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El mayor de los indignados

Las ideas del intelectual francés, quien falleció hace unos días, plasmadas en un libro de tan sólo 32 páginas, sacudieron a toda una nueva generación alrededor del mundo

Por: EL INFORMADOR

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GUADALAJARA, JALISCO (03/MAR/2013).- La vida de Stéphane Hessel parece una historia épica caracterizada por la rebeldía pacífica y el deseo por una revolución organizada. El que alguna vez fue un joven perteneciente a la resistencia francesa, un diplomático con la mirada puesta en civilizaciones vulnerables y una pluma discreta pero influyente detrás de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, falleció el pasado miércoles 27 de febrero. Superando los 90 años de edad, Hessel trascendió como el ícono ideológico de una generación de jóvenes que ha salido a las calles para exigir trasfiguraciones profundas en el sistema capitalista. 

Hessel nació en Berlín en 1917. Se dice que sus padres, un escritor y una periodista judíos, vivían en un triángulo amoroso con el amante de la madre: el escritor francés Henri-Pierre Roché. Éste relató la inusual relación en su novela Jules y Jim, misma que inspiró al director francés François Truffant a convertirla en película.

Cuando Hessel tenía ocho años de edad, la familia migró a Francia y tiempo después éste obtuvo la nacionalidad francesa. Hessel decía que desde que era muy pequeño, su madre imprimió en él un intenso sentido del goce por existir e introdujo una gran inquietud intelectual. Asimismo, el activista reconocía haber tenido una influencia especial de Jean-Paul Sartre, autor del que tomó como emblema el concepto de la responsabilidad individual, más allá de Dios o el partido. Desde muy joven Hessel sentía el deber de mejorar el mundo y de llevar una vida trascendente.

Stéphane ingresó a la Escuela Normal Superior de París, sin embargo, tras explotar la Segunda Guerra Mundial el joven se opuso rotundamente a obedecer al Gobierno colaboracionista de Vichy. Por tanto, viajó a la Gran Bretaña para unirse a las fuerzas de la resistencia del General Charles de Gaulle. En marzo de 1944 aterrizó en una Francia muy distinta a la que había conocido durante su infancia. Bajo la ocupación Nazi, el bullicio de la ciudades se había diluido por completo. Su misión consistía en establecer canales de comunicación efectiva entre Londres y los miembros de la resistencia francesa. La operación era conducida con éxito hasta que fue sorprendido por los Nazis.

Hessel fue capturado y enviado al campo de concentración Buchenwald y posteriormente a Dora, ambos ubicados en Alemania. Como prisionero de los Nazis, fue severamente torturado.  Su sentencia incluía la pena de muerte; poco antes de ser fusilado en Buchenwald, logró burlar su identidad con la de un cadáver. En Dora el trato fue igualmente cruel, sin embargo, logró escapar de los alemanes mientras era trasladado al campo de exterminio Bergen-Belsen.

Como una gran parte de sus coetáneos, la experiencia de la guerra tuvo un impacto determinante en la vida de Stéphane Hessel. Fue entonces cuando el joven que había luchado con la resistencia francesa inició su carrera como diplomático con la intención de lograr el diálogo y la cooperación entre países que tan terriblemente habían luchado entre sí.

Motivado por este ideal, trabajó en conjunto con Eleanor Roosevelt, primera dama de Estados Unidos en aquél entonces, en la elaboración de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. No obstante, su carrera diplomática fue en su mayoría dedicada a asuntos mucho menos glamurosos entre la comunidad internacional, tales como problemáticas complejas en países africanos y asiáticos. Hessel no era considerado como un idealista o revolucionario, sino como alguien que creía y trabajaba en el progreso y la justicia para todas las civilizaciones. Estaba convencido que los movimientos sociales tenían el poder de producir grandes cambios, al igual que durante la ocupación francesa, basta con que una pequeña minoría asuma la responsabilidad y actúe.

Aunque Hessel ya contaba con una trayectoria verdaderamente épica, se considera que el génesis de éste como influencia internacional fue en 2009. Con 92 años de edad, el alemán nacionalizado francés pronunció un discurso en el Palacio Glières con motivo de la conmemoración del 55 aniversario de la batalla entre las fuerzas de la resistencia y los alemanes.

En éste Hessel exhortó a la gente a deshacerse de la indiferencia y luchar contra la tiranía de los mercados financieros. Quería contagiar a los jóvenes franceses la pasión y el fervor que había caracterizado a la resistencia en el contexto de la guerra. El discurso abordaba una variedad temas como la inequidad social, el cambio climático, el sufrimiento del pueblo palestino, el maltrato del Gobierno francés hacia los inmigrantes, la libertad de prensa y el Estado de bienestar. Comparó los problemas del siglo XXI, mismo que definió como una dictadura internacional de los mercados financieros, con la opresión de régimen que vivió su propia generación. En éste se llamaba a una insurrección pacífica capaz de transfigurar un sistema basado en la injusticia. 

Indignez-Vous!

Un año después, el discurso fue publicado como libro por una pequeña editorial en Montpellier, Francia. Se imprimieron únicamente ocho mil ejemplares bajo el título Indignez-Vous! (¡Indígnense!). Hessel creía que difícilmente se venderían todos los ejemplares y éstos únicamente interesarían a miembros veteranos de la resistencia. Contra toda expectativa, las ideas plasmadas en el libro de tan sólo 32 páginas, sacudieron a toda una nueva generación alrededor del mundo que salió a las calles bajo el lema de Los Indignados, logrando superar los cuatro millones de ejemplares vendidos.

La publicación del discurso de Hessel coincidió con un momento muy particular el contexto europeo. En el marco de una economía deteriorada,  severos programas de austeridad y escándalos de corrupción, los jóvenes españoles fueron los primeros en cristalizar la elocuencia de Hessel el 15 de mayo de 2011. Como con efecto dominó, jóvenes de diferentes países replicaron el movimiento y tomaron lugares públicos en forma masiva, y en la mayoría de los casos, de manera pacífica. Las protestas se extendieron a Grecia, Francia, Israel y Bélgica, entre muchos otros. Estados Unidos también experimentó su propia versión del ideario de Hessel con el movimiento Occupy Wall Street.

El padre ideológico del movimiento de Los Indignados expresó que éste no se traducía en un intento por alcanzar una revolución ideológica, sino en un auténtico deseo por obtener lo que le corresponde a los ciudadanos. Desde este punto de vista, los jóvenes no exigen que los gobiernos desaparezcan, por el contrario, exigen que éstos cambien la manera en que se atienden las necesidades de la gente.

Stéphane Hessel murió a los 95 años de edad, dejando como legado una lucha activa por valores universales y una búsqueda por la auténtica libertad. El presidente de Francia, François Hollande, se refirió a Hessel como una gran figura cuya vida excepcional había sido dedicada a la defensa de la dignidad humana que nos deja como lección nunca aceptar la injustica. El padre detrás del movimiento de Los Indagados falleció, sin embargo se ha inmortalizado.

Tapatío

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