Seis mil semanales por tirar a matar

El miedo mata. Ocho días. Una masacre tras otra. El DF incluido. Más de 50 muertos. Sicarios ejecutan a menores, trabajadoras y adictos en rehabilitación. Retiembla en su centro la tierra.

Miércoles. Matones a bordo de tres camionetas atacaron un autolavado en Tepic. Dispararon contra adictos de un centro cristiano de rehabilitación. Saldo: 15 muertos. Ninguno rebasaba los 23 años. Eran las 10 de la mañana. Es una zona rodeada de escuelas. No lejos de la Universidad Autónoma de Nayarit.

Viernes. Ciudad Juárez volvió a ensangrentarse. Un grupo armado abrió fuego contra 30 personas. Murieron 14. Esa ejecución múltiple recordó la de hace nueve meses en Villas de Salvárcar. 16 adolescentes fueron asesinados. Esta vez, la fiesta fue interrumpida por un “joven” de 20 años. Preguntó por el propietario de un auto. Nadie respondió. Insistió a gritos. Se ahogó en silencio. Sacó un arma y disparó. Otros cuatro lo imitaron.

Domingo. Otra matanza similar cimbró a Tijuana. Un comando criminal ingresó al centro de rehabilitación El Camino AC. Fusiló a 13 internos. La radio policiaca fue intervenida. Se lanzaron amenazas. Habrá 135 asesinatos. La Procuraduría señala a gente de El Chapo.
Alfredo Nateras, antropólogo de la UAM, pone el dedo en la llaga: “Lamentablemente la juventud ha sido víctima y victimario. La política del gobierno contra el crimen organizado es un fracaso. No hay que olvidar Villas de Salvárcar. Cuando Calderón confundió violencia con ajuste entre ‘pandilleros’. Grave error”.

¿Ha cambiado Juárez en nueve meses? Se impuso un programa. Sin frutos. El gobierno extraviado, no escucha. La obsesión raya en cinismo. Sólo queda alzar la voz. Urge una política de Estado, no una estrategia de gobierno. Acciones para un nuevo pacto social. Zurcir el tejido social deshilachado, del que los jóvenes —divino tesoro— son la costura.

El rector José Narro tiene voz. Puede convocar. Académicos, sociedad, bancadas legislativas, medios de comunicación… esperan. Una convocatoria vinculada a construir valores. Con temas laborales y económicos. Trabajar el dolor social. Lo que ocurre con los “jovenicidios” es clave para entender lo que sufre el país. La indignación moviliza. Estamos dolidos. Con cada joven muerto, enterramos nuestro bono demográfico. El Presidente insiste: “En la guerra contra el crimen organizado no hay otra alternativa. La lucha contra el crimen seguirá costando vidas”. ¿Otras 28 mil?

EL MONJE LOCO: A partir de la próxima semana, Diego Fernández de Cevallos podría quedar libre. El alcalde panista de Pedro Escobedo, asegura que trabajadores del rancho La Cabaña, “saben que muy pronto lo estarán viendo”. Diego fue secuestrado hace 168 días. El proceso para lograr su liberación ha sido ordenado. Muy duro. El secuestro político de más alto impacto en México se acerca a su fin. Cualquier otra información es falsa. La fuente no miente.