Miércoles, 04 de Diciembre 2024
México | Por Vicente Bello

Tren parlamentario

La economía, después del Presupuesto

Por: EL INFORMADOR

Pasada la hora de las definiciones que exige la votación del Presupuesto de Egresos anual, súbitamente voces del PRI han comenzado a criticar con furor la política económica del Gobierno federal, afincada en una economía que mira más a las exportaciones que al mercado interno.

“¿Cómo repercutirá en México el frenado del crecimiento norteamericano en México?”, fue una pregunta que le barbotó reiteradamente en una conferencia al diputado federal del PRI que es también presidente del Colegio Nacional de Economistas, Jesús Cano Vélez.

Y éste, insistente también, ha afirmado que los “focos rojos” que se encendieron en las economías de Irlanda, España, Portugal y Estados Unidos colocan a México, por necesidad, en una situación de incertidumbre, por la alta dependencia que tiene a este último país, y porque la economía mexicana fue planteada por el actual Gobierno como una economía  sustentada en el sistema exportador, que a su vez se le ha afincado en las grandes empresas y no en las pequeñas y medianas empresas.

Y remachaba Cano Vélez que la economía nacional debería estar fortalecida en el consumo interno, porque de ello derivaría, evidentemente, mayor capacidad de generación de empleo y, en un círculo virtuoso, éste tendría que redundar en mayor consumo y mayor potencialidad de inversión.

Es insólito cómo estos posicionamientos del PRI no fueron valorados así cuando se discutía el Presupuesto de Egresos de la Federación de 2011. En cambio, refrendaron los priistas los perfiles de un Presupuesto que nunca estuvo  enfocado a potenciar  la inversión pública, la productividad y el consumo, todo con miras a fortalecer el mercado interno.

Como al Gobierno, evidentemente, le ha interesado sostener una política económica sustentada en las exportaciones, pues fue claro que procuró beneficiar fiscalmente a las grandes empresas del país, que como ha dicho Cano son las que más exportan.

En contrapartida, el Gobierno federal y su partido, y también los priistas que votaron el Presupuesto en positivo, miraron con desdén a esa otra forma de mirar a la economía, consistente en reducir al máximo posible el gasto corriente (reducción de salarios de burócratas del primer y segundo círculos de la administración pública federal, viáticos, viajes…) para, en cambio, enrumbar esos dineros hacia actividades eminentemente productivas.

La oposición al PRI y al PAN, argumentaba entonces exactamente igual que lo hizo Jesús Cano Vélez: para fortalecer el mercado interno, hay que procurar más el consumo, pero éste sobrevendría si hay más empleo. Y el empleo ocurre cuando hay inversión pública. Porque la inversión pública es, rigurosamente, una gran detonadora de empleos directos e indirectos. Y también suele ser una especia de dínamo de empresas, casi siempre pequeñas y medianas.

Algunos diputados pretenden olvidar que fueron ellos quienes votaron un Presupuesto que no estimula consumos ni inversiones, y tampoco  empuja a las empresas con miras a fortalecer el mercado interno.

Cano Vélez criticaba que México sigue sin hacer lo suficiente en sectores de gran dinamismo como lo ha sido el automotriz, a sabiendas de que dan trabajo a pasto por todo el país. Verbigracia: no fomenta la adquisición de autos nuevos por parte de los mexicanos.

Parecen ser críticas a toro pasado, porque en todo esto pudieron los diputados influir cuando aprobaron los presupuestos de Ingresos y de Egresos de la Federación. Se veían, por cierto, muy calladitos cuando tenían que haber hablado lo que, finalmente, han dado en decir.

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