En México, es común observar a personas que adaptan las banquetas frente a sus viviendas construyendo rampas, ampliando rejas, estacionando vehículos o incluso usándolas para actividades comerciales. Esto genera una pregunta frecuente: ¿son realmente dueños de ese espacio?Aunque este tema pueda parecer simple, involucra cuestiones que van más allá de los derechos individuales sobre una propiedad. Las banquetas son fundamentales en la dinámica urbana y su regulación depende tanto de las autoridades locales como de los ciudadanos.Contrario a lo que muchos podrían pensar, las banquetas, a pesar de estar frente a una vivienda, no forman parte de la propiedad privada. En realidad, pertenecen al dominio público y, por lo tanto, están bajo la administración de los gobiernos municipales.No obstante, los propietarios de las viviendas tienen ciertas obligaciones respecto al mantenimiento y uso de estos espacios, que suelen variar dependiendo del municipio:Las banquetas no son solo un componente arquitectónico; tienen un propósito crucial en la vida de las ciudades. Estas estructuras ofrecen un espacio seguro para que las personas caminen sin la necesidad de compartir la vía con automóviles, lo que contribuye a reducir accidentes y promueve la movilidad sostenible.Además, son indispensables para garantizar la accesibilidad universal. Las banquetas permiten que niños, adultos mayores y personas con discapacidad puedan desplazarse de forma autónoma y segura, fomentando una ciudad más inclusiva.Aunque las banquetas son de uso público, en ciertas ocasiones pueden ser utilizadas para fines específicos, siempre y cuando se obtengan los permisos correspondientes de las autoridades locales. Algunos de los casos más comunes incluyen:En estas situaciones, las autoridades supervisan que se mantenga la seguridad y accesibilidad del espacio mientras dure el uso especial.BB