Miércoles, 27 de Noviembre 2024
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Deliciosamente incorrecto

En la tierra de la lucha por autos “verdes”, el M6 es una riquísima oveja negra

Por: EL INFORMADOR

Reactivo. Hay que medirle la pulsación en la aceleración, ya que arranca de forma poderosa.  /

Reactivo. Hay que medirle la pulsación en la aceleración, ya que arranca de forma poderosa. /

GUADALAJARA, JALISCO (30/NOV/2013).- Los Ángeles, 2013. La telaraña de autopistas de la mayor ciudad del estado más rico de la Unión Americana está invadida. Las atiborran autos híbridos y eléctricos que algunos suponen que ayudan a salvar el planeta. Para hacerlo, inyectan masivas dosis de aburrimiento automotor, sea por su incapacidad de aceleración, sea por su movimiento más silencioso que una biblioteca tibetana. Por fortuna, hay antídotos. Y nosotros conducimos uno de ellos.

Girar la llave del BMW M6 Gran Coupé produce reacciones fuertes en California. Algunos  lo voltean a ver como la beata de pueblo ante una imagen satánica. La mayoría, por fortuna, aún tiene sangre corriendo por sus venas y aplaude con respeto lo que es capaz de hacer este alemán. “¿Cuántos caballos tiene?”, pregunta un sonriente señor antes de sentarse al volante de su Focus con cerca de 10 años de uso y ponerse al lado de su horrorizada mujer. “560”, le contesto regresando una sonrisa. Entonces su boca se abre aún más y sus ojos se iluminan como si alguien le hubiese, de repente, enseñado la luz en un universo en tinieblas: “Woooww”. Seguro ya no era el mismo cuando se fue.

Al igual que lo que ocurre con el M5, no es suficiente poner en D la caja automática de dos embragues con siete velocidades y quitar el pedal del acelerador para que el auto se mueva. Con el M6 Gran Coupé, también hay que acelerar para que auto se desplace, ya que las 750 rpm de ralentí del motor no son suficiente. Los primerizos pisamos el pedal con más fuerza y sentimos que, por una fracción de segundo, nada va a pasar… hasta que pasa. Menos de cinco segundos después -de hecho en 4.4 segundos, de acuerdo con el fabricante- ya estaremos a 100 km/h, que es más o menos lo más rápido que las leyes de California nos permiten en las “freeways” urbanas. Y esta es sólo una más de las limitaciones impuestas por el “Big Brother” del que nos hablaba Orson Welles en su libro “1984”.

La esperanza

Cuando tienes límites tan rígidos, la mente difícilmente los rebasa, como nos mostró el vigilante de un centro comercial quien, al mando del carrito –eléctrico, claro– con que recorre el inmenso estacionamiento del lugar, preguntó cándidamente: “¿Le pisaste muy duro?”. Nos sentimos crueles con nuestra respuesta, pero en el momento nos salió del alma: “¿Dónde, si aquí no podemos correr?”. Él respira resignado antes de asentir con un movimiento de cabeza. “En otros países, podríamos conducirlo a todo lo que da”, seguimos, casi torturando al pobre hombre. Pero en realidad le hicimos un favor, le ampliamos el horizonte mental. “Es cierto”, contesta como quien se percibe ante una gran revelación filosófica, mirando un poco hacia arriba antes de despedirse. El M6 es capaz de producir ese tipo de reacciones.

Son esas cosas que sólo el atrevimiento nos da. Ni qué Tesla S ni qué Prius ni qué nada. Esto sí es un auto, con un rugiente V8 bi-turbo con 4.4 litros bajo el cofre, que truena más fuerte que la más poderosa de las tormentas que haya vivido el suroeste estadounidense.

Si no estamos de modo para correr, bueno, siempre podemos poner todos sus modos: de dirección, transmisión y suspensión en “confort”, para así disfrutar de sus asientos de piel; su excelente estéreo con radio satelital y sus terminados impecables. ¿Quemacocos? No. Esto sí sería un pecado. Esto es un deportivo de verdad y para no subir su centro de gravedad, no se permite ponerle peso donde más estorbaría. De hecho, el techo es de fibra de carbono, justo para mejorar la estabilidad al bajar ese centro de gravedad.

Para un poco más de ganas de divertirnos, basta con presionar uno de los pequeños botones a la izquierda del volante que dicen:  “M1” y “M2”. En ellos se pueden guardar preferencias de conducción para instantáneamente ajustar los controles de dirección, suspensión, cambios y hasta la sensibilidad del acelerador. Todo sin pasar por complicados menús en la hora de conducir.

Por todo lo que puede hacer, sólo una persona o un objeto tan políticamente incorrectos como el BMW M6 Gran Coupé puede producir reacciones como las que vimos en los cuatro días que lo tuvimos en Los Ángeles. Después de vivir esa experiencia, termina importando poco que el viento haga mucho ruido incluso viajando a solo un tercio de los 305 km/h que el auto puede llegar, si le dan el espacio como el de una autopista alemana, por ejemplo.

Sí, en México cuesta 2.39 millones de pesos. ¿Será ese el costo del antídoto contra el tedio? Bueno, tal vez lo sea, si queremos –y podemos- hacerlo con estilo.

Sergio Oliveira/Los Ángeles

RADIOGRAFÍA

MOTOR. V8; Bi Turbo; 4.4 litros de desplazamiento; 560 HP y 500 libras-pie de toque.

SUSPENSIONES. Independiente en ambos ejes, con resortes helicoidales y barra estabilizadora al frente y atrás.

TRANSMISIÓN. Autómatica de siete velocidades (7+R), con modo secuencial.

FRENOS. De discos ventilados al frente y atrás, con ABS.

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