Viernes, 18 de Octubre 2024
México | Por: Vicente Bello

Tren parlamentario

La fabricación de leyes

Por: EL INFORMADOR

Marcado por la indolencia y, en no pocas ocasiones, también por la mala fe, el proceso legislativo en San Lázaro chocó ayer contra sí mismo. Y, de ese encontronazo, chisporrotearon acusaciones del PRI hacia el PAN de estar éste plagiando descaradamente sus iniciativas en curso de dictamen.

“Son dos preguntas”, atajó el diputado federal priista Francisco Saracho Navarro a Jesús Ramírez Rangel, del PAN, que desde hacía varios minutos, en la tribuna, presentaba, muy orondo, un dictamen de reforma a la Ley Aduanera. “La primera pregunta: ¿Diputado, está usted enterado de que existe otra iniciativa similar a la que usted suscribió en la Comisión de Hacienda?” Un “no” escueto y seco fue la respuesta de Ramírez Rangel.

Saracho ya no preguntó. El “no” de Ramírez tuvo el efecto de un fuelle soplando sobre la hulla. “Eres un plagiario”, se generalizaba el griterío priista. “Permítanme, señores diputados”, terciaba entonces el presidente Jorge Carlos Ramírez Marín. “Este asunto no es un asunto menor”, jiribilloso, añadía el yucateco, para luego declarar un receso de 10 minutos. Y convocaba a reunión a los vicecoordinadores de las bancadas y al presidente de la Comisión dictaminadora, la de Hacienda, que preside Mario Alberto Pocoroba.

Desde hacía varios minutos, Jesús Ramírez Rangel presentaba en tribuna un dictamen de reforma al Artículo 152 de la Ley Aduanera, que la Comisión de Hacienda había aprobado en la víspera, derivado de una iniciativa que el panista presentó en diciembre de 2010.

Consistía en imponer un plazo de hasta seis meses al Servicio de Administración Tributario (SAT) para emitirle dictamen sobre mercancías de importación atoradas en las aduanas. Se trata, decía al diputado panista, de dar certeza jurídica a los particulares, y de que éstos no esperen hasta cinco años que les resuelvan, cuando en muchas ocasiones ya sus productos no sirven. Y se ponía el panista a agradecer a la Comisión de Hacienda de Pocoroba la aprobación del dictamen; también a los agentes aduanales, con los que dijo haber intercambiado opiniones. Y de manera particular, apostillaba el coahuilense, “a los agentes aduanales de Piedras Negras y de Ciudad Acuña, Coahuila”. A todos agradecía el apoyo unánime a su iniciativa ahora convertida en dictamen.

Ya no aguantó más Saracho Navarro, que desde hacía varios minutos iba y venía por entre el curulerío, reclamando a Pocoroba, y comentándoselo a otros, que Rangel le había “fusilado” olímpicamente la iniciativa; porque la de Rangel tenía una redacción y propósitos literalmente idénticos a los que el priista presentó al pleno, como reforma al 152 de la Ley Aduanera, desde el 29 de abril de 2010. Pidió, desde su curul, hacer una pregunta al de la tribuna, Rangel. “Nada más que termine la presentación”, respondió el panista. Y, terminando, Saracho se la hizo.

Vueltos del receso, el que habló fue Mario Alberto Pocoroba. ¿Por qué no consideraron, para efectos del dictamen, la preexistencia de la iniciativa del 29 de abril?, era la pregunta. Negaba mala fe; negaba indolencia. Sólo dijo que se había tomado en cuenta la de Saracho en la elaboración del dictamen, con una adecuación: el plazo máximo del SAT para resolver sobre iniciativa parada en aduanas, no sería de cuatro meses, como planteaba el priista, sino de seis, como propuso en diciembre Rangel.

En el receso acordaron las cúpulas de los partidos que, para destrabar la bronca, se incluyera en la argumentación del dictamen a las dos iniciativas, y no sólo a la del panista.

Oportunidad de oro, para la oposición del PT. En voz de Jaime Cárdenas, decía: “El problema de fondo es la falta de respeto a los procedimientos parlamentarios; muchas veces en las comisiones los presidentes son una suerte de ‘presidentitos’ o ‘reyecitos’ que hacen lo que quieren con el procedimiento parlamentario”.

El panista Carlos Alberto Pérez Cuevas intentó con premura parar a Cárdenas: en su intento de explicación del porqué no se dictaminó la iniciativa de Saracho, arguyó: “Conforme al Reglamento no hubo la excitativa correspondiente en su momento; por tanto, no se estaba obligado”.

Argumentación fallida. Fácilmente lo alcanzó el diputado Reginaldo Rivera, del PRI: “Es inexacto que se pretenda establecer que se necesite una excitativa para que se dictamine una iniciativa. Es falso. Toda la normatividad en México establece el principio de que el que es primero en tiempo, es primero en derecho. En todas las leyes existe este principio”. Y exigía entonces reconocerle el mérito a su correligionario Saracho.

Un mordiente Mario di Costanzo, del PT, apareció entonces distendiendo la atmósfera enrarecida por los gritos priistas contra el panista, de “plagiario”: “Una propuesta, presidente (Ramírez Marín). En este caso se ve claramente que el PAN le fusiló la iniciativa al PRI, pero yo creo que están pagados porque el PRI le fusiló la iniciativa laboral al PAN; entonces, que cada quien se quede con su golpe. Esa es mi propuesta”…

Al final, aprobaba el pleno el cambio a la Ley Aduanera y la remitía, convertida en minuta, al Senado, para la continuación de su proceso legislativo como también hizo lo mismo con otras leyes, como la de Pensiones, en la que mandata que a los jubilados y pensionados que ganen hasta 25 salarios mínimos no se les descuente el ISR.

En el Senado, en comisiones, había comparecido Marisela Morales, propuesta del Presidente Felipe Calderón para la titularidad de la PGR. Allí, dijo ella que se compromete a la autonomía del Ministerio Público Federal. Ningún senador le creyó, por supuesto, pero dieron paso a la decisión del Presidente.

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