Explorando el mundo

GUADALAJARA, JALISCO (27/JUN/2010).-  Ahora que las nuevas regulaciones hacendarias limitan la libertad de cambiar a nuestro antojo, dólares por pesos, se hace más evidente que en muchos sectores de nuestra economía vivíamos invadidos por la dolarización.

Hace algunos días un amigo preguntó sobre el precio de la renta de una casa y los propietarios respondieron que valía tres mil dólares mensuales. Un hecho evidente de que hasta la renta de casas, la venta de autos y miles de artículos se cotizan en esa moneda extranjera.

No negamos que estemos demasiado influidos por nuestro país vecino del norte, pero eso nos ha llegado a imponer un estilo de vida más cercano a la de ellos que a resguardar lo nuestro.

Así que ahora, con el tema de cuidar y controlar el lavado de dinero, se nos da la oportunidad de convertir a pesos también nuestro estilo de vida.

Tienen razón los analistas que sostienen que a ningún país al que uno va, se les puede pagar con nuestra moneda y sólo admiten la del uso local. Así, si estás en Europa, se paga todo con euros, y si estas en Gran Bretaña, con libras, y si vas a Suiza, aun se usa el franco.

Es cierto que nuestra frontera norte, la zona de la Paz y Cancun ya se habituaron a los pagos en dólares y a utilizarla como moneda de uso común. Pues estas nuevas disposiciones obligan a que sólo se reciban pesos y punto. Que los turistas cambien su moneda en las casas de cambio y a todos vivir en santa paz.

Aunque la razón fundamental sea para evitar que el dólar, mal habido, se lave en los bancos y se filtre en la economía casera. Nos viene bien que le demos identidad a nuestra economía sólo admitiendo pesos en nuestras relaciones comerciales y expulsar de nuestro país una moneda que no nos corresponde.

Desde luego que habrá quien se sienta afectado, pero es mejor aprovechar este momento para que sea el peso y nuestra cultura, la que manden.

Ahora si queremos que los vendedores y arrendatarios no nos vuelvan a dar sus precios en dólares, todo lo queremos también a pesos.