Miércoles, 27 de Noviembre 2024
México | ATANDO CABOS POR DENISE MAERKER

Sí celebremos México

¡Pura nostalgia, puro cliché y alguna que otra insensatez!

Por: EL INFORMADOR

El Gobierno de Felipe Calderón nos pide que celebremos porque somos el triciclo rojo de los reyes, un domingo en la casa de la abuela y a lo que sabe un chile relleno, la televisión a color, tu mamá con todo lo que te enseñó (en la imagen una mujer indígena enseña a su hija a echar tortillas), un zapatero de banquito, los nuevos pesos y los viejos, el temblor del 85 y un millón de manos ayudando y el abrazo de tu compadre”. ¡Pura nostalgia, puro cliché y alguna que otra insensatez!

Es cierto, llegamos al año 2010 en muy mal momento, una severa crisis económica ha dejado por lo pronto a miles sin trabajo y el crimen organizado desafía la autoridad del Estado en varias partes de la geografía nacional, generando incertidumbre y miedo.

En esas condiciones parece difícil despertar el espíritu festivo y triunfal, pero no puede ser que la única salida sea refugiarnos en el sabor del mole y el piano de Agustín Lara. Justamente porque son tiempos difíciles, es que debería haber claridad respecto a lo que destacamos dentro de las tantas cosas que efectivamente somos.

¿De qué te sientes orgulloso?, se pregunta en otro de los promocionales del Gobierno, y varias voces emocionadas responden: de nuestra historia, de mi Bandera, de mi gol, de mi esfuerzo, de mi tierra, de mi jefecita, de mis tradiciones, de mi selección. Puros lugares comunes que no comprometen ninguna visión del país al que se aspira y que buscan sobre todo no incomodar a nadie.

Y sin embargo ahí está la lucha de Eufrosina, la indígena zapoteca de Santa María Quiegolani, Oaxaca, que no acepta los dictados machistas de un pueblo que le niega por ser mujer el derecho a mandar, ahí están la valentía y la entereza con la que Julio César y los otros padres de los niños muertos en el incendio de la guardería ABC de Hermosillo, Sonora, han transformado y dirigido su dolor en un activismo que redundará en beneficio de miles de niños. Y qué decir de la fuerza con la que Luz María enfrentó públicamente al Presidente de la República —sostenida en el dolor del asesinato de sus dos hijos— y que ahora recorre el país exigiéndonos a todos que no olvidemos Ciudad Juárez. Ahí están también los jóvenes abogados que por convicción defendieron a Jacinta y ahora hacen lo mismo por Teresa y Alberta. Y qué decir de la esperanza que despiertan los logros de los 136 pescadores de la Presa de Bacurato, en Sinaloa, que terminaron con los intermediarios y convirtieron con inteligencia y audacia su vieja actividad en un negocio rentable para ellos y para sus hijos.

Como éstas, hay muchas historias en el país de personas que ya se desprendieron de los viejos vicios del clientelismo, y sin esperar soluciones ni dádivas del Estado se sentaron con éxito en el asiento del conductor de sus propias vidas.

Miles de auténticas razones para sentirnos orgullosos y tomar ejemplo.

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