Una familia de campistas, un joven que ayudaba en la construcción de un centro de rehabilitación, una mujer que visitaba su rancho y una vecina que caminaba por la calle son algunos de los heridos del ataque del pasado martes en Tlajomulco, que dejó seis muertos y 14 lesionados. No hay detenidos.Víctor Manuel (de 32 años) y su esposa Karla (de 28) aprovecharon las vacaciones de sus hijos y decidieron ir a acampar. Regresaban a casa cuando ocurrieron los estallidos. De acuerdo con los testimonios, los explosivos se activaron de forma simultánea. El estallido destruyó su coche familiar, un Chevrolet Astra de color plata, modelo 2005, justo cuando subían sus pertenencias. Víctor Manuel sufrió lesiones leves, pero Karla tuvo laceraciones en sus extremidades a causa de las esquirlas. Iban acompañados de tres menores de 14, 13 y nueve años de edad, quienes fueron aventados por la onda expansiva. Los niños ya fueron dados de alta.Otra víctima fue Samuel, de 20 años. Las esquirlas lesionaron sus ojos. Trabaja en la construcción de un edificio, al lado del anexo contra las adicciones donde se encuentra internado. Señaló que se asomó luego de ver la movilización de patrullas; incluso, una de las unidades se detuvo y pidió indicaciones, pues los agentes explicaron que estaban en un operativo. Los vehículos avanzaron unos metros y sobrevino la explosión.Ana María, de 22 años, es vecina del fraccionamiento La Fortuna, en Tlajomulco. Ella tiene un rancho ubicado sobre la brecha que lleva al cerro de El Tinaco y regresaba de visitarlo cuando ocurrió el ataque. Sufrió lesiones en sus extremidades y fue llevada a un puesto de socorros en la cabecera municipal.Esmeralda, de 33 años, vive sobre la misma calle donde ocurrió la explosión. Caminaba hacia su casa cuando ocurrió el hecho: ella sufrió lesiones en la pierna izquierda y también en el abdomen.En una ceremonia protocolaria y privada en la Fiscalía del Estado de Jalisco se rindieron honores a los policías investigadores Joel Estrada, José Manuel García Gómez y Mario Martínez Marrón.A las 15:00 horas se convocó a la ceremonia luctuosa en honor a los oficiales caídos en cumplimiento de su deber el pasado martes 11 de julio en la colonia Larios, en Tlajomulco de Zúñiga.En las instalaciones de la calle 14 llegaron las carrozas con los restos fúnebres y camiones con familiares y amigos. También asistieron autoridades como el secretario de Gobierno del Estado de Jalisco, Enrique Ibarra Pedroza, y el presidente municipal de Tlajomulco, Salvador Zamora.El evento se llevó a cabo a puerta cerrada para los medios de comunicación. Durante la ceremonia, se realizó el pase de lista de los tres policías investigadores y se escuchó el grito unísono de “Presente, Presente”. Posteriormente, se aplaudieron y soltaron globos blancos con figuras de estrellas y corazones.Al salir, la prima de Mario Martínez expresó sus sentimientos y describió cómo era su familiar. “Estamos tranquilos porque él amaba esta profesión, le gustaba arriesgarse y era su pasión. Era soltero, no tenía hijos, vivía con su papá y se dedicaba a cuidarlo también. Era el más joven de sus siete hermanos, tenía 34 años y llevaba tres años en la corporación. Era una persona risueña, graciosa. Su mamá es sinaloense y le gustaba el ambiente y la música de banda. Era muy alegre y le gustaba ir a Mazatlán”, detalló.Las carrozas salieron del recinto de la Fiscalía Estatal hacia la funeraria para dar continuidad a las ceremonias religiosas y fúnebres.El Presidente Andrés Manuel López Obrador consideró que el uso de artefactos explosivos contra policías en Tlajomulco, Jalisco, busca sembrar terror en la sociedad, pero rechazó calificarlo como un acto terrorista. “No quiero adelantar nada sobre eso, hay que ver en sentido estricto lo que significa el terrorismo, que está más vinculado a la parte política, la ideología y también a los fanatismos”, declaró en la mañanera.López Obrador aseguró que no se debe dar cabida ni abrir la puerta a los ultraconservadores que buscan pretextos para vulnerar la soberanía del país. “Hay que estar pendientes de eso, hay muchos que buscan sacar provecho, porque aparte de los buitres también están los halcones”.El Presidente condenó la agresión en Tlajomulco, donde seis personas perdieron la vida, y señaló que se trató de una emboscada, utilizando a las madres buscadoras para atraerlos al lugar de los hechos.Sin mencionar nombres, López Obrador afirmó que se ha identificado al grupo criminal responsable de estos hechos y que el Gobierno de Jalisco está llevando a cabo la investigación, sin descartar la participación de autoridades federales.Cuando se le preguntó si se buscaba sembrar terror, respondió: “Sí, actuar con más violencia. Creo que eso, desde luego, produce mucho dolor, pero también genera más repudio de toda la sociedad. En este caso, fueron policías que estaban cumpliendo con su deber, pero fue una acción premeditada, cruel, una trampa”.El ataque con explosivos contra policías ocurrido la noche del martes en Tlajomulco no es un problema de seguridad pública, sino un asunto que tiene que ver con la violencia que genera el crimen organizado, respondió el gobernador de Jalisco con respecto a las declaraciones de Andrés Manuel López Obrador.“Pedirles un minuto de silencio porque compañeros de la fiscalía del Estado y de la Policía Tlajomulco fueron atacados por un grupo de la delincuencia organizada y eso habla de un problema, que no es, porque luego se quiere confundir, de Seguridad Pública; hemos trabajado muy duro con los municipios para resolver el problema de seguridad, los robos, los asaltos. Es un problema de violencia, de violencia brutal generada por el crimen organizado”, dijo el gobernador durante una gira de trabajo por los municipios de la sierra del Tigre. En su recorrido, el mandatario hizo un llamado a la “unidad” en tiempos que no son sencillos para el Estado.SUNLA VOZ DEL EXPERTONancy Angélica Canjura, investigadora de Causa en ComúnEl hecho de que el crimen organizado comience a utilizar explosivos para generar terror en la sociedad, especialmente contra las autoridades encargadas de la seguridad, representa para los especialistas en seguridad un desafío a las autoridades y una muestra de hasta dónde pueden llegar, sabiendo que existe impunidad y que no se les podrá enfrentar.Según Nancy Angélica Canjura, investigadora de Causa en Común, estas acciones demuestran que el crimen organizado tiene como objetivo probar los límites de la violencia y presionar a las autoridades.“Llevamos años en esta lucha infructuosa contra la delincuencia organizada, lo cual ha llevado a escenas dantescas en diferentes puntos del país. Sin embargo, afortunadamente, estos ataques no han sido constantes. Lo que vemos ahora es una especie de desafío descarado, donde muestran que no tienen límites y que están dispuestos a llevar la confrontación al extremo. Es necesario que el Estado mexicano responda de manera contundente”, señaló la especialista en seguridad y políticas públicas.Arturo Villarreal Palos, investigador de la UdeG y especialista en seguridad y justiciaPor su parte, Arturo Villarreal Palos, investigador de la Universidad de Guadalajara y especialista en seguridad y justicia, considera que si bien el crimen organizado siempre ha utilizado este tipo de artefactos, recientemente se ha observado su uso con el propósito específico de generar miedo en la población, aprovechándose de su conocimiento sobre cómo actuarán las autoridades en las trampas que les preparan.Indicó que su uso demuestra la falta de inteligencia policial, ya que en la mayoría de los casos han logrado atacar a las autoridades sin ser detectados.“Las autoridades están actuando a ciegas. No saben a qué se enfrentan ni cómo va a atacar el enemigo. Pero quienes sí tienen información sobre cómo operan las fuerzas policiales son los delincuentes, porque ellos cuentan con un despliegue y análisis de los movimientos de las autoridades, lo que pone a los cuerpos policiales en una gran desventaja”, afirmó el especialista.Añadió que lo ocurrido la noche del martes, al igual que lo sucedido el pasado 29 de junio en Celaya, Guanajuato, evoca las acciones emprendidas por el crimen organizado en Colombia a fines de la década de 1980 e inicios de la década de 2000, lo cual indica que estas tácticas han comenzado a replicarse en México, aprovechándose de la impunidad y la falta de Estado de Derecho.ANTE INACCIÓN DE LAS AUTORIDADESEste incidente es un ejemplo más de la afrenta contra los familiares de desaparecidos, quienes, ante la falta de acción de las autoridades y la incertidumbre sobre el paradero de sus seres queridos, han asumido la labor de buscar sus restos durante años.El trabajo de los buscadores es peligroso y agotador. Se enfrentan a condiciones extremas de calor, terrenos abruptos y una tarea desgarradora: recorren caminos, llanuras y montañas insertando varillas de acero en la tierra para detectar el inconfundible olor de los cuerpos en descomposición que podrían estar enterrados.El anuncio del gobernador indignó a estos colectivos debido a que Jalisco es el Estado con el mayor número de personas desaparecidas en el país, y los buscadores de la Entidad ya tenían una profunda desconfianza en las autoridades, quienes no investigaron con prontitud la desaparición de sus hijos y dejaron las labores de investigación en manos de los familiares de las víctimas. “Es una muestra más de lo rebasado que está el Estado”, dijo Héctor Flores, líder del colectivo Luz de Esperanza en Jalisco. “No pueden encontrar a los desaparecidos ni garantizar la seguridad”.AP
