Sábado, 28 de Diciembre 2024

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Cultivemos de primer mundo

Por: EL INFORMADOR

¿Por qué no? Altos rendimientos; máxima calidad; mercado rentable. No dejamos de extrañarnos al observar el mercadeo y mercado de cosechas en los niveles mundiales, productos que en origen son nuestros y sin embargo muy “apenitas” hemos adquirido una conciencia de consumo y también paralelamente algunos incipientes trabajos para recuperar lo que nos corresponde. Ejemplos: tomate o jitomate, cacao, frijol y, para mencionar algo que tenemos metido hasta la medula por idiosincrasia que es el maíz.

Este cereal que hace la tercia en la dieta básica mundial con el trigo y el arroz, su cultivo lo hacen ahora los productores modernos pero adquiriendo en la mayoría de las experiencias semillas de marca dependientes de empresas extranjeras.

Por qué en países y de primer ejemplo, los Estados unidos de Norteamérica, produce maíces específicos (alimentación humana, forrajes, industria), a más de enviar semillas mejoradas a regiones donde el grano se cultiva?. Creemos en la importancia de una estructura económica estructurada en donde se incluye al sector agropecuario; nos interesa, en la presente colaboración de esta página de los domingos exponer consideraciones que justifiquen años de vivencias, experiencias, observación y el deseo del cambio que nos ubique en los niveles de real competitividad con otros países que también cultivan maíz; porque en ello cimentamos un cereal en el que hemos de encuadrar realidades y oportunidades, en relación con los cultivos originarios nuestros y que como el fruto del aguacate, hacen presencia mexicana en varios países.

COSTUMBRISMO Y AVANCES
En un dicho popular que –personalmente consideramos una falacia- se menciona que “semos el páis del máiz”; dicen que dijo don Porfirio Díaz. Pero por otro lado, aunque poéticamente Ramón López Velarde menciona al grano o cultivo, cuando en su Suave Patria nos dice: México tu superficie es el maíz.

Encontraste con todo lo arriba mencionado y en este principio de siglo XXI tenemos muchas zonas de idiosincrasia costumbrista que manifiesta cierta desconfianza del agricultor maicero, seguimos viendo maíces criollos y para lo cual no necesitamos ir muy lejos pues, a 124 kilómetros de Guadalajara “mismito en el municipio de Tapalpa” tenemos a nuestros amigos productores de maíz a los que, no hemos podido convencer de las bondades de las semillas híbridas y, que con ello dejaran de sembrar el maíz criollo (producido en la zona) de mazorca de ocho hileras o carreras. Y no es poca la superficie que se cultiva con este tipo de semilla; así pues es interesante estudiar la economía de ese tipo de agricultura.

Hasta el gobierno alemanista, se dejan ver las inquietudes hacia el mejoramiento de la semilla del maíz; fue un político senador él, Gabriel Ramos Millán, quien propicia los acuerdos correspondientes para que en el, en aquel entonces I.N.I.A, obtuviera la colaboración de Chapingo entonces, la escuela mas grande y con mayores recursos económicos del país.

Veamos: botánicos, genetistas, fisiólogos, químicos y técnicos de la experimentación y la medición, han estado presentes desde entonces, “trabajando a la mexicana”, queriendo decir como alfiles que se dice en el juego de ajedrez o, peones de brega, como acostumbra la jerga taurina. Para muestras el botón del Dr. Norteamericano Burlough (¿?) quien hace décadas se hizo acreedor a un premio mundial por su revolución verde, la cual curiosamente se inició y gran parte de ella se desarrolló en nuestro país, con gran presencia pues de nuestros científicos y técnicos mexicanos.

El financiamiento para este programa que de ninguna manera es de un día, sino que abarca varios ciclos y años, lo dio una conocida fundación norteamericana: Rockefeller.

En este espacio de nuestra exposición dejamos a la imaginativa de nuestros apreciables lectores productores, el intríngulis de cómo se manejan los conceptos de economía aplicada para la producción agrícola, en la cual estamos ubicados mas o menos en la cola; aunque, experiencias nobles y admirables no dejan de llevarse a cabo por técnicos jaliscienses egresados la mayoría de ellos de la unidad del estado, pero que no obstante la aceptación de su producto semilla por los agricultores, sobre todo en la región de La Barca estos técnicos obsesionados con el ejercicio de su carrera, están abandonados si hablamos de apoyo financiado por el gobierno, y que también en ello, pidieran participar algunas organizaciones particulares y privadas, para lo que se hace necesario e indispensable una fundación.

El reclamo de la madre naturaleza tiene eco en la necesidad de satisfacer la alimentación de la población mexicana con nuestro grano básico, amén de buscar ¿Por qué no? La exportación.

HISTORIA DE LOS HÍBRIDOS

Empecemos con el maíz y a manera de “échate la primera”, podemos hablar del tantas veces traído y llevado “maíz transgénico”.

“Que no nos asusten con el petate del muerto”. Los cambios en el genoma de la planta del maíz se buscaron y los resultados aparecen en apoyo de un mejor comportamiento de la planta en si misma; no hay trascendencia alguna nociva en el consumo humano. Un poco de historia: los intentos para mejorar el rendimiento de las variedades de polinización libre fueron, en un principio, y en su mayor parte, desalentadores. Aun cuando era posible obtener muchas variedades diferentes o cambiar el aspecto característico de una variedad por selección continua, poco se progreso en el incremento de la capacidad hereditaria para rendimiento de una variedad bien establecida. Este fracaso en la mejora del rendimiento se debió a la naturaleza heterogénea del maíz y a las prácticas experimentales deficientes que se utilizaban en aquel tiempo. Un campo de maíz contiene plantas de alto y bajo rendimiento. Las plantas de alto rendimiento son el resultado de combinaciones favorables de genes. Sin embargo, dichas combinaciones favorables de genes no siempre se reproducen en las progenies de las plantas de alto rendimiento puesto que las plantas son fecundadas por polen procedente de plantas buenas y de plantas malas, todas ellas altamente héterozigoticas hasta que se estableció el concepto del maíz híbrido, no se dispuso de un método por medio del cual se pudiera controlar debidamente el genotipo, a fin de que solo se produjeran plantas de alto rendimiento en un determinado campo de maíz. Tenemos en nuestras cosechas maiceras de tradición criolla mazorcas de distintos fenotipos; en algunos casos encontramos mazorcas  con tres o cuatro colores de grano.

En los inicios del siglo pasado, cuando el chaparrito Madero andaba queriendo tumbar de la silla a Díaz, y que con escasez del grano había cierta hambruna para satisfacer la dieta del campesinado, en los Estados Unidos se iniciaba la era del mejoramiento del maíz a cargo del Dr. G.H. Shull. Quien sugirió un método para la producción de semilla hibrida de maíz. Un año antes este mismo personaje había indicado ante todo tipo de productores maiceros interesados, que un campo ordinario de maíz esta compuesto por muchos híbridos complejos, cuyo vigor disminuye al autofecundarse y que él fitogenetista debería luchar por mantener las mejores combinaciones. Como resultado de los trabajos y estudios de autofecundación y cruzamiento realizados por Shull, se definió en 1909 un plan consistente en: A) autofecundar, para obtener líneas puras y B) cruzar las líneas puras (autofecundadas) para producir líneas hibridas de producción uniforme.

También por ese año de inicio de siglo el Dr. Edward East que había trabajado en las estaciones agrícolas experimentales de Illinois y Connecticut, dio a conocer un trabajo sobre las autofecundaciones en el maíz. Sus resultados fueron similares a los del Dr. Shull. En un principio parecía que el método de mejoramiento del maíz híbrido no sería práctico debido a que el costo de producción en la semilla híbrida era muy elevado. El problema fue resuelto cuando el Dr. D.F. Jonnes sugirió, en la década y media del siglo (1918), el cruzamiento entre dos líneas de cruzas simples vigorosas para producir semilla. Este paso hizo posible la producción económica de semilla de cruza doble. La primera cruza doble producida comercialmente fue un híbrido al que se le dio el nombre de Burr-Leaming, producido en la estación agrícola experimental de Connecticut, y sembrado en ese estado cinco años después. Luego en 1924 también H. A.Wallace produjo una cruza simple que se vendió en Iowa con el nombre de Copper Cross.

Por ser Jalisco uno de los principales productores en este cultivo esperamos la venia de los mandos editoriales para continuar con el tema que, como es costumbre y norma llevamos la exposición ante nuestros agricultores maiceros a los que les decimos ¡fuera temores! 80 000 plantas por hectárea nos dan mínimo  80 000 mazorcas (sin coateo). 80 000 multiplicados por .235 que es el peso de los granos de una mazorca con el 11 % de humedad en la conveniencia de mercado y almacén o bodega que actualmente manejamos; con esos números pues estaremos obteniendo 12 a 13 toneladas por hectárea si es que en la temporada San Pedro y San Isidro nos surten con abundantes lluvias.

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