Explorando el mundo

GUADALAJARA, JALISCO (08/AGO/2010).- En los viajes de grupo suele aparecer un personaje que hace todo lo que no se debe hacer, si hay que levantarse temprano, se levanta tarde; si hay que guardar silencio, habla; si hay que comer, se enfada y no come nada; si en la agenda toca ir al museo, quiere ir de compras; y si es día de compras,  quiere ir a un monumento.

En fin, hace todo lo contrario y además no le importa quejarse de lo que sea, y peor aún, no cumple las instrucciones, haciendo pasar vergüenza a los demás compañeros del grupo. Se sienta donde no debe, se mete a los lugares restringidos, pregunta cosas inadecuadas y no le importan las reglas.
Realmente pueden hacer perder la cabeza a quién sea. Y de hecho lo hacen con singular facilidad y claro, acaban siendo rechazados por los demás.
Pero son parte del grupo y seguirán haciendo de las suyas, sin hacer caso de nadie. Porque además tienen el tino de ser altamente caprichosos e inconscientes.

En realidad son personas que llegan a ser insoportables y, por supuesto, que  los demás se tienen que armar de mucha paciencia y comprensión, para tolerar sus faltas de respeto e irresponsabilidad.

Afortunadamente no en todos los grupos de viaje aparece un insolente de esta clase, pero si aparecen lo hacen con singular protagonismo y dejarán huella en el viaje por haber hecho todo tipo de tonterías a lo largo de las vacaciones.

¿Qué se puede hacer con ese tipo de gente? Nada, simplemente aguantarlos e irlos ayudando, para que poco a poco se vayan dando cuenta de que su inconsciencia molesta e irrita a los demás. Pero entre más los rechacemos, resulta peor y pueden llegar a hacer peores cosas. Así que lo mejor de todo es tenerles mucha paciencia .Pero lo más importante de todo,  es que nunca hemos de dejar que nos echen a perder el viaje. A pesar de ellos, hay que disfrutarlo.