Diversificación en la minieconomía agricola

Haciendo presencia escrita en este espacio dominical vamos a exponer ante nuestros amables lectores, las experiencias que el ejercicio profesional de la economía, que rebasa las cinco décadas de trabajo constante y siempre con la disponibilidad de aprender, corregir y divulgar, los avatares de agrónomo nos han llevado por las diferentes regiones y zonas del ámbito agrícola; por ello, en la presente colaboración nos atenemos al título que encabeza esta misma.

Si bien es cierto que nuestros suelos y climas para la agricultura, son extensos también es cierto que el dinero “constante y sonante” para el financiamiento de las inversiones es limitado o de plano no existe en la actualidad, sin embargo la agricultura se sigue dando, aún, con lo costoso de algunos cultivos que se hacen en zonas de Michoacán, Guanajuato y nuestro Jalisco. Nos referimos parcialmente a las frutillas: fresa, zarzamora, frambuesa y arándano, que, como se dice en el extraño lenguaje de la computación los llamaremos pues “cultivos de última generación”. Significan estos cultivos en su costo una verdadera excepción; los recursos monetarios son particulares y provienen del agio y, en el mejor de los casos un dinero no muy barato que es el que sueltan las dos o tres financieras oficiales para la empresa agropecuaria.


SUPERIFICIES MÍNIMAS

Hacer agricultura a partir de una hectárea y, que si acaso llega a tres como máximo, lo hace Portugal, lo hace Francia, lo hace Italia y desde luego Israel, solo por mencionar a estos países que nos dan ejemplo; aunque las comparaciones se dice, son odiosas tenemos que aceptar que la economía en la agricultura mínima es una constante rentable en los ingresos del productor.

Las grandes extensiones agrícolas o pecuarias con un concepto de empresa moderna son rarísimas; desde hace unos treinta años esas grandes superficies fueron reduciéndose. Superficies tenidas en propiedad por una familia o una persona. Aunque la producción ganadera, hortícola y pecuaria llenaba ciertos espacios de mercado, este factor (mercadeo) poco se tomo en cuenta, pues a fuer de ser honestos y sinceros y no teniendo un proyecto agropecuario, muchos productores del ámbito agropecuario no llevaron y, aun, no llevan números. Así, no es posible saber cuanto cuesta producir un litro de leche, un kilo de carne o un kilo de legumbres, o granos. En la oferta y la demanda se pierde “el debe y el haber”. Anécdota: hubo un criador de reses que al preguntar por el costo se perdía en la pregunta y tenía por respuesta el recibir debajo de un árbol el precio de venta por sus animales.¡y párale de contar! Por que llevamos cargas de este tipo de anécdotas a los largo pues de mas de medio siglo de trabajo.

Una tradición que no debimos o debemos abandonar es la de aprovechar  las superficies pequeñas cuasi para producción y trabajo de familia, como de hecho se ha venido haciendo en algunos lugares de nuestro estado.

Superficies pequeñas de media hectárea cultivadas con flores; superficies mínimas en donde se cultivan legumbres de varias especies; solo es necesario el trabajo del hombre para cultivar adecuadamente su terreno preparándolo para recibir la semilla de un vegetal que deberá desarrollar un sistema de raíz, para lo que necesita un suelo mullido, con una profundidad de 30-40 centímetros. Eso sí, debe tenerse cuando menos una pulgada de agua disponible y de caída constante, que se almacena en un tanque, que no necesariamente sea de mampostería, ya que en la actualidad la tecnología facilita la construcción o ubicación de reservorios para distintas capacidades y los materiales son ligeros, desmontables y resistentes.


OBTENCIÓN DEL AGUA PARA RIEGO

Un instrumento (sic) poco conocido entre nosotros e igualmente poco utilizado es el “molino de viento” o papalote que funciona con el viento y mientras sus aspas están funcionando (se puede poner candados) bien puede estar sacando de las capas friáticas o subsuelo, mínimo una pulgada de agua, más o menos tres litros por segundo. Los cálculos de necesidades de agua para riego y su respuesta son una excelente guía para que decidamos y si así lo entendemos hacer un cultivo, en función a los requerimientos del vegetal de cosecha. Es aquí donde una mínima superficie explotada intensivamente, es rentable, por que, podemos llevar dos o tres cultivos que difieran en su ciclo biológico con el objetivo de establecer calendarios de cosecha que llegue rápido y fácil a los mercados más cercanos, sin que tengamos que invertir para el traslado, transportes de aire acondicionado; por otro lado y a este respecto la sociedad de consumo busca cada vez más el producto fresco, que conserva todas sus características culinarias y de gusto al paladar.


EQUIPO DE TRABAJO

Tractor e implementos rentados o de maquila; utilización de tracción animal específicamente mular o caballar. No es pensable la inversión de maquinaria e implementos para una superficie que no rebasa las dos hectáreas.

Los insumos son semilla, desinfectantes, insecticidas y funguicidas, además de aspersora de mochila y la intención o decisión de sembrar dos, tres o cuatro cultivos simultáneos, se toma una vez conocido el tipo de semilla que vamos a utilizar. Sugerimos la semilla certificada porque ello garantiza una cantidad del 83 al 95 % de germinación o viabilidad, es cierto que algunos mini agricultores venden semilla de sus cosechas aviejadas, pero también es cierto que los hay productores más meticulosos y sin embargo, los resultados en una siembra con origen de tales semillas serán siempre dudosos.

Antiguamente la semilla para cosechas de trasplante se ponía en “almácigos” en el suelo mismo, con la desventaja de la falta de homogeneidad en la plántula; es así que actualmente (y aunque haya vestigios de lo anterior) se prefiere la charola de germinación; estas son de hielo seco y por lo tanto neutras para cualquier reacción, y la hay desde las 200  a las 700 casillas. Estas charolas son muy prácticas para su manejo y al germinar y emerger la plántula podemos siempre y con mucha seguridad seleccionar las mejores.


CULTIVAR CALIDAD

Que si un producto como la col, la lechuga se cosechan con bajo peso y en alto porcentaje, se debe, más que a las condiciones del suelo (la mayoría de estas cosechas) trabajan con una reacción de 6.5 a 7.0. La calidad de peso se presenta por una nutrición en desequilibrio. Coles y lechugas el cliente las compra por su compacticidad o sea, que las hojas están colocadas (filotaxia y ortástica) en función a la parte de la raíz de la planta que les corresponde.
Aquí es y dicho o expresado con perdón,”donde la puerca tuerce el rabo”. Interpretar la función de los elementos de nutrición que concurren en cada cultivo, nos obliga a entender mezclas y dosis, además de del número de repeticiones o tratamientos durante el ciclo biológico.


EJEMPLO

Vamos a cultivar cebolla para arpilla, cebolla de rabo, cebolla de cambray o cebollón y queremos que el producto al mercado aparezca totalmente blanco (a excepción de la morada que es otra variedad), la planta pues debe permanecer cubierta de suelo o tierra, durante todo su ciclo de desarrollo; si el bulbo no esta cubierto totalmente hay una función clorofílica en esa parte descubierta y el producto aparece veteado de verde.

La siembra de cebolla puede ser su cultivo de trasplante o siembra directa al surco; este último método es de “siembra al chorrillo” y cuando emerge la plántula hay que desahijar para dar la distancia correcta entre planta y planta, dependiendo de las dimensiones del bulbo en cultivo que queramos. Por otro lado la planta  germinada en charola como hemos dicho, supuestamente ya la hemos seleccionado y por tanto podemos hacer un surco suficientemente ancho o, de “lomillo” para que con tres hileras por surco podamos tener una población considerada en la superficie de terreno y su multiplicación rentable. Para el cultivo de la cambray se germina la semilla y se deja crecer el bulbo al tamaño o medida de una canica, alcanzado esto, podemos utilizar una sembradora, todo es cuestión de cambiar los platos.