bolívar, voy de López Cotilla hacia La Paz, por la acera oriente. En la esquina hay una oficina de un banco. Por lo regular, como utilizan las banquetas como estacionamiento, hay que optar entre bajarse y caminar por la calle o seguir serpenteando entre los autos y tener suerte de salir bien librado, llegando a la banqueta de avenida La Paz. Como ya es la hora de la comida, en esta ocasión no hay un solo auto sobre la banqueta, así que la recorro a mis anchas. En ésas estoy, cuando levanto la vista y tengo frente a mí a una camioneta Town and Country blanca, y arriba una mujer que ha puesto cara de enojo porque se ha topado con un peatón sobre la banqueta. A ver: está usted leyendo bien, no hay necesidad de regresarse, no crea que ha entendido mal. Es más, en aquel momento, cuando caminaba yo sobre la banqueta, levanté la vista y me encontré frente a frente con la camioneta, por un segundo dudé si es que iba yo realmente sobre la banqueta. Pues sí, sí iba por la banqueta y la camioneta que circulaba sobre avenida La Paz, al ver que la fila de autos que esperaban a que cambiara el semáforo de avenida Unión era muy larga, seguramente le pareció muy normal “cortar” camino subiéndose a la banqueta. Hay que decir que un detalle que “invita” a que esto suceda muy frecuentemente es que como la banqueta está habilitada como estacionamiento está casi al ras, lo que no complica sino invita a que sucedan así las cosas. ¿Qué pasó después? Pues nada, que el peatón le tuvo miedo a la máquina, al bulto, al movimiento y a la cara de la señora a la que seguramente le urgía llegar a presumirle a sus amigas las extensiones que se había puesto en la cabeza; así que me hice a un lado y poco me faltó para disculparme por haberme puesto en su camino. De eso hará ya más de un mes y sigo arrepintiéndome por haberme comportado de esa manera. 2. El auto que no camina Voy caminando por la banqueta, a mitad de una cuadra me dispongo a cruzar, cuando veo que sobre la avenida viene una camioneta, no calculo que venga muy rápido, pero aún así mejor decido esperar a que pase para luego cruzar con calma. Pero casi imperceptiblemente la camioneta va disminuyendo la velocidad, cada vez más y más, como si se le hubiera acabado la gasolina. No hay autos atrás, el semáforo está lejos... la camioneta no se orilla, viene circulando por el carril central. Yo podría haber cruzado ya y enfilado hacia mi destino, ¿pero luego quién iba a contar esto? Pues nada, sigo parado ya bajo la banqueta, esperando a que la camioneta pase, cosa que no sucederá al menos en poco tiempo, pues la señora que conduce está con su mano izquierda deteniendo al oído su teléfono celular y con la derecha manoteando, como si con quien habla lo tuviera enfrente. Yo la observo, ella continúa en su labor y la camioneta sigue parada a media avenida, con la fortuna de no tener a nadie atrás que le toque el claxon. No sé cuánto tiempo pasó hasta que la señora se percató de mi presencia, pero cuando vio que la veía, la vergüenza se le dejó venir: se encogió de hombros, soltó el teléfono, se percató de dónde es que estaba y se fue de ahí. Hasta eso, tuvo suerte la señora, primero porque lo hizo sin que vinieran autos detrás y después, porque no le voy a decir nada a su esposo. Porque no lo conozco. 3. El camión que no detiene su marcha Es sábado por la tarde, circulo cerca de la Minerva en mi auto. El tránsito a esta hora es muy relajado. De pronto, se escuchan a lo lejos unas sirenas, por lo que yo y los pocos conductores que vienen a mis lados detenemos la marcha, pues de principio no vemos de dónde procede el sonido. Aparece en eso la primera de las patrullas que lleva los códigos encendidos y escolta a un gran autobús de pasajeros. Es el autobús de las Chivas, que conduce a los jugadores del hotel de su concentración, al nuevo estadio, donde jugarán en unas horas. Luego vemos cómo se aleja sobre avenida Vallarta, a gran velocidad, pasándose todos los altos, escoltado por las patrullas de Vialidad. Yo le voy a Las Chivas, pero aún así no me parece que tengan que ir escoltando su camión y mucho menos que se vaya pasando todos los altos, como si llevara un grupo de parturientas. Todavía ganaran y ya estuvieran calificados, pero ni... 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