Lunes, 31 de Marzo 2025
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El personaje: decimosegundo rector del ITESO, un jesuita nacido aquí

Juan Luis Orozco, en la vigía del bien común

Por: EL INFORMADOR

Luego de 12 años fuera de Guadalajara, Juan Luis Orozco, sacerdote jesuita, está de regreso. Es el nuevo rector del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) quien estuvo siete años (uno más de lo usual, no sabemos “si de castigo o de premio”) como provincial superior de la Compañía de Jesús en México.
Ahora, volver a la tierra que lo vio nacer hace sesenta años, tomar la decisión del sacerdocio, y desprenderse de los lujos terrenales para dedicarse al servicio dirigido hacia el bien común, le significa, dice, “volver a la raíz, reencontrar familia y amigos, y trabajar por esta comunidad”.

Podemos hablar de eso, lo que es volver después de 12 años. ¿Dónde anduvo?
Estuve en el Filosofado de los jesuitas en Madero, la calle, que ahora ya está en el ITESO, y de ahí me cambiaron a León, Guanajuato, al Instituto Lux, que para mí fue una sorpresa y una novedad, no entraba en mis programas ir a un colegio, pero como jesuita, fui. Creo que el trabajo fue bueno, parte de mi diversión fue vender un colegio y construir otro nuevo, caminar mucho en los planes y proyectos de estudio. Eso fue. Cuando ya estaba el colegio, que tenía dos meses de terminado y dije ‘ahora sí lo voy a gozar’, me cambiaron a provincial de los jesuitas a la Ciudad de México, y bueno, siete años que en principio eran seis, y de ahí me pidieron volver al ITESO.

¿Cómo le fue de provincial, eso sí que es una responsabilidad, no?
Es mucho mayor que la actual porque entre otras cosas, me tocaba ver, conocer y de algún modo marcar las líneas generales del ITESO junto con todas las otras universidades (seis), colegios (seis), parroquias, misiones, el trabajo de investigación, y bueno, de algún modo la vida de los jesuitas, que era, creo, lo más difícil: cambiarlos de un lugar a otro. También admitir a los que entraban o no admitirlos, conceder o no el permiso de ordenación, entonces sí, es mucha responsabilidad y tensión.

Pero en esencia ¿qué le trajo ese ejercicio?
Aunque suene muy piadoso, pero creo que era la esencia: ser testigo de la acción de Dios en la vida de los demás -que me tocaba entrar muy a fondo en la vida de cada jesuita-, y bueno, ser testigo de esta acción de Dios, de la lucha, de los éxitos, de las dificultades de los jesuitas en su vida. Yo creo que en general me fue bien, me saluda con cariño la inmensa mayoría, aunque sí, a alguno le machuqué los dedos y ni modo (risas), son gajes del oficio. Pero en general me fue muy bien: hubo avances, se estabilizaron las universidades, los colegios; hicimos cambios importantes de traer una parte de los estudios –que antes era bastante aislada-, al ITESO y otra parte a la Ibero (la preparación filosófica de los jesuitas en su vida hacia el sacerdocio).
 
Habiendo sido el más reciente provincial ¿cómo puede calificar del uno al 10 la fuerza del espíritu jesuita en estos momentos?
Nunca me había hecho esa pregunta así, más bien en términos de servicio. ¿Cómo anda el servicio, cómo anda la coherencia, cómo anda la presencia de los jesuitas en un México que sí requiere de mucho impulso educativo, más fuerza en los valores humanos espirituales? Y bueno, ahí en esa presencia es donde quisiéramos estar los jesuitas y servir, más que influir o tener poder -son criterios demasiado de este mundo y por eso a veces este mundo anda como anda, por luchar por el tener y por el poder-, y yo creo que los jesuitas luchamos más bien por el servir. Y en eso, pues ¿qué diría yo? Andamos en un ocho, nos quedaría todavía mucho por hacer, por dar, por mejorar personalmente y como orden religiosa, pero también creo que hemos aportado bastante. Hay vidas de jesuitas tal vez poco conocidas, sobre todo en la vida al lado de la gente más marginada, más sencilla, por ejemplo en Tarahumara, en Chiapas, en Tabasco, en las Islas Marías, que es gente que da su vida –a veces oscuramente- pero que hace enorme bien.

Luego de su asistencia a la elección de provincial general en Roma, a principios de 2008, ¿cuáles son los puntos donde se vio que se debe poner énfasis?
Uno sería acrecentar, poner más cuidado, más efectivos personales y económicos en el trabajo del apostolado intelectual, que incluye universidades, centros de investigación; otro es buscar analizar y profundizar el diálogo fe-cultura, fe-ciencia, fe-mundo de hoy, y bueno, es uno de los puntos que los jesuitas hemos tenido, por la preparación, por la experiencia, pero eso habría que intensificarlo; luego también se hablaba de que habría que poner un mayor énfasis en el trabajo en China, que es muy difícil porque apenas empieza a abrirse otra vez al mundo Occidental… Claro que tiene que ver con el enorme influjo y peso que tiene China y que tendrá en un futuro.

¿Y ahora con esta incidencia en el panorama económico?
Sí, y que parte de la crisis económica tiene que ver con el ingreso de China al concierto económico mundial. Entonces bueno, nos autoinvitamos a trabajar más intensamente allá.
Otro punto importante de referencia y/o de opción de trabajo es África y ahí es por otras razones: la enorme pobreza, muerte, abandono que vive el mundo africano. La petición ahí es que los jesuitas, en esa búsqueda de servir a los más necesitados, a los más abandonados, hagamos un esfuerzo de trabajar más… Por ahí iban los principales puntos que surgieron en la congregación general.

¿Y respecto a Latinoamérica?
Sí, creemos que debemos trabajar más unidos, debemos verla más como un conjunto, no como países separados y opuestos a veces, sino buscar ayudarnos, colaborar, tener tareas comunes, por ejemplo: está el proyecto de que todo el proceso formativo de los jesuitas se haga en común, escoger tres teologados a nivel Latinoamérica, que se acaban de escoger y que son Santiago de Chile, Bogotá y Río de Janeiro, y ahora va estar el proceso de buscar tres o cuatro filosofados igual, a nivel latinoamericano, y cerrar los demás. Una posibilidad fuerte pudiera ser el ITESO, y buscar aprovechar las experiencias comunes. Se está editando una revista a nivel latinoamericano de los jesuitas, intercambiar personal, gente que tiene experiencia en un campo… Queremos hacer eso más vivo, más intercambio, más apoyo, ese ver unos por otros con más fuerza.

En tanto, acorde a ustedes ¿cómo vamos a encarar esta situación de narcotráfico e inseguridad? ¿Cómo se le traduce esto a una universidad?
Yo creo que se debe traducir en un compromiso por la verdad, por la justicia, en una seriedad en la investigación, en una formación de profesionales con capacidades. Creo que eso es formar hombres completos, no sólo formar tal especialización o tal carrera sino a ese profesional que tenga la capacidad de tener una sensibilidad sobre el mundo que vive, que sea capaz de tener compasión por los demás, que sea capaz de trabajar por los otros, lo que yo llamo ensuciarse las manos por los otros y no sólo pensar en enriquecimiento o en bienestar personal, y ese compromiso también supone ser críticos, autocríticos, pero ser críticos de la sociedad que vivimos, ser críticos del gobierno, ser valientes, pero en eso, ser verdaderos, justos: la verdad -yo siempre lo he dicho- no son piedras que se tiran a un tejaban para romperlo, la verdad es para construir y para reparar las tejas que estén rotas, y en ese sentido nuestra investigación y nuestra denuncia debe ser siempre acompañada de una propuesta, de algo positivo que construya e incluya a la sociedad, al gobierno, a los estudiantes.
Por ello se empieza a trabajar un programa en el ITESO que trata de conjuntar eso, el servicio social, el crecimiento en los conocimientos, la investigación, que es lo que llaman los PAPS (Proyectos de aplicación profesional) en que los estudiantes se vayan comprometiendo con la sociedad en la que están y a la que deberían servir y conocerla de otro modo, un poco que conozcan Guadalajara y el estado de Jalisco, pero también Guadalajara de la Calzada para allá y no solo hacia acá, porque la mayoría de Guadalajara está allá. Que se sepan bajar de las banquetas, que sepan ir al campo, a los barrios y que sepan aportar. Y en esa línea, cuando critican, que sepan qué critican y qué posibilidades hay de juntos, ir mejor.

Y para todo ello ¿cómo recibe el ITESO?
Muy estable, es una universidad en proceso de crecimiento, en proceso de ir consolidando todo un cambio en los planes de estudio, en el mismo organigrama ir aprovechando la experiencia, un ITESO que ha crecido enormemente. Yo estuve aquí de alumno en el 68, 69, y era una cosita pequeñita, edificio y medio, al ITESO que recibo ahora, es obvio que tiene que haber cambios y adaptaciones; recibo gente muy comprometida, eso me facilita a mí enormemente, es decir, esta responsabilidad no es mía sino es de muchos y entre muchos la tenemos que sacar. Entonces eso a mí me da enorme paz y seguridad.
Además me han recibido muy bien, yo digo que demasiado bien, a veces me preocupa porque con expectativas altas y yo el día que tomaba posesión decía que todo lo que piden y esperan del rector en el ITESO, ni nuestro señor Jesuscristo lo haría, y si lo hace lo crucifijan antes de los tres años. Pero bueno, sí me han recibido muy bien, estoy en luna de miel, obvio que se irá acabando a los primeros no’s que se vayan plantando pero es parte de la vida, del trabajo y del servicio.

Destacados:
“Por ahora se me va mucho el tiempo -y así debe de ser- empapándome aquí, pensando y proyectando cosas nuevas hacia el futuro, y en una crisis económica que creo que a todos nos va a afectar, ¿cómo? no sabemos. Pero yo digo que hay que prepararnos para ello sin rasgarnos vestiduras ni soltar la mano del harado”.

“Una Guadalajara bella, cuidada, aunque confieso que resiento y a veces me duele ver como los camellones se van haciendo más delgados, con menos jardines, menos árboles, más coches, la gente más de prisa, pero creo que sigue guardando y conservando ese sabor de provincia, de ser jaliscienses, ese reto continuo a hacer las cosas mejores, pero sí, con problemas de seguridad, de un crecimiento desmedido...”.



De chico Country Club a provincial
Juan Luis Orozco Hernández nació hace 60 años en esta ciudad. “En aquel momento mis padres vivían en López Cotilla a media cuadra de Unión. Luego de pequeñito nos fuimos al Country Club y de ahí a Lomas del Country”. La cercanía al Instituto de Ciencias fue motivo para cursar ahí su educación, por lo que “de ahí me fui de jesuita y de ahí me desprendí de Guadalajara y del Country Club”.

El golf y las demás comodidades ni siquiera compitieron con aquella clara vocación: “A mí me interesaba más buscar, compartir, servir”. De tal modo, cuando se presenta la elección de una carrera y la decisión hacia el sacerdocio, pese a que sí hubo prueba e intento, “me quedé y sigo de jesuita... nunca me he arrepentido, he tenido momentos difíciles, pero así de dudar, no. Soy feliz y agradecido, con toda la gente que me ha hecho jesuita, obvio que al patrón de arriba, pero a todos los que me han ido formando”.

El hoy décimo segundo rector del ITESO, cuenta además con estudios doctorales en Economía por parte de la Sorbona de París, con una tesis que analiza la migración de Los Altos de Jalisco hacia Estados Unidos desde la perspectiva de dicha disciplina.

Tapatío

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