Miércoles, 27 de Noviembre 2024
México | ATANDO CABOS POR DENISE MAERKER

Scherer y “El Mayo” Zambada

¿El periodista se convierte en un portavoz del delincuente?

Por: EL INFORMADOR

¿Se puede entrevistar a un capo del narcotráfico? Sí. ¿Puede ser socialmente útil? Sí, si contribuye a desmitificar a figuras que para muchos se han convertido en ejemplos a seguir. ¿El periodista se convierte en un portavoz del delincuente? Es un riesgo que se corre.

Son muchas las preguntas que inevitablemente levanta la publicación esta semana en la revista “Proceso”, de la entrevista que Julio Scherer García le trató de hacer a Ismael “El Mayo” Zambada, uno de los líderes del cártel de Sinaloa.

Lo bueno: a pesar de que fue una entrevista fallida, porque Zambada no aceptó responder a las preguntas de Julio Scherer, sí nos aporta información sobre cómo viven hoy los grandes capos del narcotráfico.

Ahora sabemos que “El Mayo” Zambada tiene miedo. “Cargo miedo”, le dijo a Scherer, y luego agregó: “Tengo pánico de que me encierren”. Narra también que en por lo menos cuatro ocasiones ha sentido al Ejército cerca, “arriba, sobre mi cabeza”.

No hubo quien lo alertara previamente y su fuga no fue espectacular: “Huí por el monte, del que conozco los ramajes, los arroyos, las piedras, todo”. Su vida no es tampoco una sucesión de fiestas, despilfarros y jolgorios: “A mí me agarran si me estoy quieto o me descuido”. Las fiestas y reuniones familiares le están vedadas, imposible imaginarlo en un lugar público o asistiendo a una boda: “Si ‘El Chapo’ se exhibiera o yo lo hiciera, ya nos habrían agarrado”. Su primogénito está extraditado en alguna cárcel de los Estados Unidos y él quiere pensar que se mataría si lo detuvieran, pero no está seguro de tener los “arrestos” para hacerlo llegado el momento. Se sabe vulnerable a una traición y es fácil imaginarlo paranoico: “Hasta hoy no ha aparecido por ahí un traidor”.

Son unas cuantas pinceladas, pero ¡qué lejos está de la imagen heroica y vencedora que cantan los narcocorridos! El hombre vive asustado, a salto de mata, guarecido en el monte. Lo que nos revela también que la persecución del Gobierno es real y la temen. Y que la penetración y la corrupción de los aparatos de seguridad no es tal que les permita como antes, vivir cómodamente en sus ranchos y pavonearse descarada e impunemente en palenques y plazas de toros.

Lo malo: que se le dé espacio a Zambada —un hombre responsable de innumerables y atroces crímenes— para quejarse de las “acciones bárbaras del Ejercito” no sólo sale sobrando, sino francamente indigna. Y sobre las recomendaciones estéticas que le hace Julio Scherer al “Mayo” para que salga bien en la foto, es mejor ni comentarlas.

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