Tren parlamentario

Si alguna vez el narcotráfico ha gravitado sobre la vida política del país, ese día ha sido ayer, jueves 2 de diciembre. Y sin embargo, con sus ralas declaraciones y posicionamientos, las Cámaras del Congreso de la Unión giraban con una lentitud que parecía no tener más propósito que pasmar la función constitucional de control político del Poder Legislativo mexicano.

Alguien a través de Televisa acababa de lanzar un calcetín excrementoso contra el semanario “Proceso”, acusando a éste y a su reportero de policía, Ricardo Ravelo, de haber extorsionado con 50 mil dólares al narcotraficante Sergio Villarreal alias “El Grande” a cambio de no mencionarlo en sus notas.

El semanario –cuya credibilidad y seriedad ha sido labrada a pulso desde que nació, hace 34 años- ha publicado información del narcotráfico que ya tocó al Presidente Felipe Calderón Hinojosa.

No sorprendió que en el noticiario nocturno de Televisa, el miércoles, haya aparecido como la nota principal un video donde el narcotraficante apodado “El Grande” esté inculpando a Ravelo de haberle pedido –a través de otra persona- 50 mil dólares para ya no mencionarlo en sus informaciones.

Y no sorprendió porque Televisa tiene rato de haberse transfigurado, con singular alegría, en la prostituta de la información en México.

--¿Este embate de Televisa representa para el país que un medio de comunicación ya se asuma como ministerio público? –un reportero preguntaba ayer al presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, Jorge Carlos Ramírez Marín. Y éste respondió: “No juzgaría al medio de comunicación. El medio está haciendo la labor que le corresponde con los elementos que reúne y desde la óptica que tiene”.

Le sesgaba, evidentemente, Ramírez Marín. Pero tampoco le hizo segunda a Televisa, cuando desestimó la credibilidad de las declaraciones de El Grande. “¿Qué credibilidad le puede dar la sociedad a las respuestas de una persona que se encuentra buscando privilegios de parte de la administración de justicia y de seguridad? ¿Qué es lo que está haciendo este reo? Todo lo que le conviene decir”.

Un diputado del PT, Mario di Costanzo, fue quien solicitó al pleno que se incluyera en el orden del día de la sesión de este jueves el tema de Televisa y Proceso, por ser un asunto donde se han aireado asuntos de la seguridad nacional, como el hecho mismo de que el presidente Calderón aparezca como cómplice de la facción del narcotráfico que lidera Joaquín Guzmán Loera alias “El Chapo”.

“Es muy curioso”, argumentó Di Costanzo, “que después de los reportajes que ha estado sacando la revista Proceso, ayer en el noticiero de López Dóriga, se trate de incriminar a esta revista señalando que ha recibido dinero del narcotráfico”.
Y pedía entonces incluir el tema en el orden del día, “porque ahora”, remachaba, “cualquiera que se pronuncie en contra del gobierno es acusado de narcotraficante”.

El pleno no incluyó el tema. Antes, tenía que cumplir un trámite en la Junta de Coordinación Política; pero también es muy cierto que hay asuntos que suelen enfriar bruscamente al Poder Legislativo.
Si los mandamases –Francisco Rojas y Josefina Vázquez- lo hubieran querido, el tema se habría aireado en la tribuna.

El actitud de pasmo de los diputados y senadores –cada cual en sus asambleas- sucedía también en el caso de las filtraciones que el portal WikiLeaks reveló ayer sobre asuntos de México, a través del diario español el País.

En el portal del periódico español, desde temprano, aparecieron dos notas que golpeaban como mazos en el corazón del gobierno de Felipe Calderón. Publicaron dos cablegramas del gobierno de los Estados Unidos –de más de 2500 que aluden a México- con información sensible para el Ejército mexicano y para el mismo Calderón.

En uno de ellos, se revela que el Gobierno de Calderón admite ante los Estados Unidos que ha perdido el control de algunas zonas del país en manos de narcotraficantes.
También, se revela que el Gobierno estadounidense ha analizado al Ejército mexicano y ha afirmado de él que, en el combate al crimen organizado, “se ha negado “a actuar con rapidez y refleja una aversión al riesgo que ha costado a la institución una victoria principal contra el narcotráfico”.

Pues de esto nada han dicho los plenos del Senado y de la Cámara de Diputados. Ningún pronunciamiento como Poder Legislativo –exceptuando posicionamientos en lo individual de algunos legisladores-, con cuya lentitud de ayer ha vuelto a confirmar la versión de quienes –desde las universidades y desde la oposición- han visto en el Poder Legislativo una actitud frenada y torpe ante la vertiginosidad de los acontecimientos en el país.