Martes, 03 de Diciembre 2024
México | Por Vicente Bello

Tren parlamentario

Incordios, propuestas y secuelas

Por: EL INFORMADOR

Las Cámaras del Congreso de la Unión comenzarán a recibir, a partir de este martes primero de febrero, iniciativas de reformas o de creación de nuevas leyes. Y sus comisiones entonces tendrán que recibirlas para iniciar los procesos legislativos correspondientes.

Suele cada una de las cámaras recibir unas 400 iniciativas en promedio, por periodo ordinario, pero acaso apenas un tercio de ellas es dictaminada. En los prolegómenos de las agendas legislativas de los grupos parlamentarios, durante esta semana, cuando se reunieron las bancadas para analizar las agendas legislativas, salieron a relucir temas que podrían ser objeto de gran polémica, en los meses de febrero, marzo y abril.

Un sector del Partido Revolucionario Institucional (PRI), por ejemplo,  piensa que puede ser un buen tema legislativo la reducción de 16 a 12% del IVA, pero generalizado para incluir el gravamiento de alimentos y medicinas.  

Otro sector del priismo ha expresado su opinión en el sentido de que antes de que sucediera tal reforma, habría que analizar algunas otras opciones.  

En las filas del PAN se ha estado semblanteando la urgencia de reformar las leyes laborales y reformar de nueva cuenta las leyes del sector energético.  

Los perredistas no tienen, obviamente, las mismas prioridades, y creen ellos que el Congreso debe a la población, desde hace mucho, la modificación de leyes que mejor garanticen la justicia social.

La visión de las tres principales fuerzas políticas, sobre lo que suponen necesita hacer el Congreso para contribuir mejor con los pasos de la República, estará entreverada sin duda en las agendas, y en las negociaciones al interior del Congreso en que cada uno de ellos quiera participar.

Otros partidos, como el PT, han abierto una cuarta vertiente en las discusiones que se han dado en torno de las agendas legislativas. Desde que comenzó 2011, diputados petistas como Porfirio Muñoz Ledo, Enrique Ibarra y Jaime Cárdenas, han estado advirtiendo qué insoportables son ya para la vida de la República los paradigmas sobre los cuales se ha dado sustentación al Estado mexicano.

Se requiere, han dicho estos tres por separado, una reforma política del Estado a profundidad, mediante la cual se rediseñen las instituciones fundamentales de la República y se inventen las que, no siendo aún, se necesiten, conforme a la realidad actual del país.  

Han varado en el desierto. Priistas, panistas y perredistas se han hecho los “tíololos” solos cuando aquéllos hablan. Para nada se quieren comprometer con una reforma del Estado muy difícil de fraguar —desde la óptica de los partidos más grandes— en años electorales como el actual, y el que se avecina.

Este domingo 30, por cierto, ocurrirá una de las elecciones locales más controvertidas que se recuerde. El estado de Guerrero está convulsionado. Y se prevén tan graves los efectos de una campaña plagada de incordios y golpes bajos que éstos bien podrían dejarse sentir en las fases de negociación política al interior del Congreso de la Unión, en los meses próximos.

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