GUADALAJARA, JALISCO (25/MAR/2017).- Diseño y manejo siempre han sido cartas fuertes de la marca italiana Alfa Romeo, pero hay otras cualidades en el Giulia que van más allá.Cuando vemos la historia de innovación estética de Alfa Romeo, su nuevo sedán suena incluso algo conservador. Las proporciones son tradicionales, al igual que su parte trasera con las elegantes calaveras. El frente es el que se acerca a algo de atrevimiento formal, con faros delgados cuidando con una mirada penetrante al famoso “scudetto” central, ese triángulo de vértice inferior tan característico de la marca.Las sorpresas del Giulia son de otro orden y en nuestra opinión, vienen en su interior. Porque Alfa Romeo nunca ha sido precisamente reconocida por acabados de primer nivel y equipamiento abundante, pero esto es lo que se ve en este coche. Abrimos la puerta del conductor y sentimos el olor característico de los autos que habitan la parte alta del firmamento automotor. El Giulia seguramente tendría una casa en Portofino.Cuero, madera, aluminio, plásticos suaves y ubicados en los lugares correctos, hacen que la estancia en un Giulia sea simplemente impecable. Los diseñadores se preocuparon con los detalles al punto de que tanto el conductor como el pasajero pueden recargar sus rodillas en la lateral de la consola central y encontrar material suave y acojinado. Nos costó trabajo encontrar algo que no nos pareciera bien elegido, pensado y cuidado. Lo único que pudiera ser, tal vez, apuntado como excepción es el plástico negro brillante que enmarca las luces del techo y los botones de apertura del quemacocos.La pantalla está bien ubicada, tiene 8.8 pulgadas, magnífica resolución y cuenta con Apple Carplay y Android Auto. El sistema es fácil de usar y contribuye para el bienestar general a bordo del Giulia. El sonido firmado por Harman Kardon también hace su parte.En el asiento trasero, dos personas pueden viajar si no con abundancia de espacio, al menos con buen nivel de comodidad. Un tercer ocupante al centro estará muy incómodo debido al tamaño del túnel de la transmisión, pero esa es una consecuencia aceptable en un auto diseñado para complacer al conductor y poner la fuerza en las ruedas posteriores.100% AlfaSi el diseño interior y sus acabados sorprenden positivamente, en su mecánica el Giulia simplemente cumple lo que se espera de un Alfa Romeo: dar placer al piloto.Aún la versión básica, llamada Ti en México, ya es buena lo suficiente para lograrlo. El motor tiene cuatro cilindros, que con el auxilio de una turbina llega a poner 280 caballos de fuerza en las ruedas. En una carretera, el Giulia pondrá en su lugar a varios alemanes que seguramente se sentían superiores antes de darse cuenta que no son capaces de seguir a este atleta italiano. En ciudad, el turbo nos hace esperar mucho menos que otros de su categoría. En algunos casos la demora para que entre en acción es imperceptible.La caja automática de ocho velocidades es rápida y suave, tanto en cambios ascendientes como descendentes. La suspensión es solo un poco más enfocada al desempeño que a la comodidad. Se siente incluso algo seca en algunos momentos. Pero cuando llega la alegría de las curvas, la precisión con que trabaja uno de los mejores sistemas de dirección que el dinero puede comprar, esto no solo se olvida, hasta se agradece. El Giulia interpreta las Cuatro Estaciones con la gracia delicada de la Primavera en las curvas y la fuerza del Invierno en las rectas. Vivaldi aplaudiría de pie el desempeño de su compatriota. Los frenos muerden los cuatro discos ventilados con las ganas con las que Luciano Pavarotti le entraba a un bien preparado plato de lasaña.El Giulia es absolutamente Alfa en su desempeño: emocionante, excitante, único. Pero es también la evolución de su historia, es la catapulta que la lanza a la modernidad y le suma confort, acabados y una precisión de manejo de causar envidia a los alemanes. De hecho, en la casa de sus vecinos del Norte, el Giulia Quadrifoglio Verde fue a Nürburgring para salir de allá con el título del sedán de producción más rápido del “infierno verde”.No, no es el campeón de valor por tu dinero, pero francamente hay cosas a las que no se les puede poner precio. Y los que realmente pueden pagar un Giulia, ni siquiera se molestarán en preguntar cuánto cuesta. Lo llevarán a su casa y lo pondrán en un sitio privilegiado para al final de la tarde, después de gozar la convivencia con él, sentarse a admirarlo mientras disfrutan un trago de grappa o limoncello y escuchan a Puccini o, puesto que ya respiran modernidad, a Zucchero. Salute!