Miércoles, 27 de Noviembre 2024
México | ATANDO CABOS POR DENISSE MAERKER

Por un espacio de civilidad

El problema no está, como muchos creen, en una clase política polarizada y provocadora, o en un comunicador ignorante, o en una Iglesia conservadora

Por: EL INFORMADOR

El debate que se abrió a raíz de la aprobación por parte de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, de la posibilidad para que parejas del mismo sexo puedan contraer matrimonio y adoptar hijos, nos ha dejado un amargo retrato de la intolerancia que reina en nuestra sociedad. El problema no está, como muchos creen, en una clase política polarizada y provocadora, o en un comunicador ignorante, o en una Iglesia conservadora y retardataria; la dificultad para construir espacios civilizados de diálogo permea a toda la sociedad.

Y como ejemplo basta con revisar algunos de los comentarios que provocaron los dos últimos artículos de Carlos Loret de Mola sobre este tema, y que fueron subidos a la página de internet de este periódico. Por defender y argumentar a favor de la medida votada por la mayoría en la Asamblea Legislativa, a Carlos le llovieron mensajes insultantes en los que vulgarmente se cuestionaba su preferencia sexual. Pero ¿el problema está en que algunos, una minoría hay que decirlo, escriban esos mensajes o en que se les dé espacio y por lo mismo se les legitime? Yo creo que es lo segundo. Y sé que al interior del periódico hay una discusión al respecto. No se trata de invitar a la censura, todos los puntos de vista por extremos y diversos que sean deben tener cabida, pero sería deseable que en un espacio como éste, que es responsabilidad de un periódico tan importante, se contribuya en la difícil tarea de propiciar la discusión de todos los temas en foros con una máxima apertura y participación, pero con parámetros aceptables de respeto del otro y con formas auténticamente democráticas.

Entre más íntimas y profundas son las fibras que toca un tema, más exigente se tiene que ser con la forma de expresarse y argumentar, de lo contrario se corre el riesgo de que cada grupo termine vociferando por su lado sin posibilidad de tender puentes. El respeto garantiza que nos sigamos escuchando y que hagamos el esfuerzo de entender de fondo la posición del otro. Debatir en un espacio civilizado es una condición indispensable de la democracia, y promoverlo y cuidarlo debe ser también responsabilidad de todos los medios de comunicación.

En este tema, como en otros, estos primeros años de democracias han sido una dura lección. ¿Valió la pena por ejemplo sacar, como hicimos en el Canal 40, a un atenquense golpeándose las botas y diciéndole a Fox que esas botas eran de hombre y no como las suyas? Creo que no. Eso y mucho más sólo ha contribuido a deteriorar ese espacio de civilidad sin el que no podremos entendernos y encontrar salidas juntos.

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