Tamaulipas votará pese a magnicidio

CIUDAD VICTORIA (29/JUN/2010).- El presidente del Consejo del Instituto Estatal Electoral de Tamaulipas (Ietam), Jorge Luis Navarro, anunció que a pesar de los reprobables hechos en los que murió el candidato a gobernador, Rodolfo Torre Cantú, el proceso electoral seguirá en el Estado.

Torre Cantú perdió la vida cuando desconocidos abrieron fuego contra las camionetas en las que él viajaba junto a parte de su comitiva, en un episodio que se registró en la carretera que une Ciudad Victoria con Soto La Marina. En el suceso murieron un total de cinco personas y otras cuatro resultaron heridas.

El de ayer es un hecho histórico, puesto que un caso similar a éste se registró hace 74 años, el 26 de junio de 1936, cuando el entonces candidato a la gubernatura de Veracruz, Manlio Fabio Altamirano Flores (PNR), fue abatido en la Ciudad de México.

Según el Artículo 217 del Código Electoral, la coalición Todos Tamaulipas, integrada por el PRI, PVEM y Nueva Alianza, deberán registrar en las próximas horas un candidato sustituto, por lo que el Instituto estará atento a la determinación que tomen.  

El funcionario recordó que las boletas electorales ya están impresas y distribuidas en los consejos municipales para la entrega a los presidentes de las mesas directivas de casilla, por lo tanto, aunque haya sustitución de candidato las papeletas llevarán el nombre de Torre Cantú.  

En ese sentido, Navarro explicó que el Artículo 243 del Código Electoral establece que la votación que se emita a favor de la coalición Todos Tamaulipas contará para el candidato sustituto registrado.  

El Código Electoral para el Estado de Tamaulipas (CEET) prevé la sustitución de un candidato por fallecimiento, independientemente del tiempo que falte para la elección constitucional. Para que esto suceda, el Consejo Directivo Estatal (CDE) tamaulipeco del Partido Revolucionario Institucional (PRI) deberá notificar al Consejo General del Instituto Electoral de Tamaulipas quién sustituirá a Rodolfo Torre Cantú.

Al cierre de esta edición, Ciudad Victoria lucía desierta y las carreteras convergentes a la capital tamaulipeca eran vigiladas por el Ejército.