Tren parlamentario

El Reglamento de la Cámara de Diputados camina. Y los legisladores, unos con pujidos y otros callados, también ya caminaron.

Vigente a partir del 1 de enero —aunque parcialmente, porque hay artículos que no lo estarán sino a partir del 1 de septiembre próximo— la norma que los diputados se impusieron a ellos mismos se ha estado aplicando, no sin sus momentos de controversia.

La sesión ordinaria de San Lázaro del pasado jueves 17 llamó la atención porque  diputados de todos los grupos parlamentarios  solicitaron que iniciativas presentadas antes de la entrada en vigor del Reglamento de marras, fueran “recursadas”, es decir reenviadas a comisiones con el propósito de quedar acogidas a los nuevos tiempos que la ley marca para su conversión en dictámenes.

El número de las iniciativas que fueron recursadas es de 37.

Y éstas se han sumado, en automático,  a las 87 iniciativas que —de enero, en la Comisión Permanente, a la fecha—  han sido presentadas por diputados federales, senadores, Ejecutivo Federal y por los Congresos legislativos de los estados. Por cierto, entre éstos sobresale el Congreso de Chihuahua, con más de 10 propuestas de leyes.

El total de iniciativas que, hasta el jueves pasado, están en el casillero de las presentadas es de 125.

Y son, en este número, las que, para los efectos de su dictaminación, están corriendo ya los 45 días hábiles  que el Reglamento mandata para tal fin.

¿Podrán los legisladores?

Desde este jueves una pregunta barbotó en los corrillos parlamentarios de San Lázaro.  ¿Va a poder el Pleno de la Cámara de Diputados, en tiempo y forma, dictaminar las 125 iniciativas, antes de que se cumplan los 45 días mentados?

Nadie con dos dedos de sentido común cree que lo vayan a lograr.

No al menos de aquí a lo que resta del periodo ordinario, cuya clausura será el 30 de abril.
Que si están entrampados con su reglamento,  es posible decir que sí.

Aunque  mañosos, como siempre, han sido los legisladores que controlan a la institución —se refiere uno, por supuesto, a quienes coordinan los grupos parlamentarios, esencialmente los de los partidos Revolucionario Institucional (PRI), Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD)—, tienen bajo la manga un artículo transitorio en el cual  se han facultado —vía Junta de Coordinación Política— mover fechas fatales de los dictámenes.

El Reglamento —es evidente a mes y medio de su vigencia— está hecho para que los diputados que controlan a la Cámara practiquen la discrecionalidad acostumbrada.

Y es de presumir que  no todas esas iniciativas —125 hasta este jueves, más las que se vayan acumulando durante cada sesión ordinaria— serán vistas con ojos de consenso.

Veremos a cuáles les toca pasar y a cuáles no, en esos 45 días, que conforme transcurra el periodo ordinario ya imbuirán presión a la de por sí presionada Cámara de Diputados.