Viernes, 18 de Octubre 2024
México | Por Vicente Bello

Tren parlamentario

Sociedad discriminatoria

Por: EL INFORMADOR

En el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, no toda la Cámara de Diputados se ha dado por enterada; ni siquiera porque en México hay unos 12 millones de hombres y mujeres de todas las edades que enfrentan como reto principal en sus vidas que el resto de la población los considere como unos iguales, y con el derecho a tener exactamente las mismas oportunidades en cualesquiera actividad humana.

Ha sido una fecha desapercibida, sin duda, para la mayoría de los legisladores, excepto para quienes, siéndolo, también pertenecen a esa minoría de quienes han nacido con capacidades diferentes. O que han sufrido algún accidente, del cual ha derivado su discapacidad.

Este viernes, la diputada federal del PRD, Claudia Edith Anaya Mota ha afirmado que “la sociedad no debe ver a las personas con discapacidad como un grupo al que se le debe dar caridad. Eso debe quedar a un lado. Las personas con discapacidad no debemos ser sujetos de caridad, sino ser sujetos de derecho”.

Claudia Edith es una treintañera, zacatecana, que permanece en una silla de ruedas desde los 20 años, por causa de un accidente automovilístico. Ha sido ella quien afirma que “el Estado mexicano tiene una gran deuda con los discapacitados”.

La legisladora ha puesto el dedo en una de las llagas más purulentas de la sociedad mexicana: la discriminación. Apostilló: “Somos objeto de discriminación y de rezago porque la misma ciudadanía ha dudado de nuestras habilidades, de nuestras potencialidades y de nuestras capacidades para integrarnos a una vida productiva”.

En un estudio que a la LIX Legislatura presentó Gilberto Rincón Gallardo —político mexicano, abierto defensor de ese sector de personas con alguna discapacidad en México, a la que él pertenecía, y lamentablemente ya fallecido desde el 30 de agosto de 2008— , planteó al Congreso de la Unión como un asunto perentorio para el Estado mexicano la incorporación de leyes que defendieran los derechos fundamentales de las personas con alguna discapacidad; pero sobre todo para protegerlas de la discriminación; esa vieja arpía que vive traslapada en las conductas y actitudes de una gran mayoría de la población mexicana.

En su análisis sobre la discapacidad en México, don Gilberto Rincón Gallardo ya decía que “las personas con discapacidad múltiple pueden tener un origen prenatal, perinatal o postnatal, en los conflictos armados, en violencia, o pueden ser el resultado del proceso de envejecimiento que ocasiona la pérdida en diferentes grados de agilidad, movilidad, agudeza visual, audición y habilidades cognitivas como la memoria”.

Entonces, Rincón Gallardo —quien sobresalió además como respetable hombre de la izquierda, y fue candidato presidencial — escribía en su ensayo aquel que “la discapacidad múltiple se caracteriza por la presencia de diferentes discapacidades en diferentes grados y combinaciones: discapacidad intelectual, auditiva, motora, visual, autismo, parálisis cerebral, algunos síndromes específicos, epilepsia, hidrocefalia, escoliosis y problemas de comportamiento. Pueden tener un rango variable, dependiendo de la edad, así como de la combinación y severidad de sus discapacidades”.

El trato discriminatorio de la sociedad hacia ese 10% de la población con alguna discapacidad se ha manifestado, tristemente, en la actitud desenfadada de las cámaras de Diputados y de Senadores hacia este tema.

De esto mismo, del trato de inferiores que da la mayoría de la sociedad mexicana a los más de 10 millones de mexicanos con alguna discapacidad, también hablaba Gilberto Rincón Gallardo, quien entonces escribió: “Las personas con discapacidad múltiple han sido uno de los grupos más discriminados. la sociedad sólo ha reparado en ellos por luchas personales, como el caso de Gaby Brimmer y de los movimientos de las familias de personas con discapacidad múltiple que se han unido para tratar de ir cambiando un panorama adverso para ellos”.

Don Gilberto agregó: “Es muy poco frecuente ver a personas con discapacidad múltiple en las calles, en las escuelas, en los museos o salas de conciertos, en las guarderías. la razón es que no existen programas de apoyo para ellos, las familias realizan largos peregrinajes plagados de discriminaciones y negación de servicios. Y cuando se les ofrecen servicio son parciales e incompletos”.

Se dirigía Gilberto Rincón Gallardo entonces a una institución del Estado mexicano, el Senado de la República, como ahora Claudia Edith Anaya lo ha hecho —como grito a mitad del desierto— hacia la Cámara de Diputados.

La legisladora, ayer, destacaba la labor loable de las organizaciones no gubernamentales. Pero éstas, decía también, “han nacido justamente de la reflexión social de que el Estado mexicano está faltando a un compromiso con las personas con discapacidad”.

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