Entre las piernas

GUADALAJARA, JALISCO (27/NOV/2010).- El martes pasado, cuando iba camino al periódico, escuchaba feliz y contenta un programa que se llama Tercera llamada y se transmite en Radio Metrópoli, estación que en últimas fechas escucho para sentirme un poco cerca de mi amiga Laura.
En ese momento, los conductores leyeron una llamada: “¿A quién se referían cuando dieron el pésame?”. Y uno de ellos, cuyo nombre no recuerdo, dijo: “A Arcelia Maisterrena, una actriz que acaba de fallecer”.

Me quedé helada e inmediatamente le llamé a Mayra para enterarme con pelos y señales del asunto. Arcelia tenía un mes hospitalizada, mientras diversas agrupaciones e instituciones relacionadas con el teatro llevaban a cabo diversas acciones para apoyar a su compañera.

Finalmente ocurrió lo que algunos temían. Por la tarde, me llegó al celular un mensaje vacío de Alicia Yapur. Le llamé inmediatamente y la escuché profundamente triste, como evidentemente estaban todos los compañeros de la escena teatral. Charlé con ella un momento, tratando de tranquilizarla, pues no le entusiasmaba en lo absoluto dar función esa noche, precisamente una de tantas en apoyo de la actriz. Al final, el montaje obviamente fue dedicado a Arcelia, como homenaje póstumo.

Todo este asunto me ha puesto triste. En menos de mes y medio (o quizá un poco más) se han despedido de nuestras vidas tres personas apasionadas por el teatro: Arcelia Maisterrena, Marcela Diosdado y Cristián Katapú. Nos han dejado, eso sí, una lección de profundo amor hacia su labor, lo cual me hace sentir, contradictoriamente, un poco contenta y pienso que debo aprender de ellos una importante lección.

Todos fueron apasionados en su trabajo. Alicia decía que con esto se demuestra que “para vivir del teatro, hay que morir”, pues es tan difícil esta profesión, que hay que agarrar cuanto proyecto se atraviese para pasar cada día más o menos decente, en lo económico. El corazón crece y la pasión también, pero estas personas se desgastan a marchas aceleradas.

Un abrazo fuerte a la familia y amigos que se despidieron el martes de Arcelia. Al menos sabemos hoy, que hemos enviado allá –a alguna parte–, a tres dignos representantes del teatro; seguro ya estarán preparando algún espectáculo.