México tiene prisa

Tuve el alto honor y orgullo, el pasado 10 de enero, de asistir al cambio de rector en mi alma mater, el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), donde un ilustre jalisciense, oriundo de San Juan de los Lagos, después de décadas de esfuerzo, formación y trabajo, logró coronar otro más de sus sueños: ser rector de su casa de estudios.

Don David Noel Ramírez Padilla, mi maestro y amigo, con esa congruencia y sencillez que le caracteriza, nos recuerda que la ética y la austeridad serán los sellos indelebles de los futuros egresados del Tec; nos asegura con mucho conocimiento de causa, que la ética es rentable y debe ser fundamental en la educación.

Por contrapartida, no ser ético, evidentemente no es rentable, y esto se ha demostrado como uno de los grandes errores de la actual sociedad mexicana, donde la corrupción ha sido una de las causas generadoras de mayor pobreza y miseria.

Con una visión preclara, nos comparte que sus directrices serán la pasión por el trabajo y la cultura de la austeridad, así como la eliminación de la burocracia, la innovación de abajo hacia arriba, el respeto y el trabajo en equipo, sin perder de vista que se tienen que recuperar los valores originales de aquellas familias fundadoras del ITESM, de tal manera que cobran relevancia nuevamente tales principios, pero siempre con orientación hacia los resultados.

Me trajo gratísimos recuerdos escucharle decir que debíamos reiterar nuestra pasión por ser parte de la familia Tec, además de satisfacción al comprometer que no habrá gastos superfluos y mucho menos frívolos; especial momento de reflexión advertí al escuchar su preocupación porque lamentablemente la inseguridad que vivimos en el país, en buena medida incide en la falta de oportunidades para todos. Hemos fallado, dice David Noel, en la falta de solidaridad para generar paz y desarrollo.

Tengo el orgullo de conocer al maestro, don David Noel Ramírez Padilla, desde 1978, y sin que lo necesite, avalo y reitero que lo anteriormente expuesto, han sido sus fórmulas de vida, donde sus ejes centrales son Dios, la familia, el trabajo y el compromiso social.

Me sumo a lo expresado por el propio presidente del Sistema Tecnológico de Monterrey, don Lorenzo H. Zambrano, en el sentido de que precisamente esos valores le han permitido a David Noel ser mentor de incontables generaciones, distinguiéndose siempre por su entrega y liderazgo.

En verdad, qué gusto da encontrarse hoy en día a una persona congruente, que lo que expone, puede perfectamente aplicarse a una universidad, a una empresa o a cualquier Gobierno o partido político.

Ojalá que esta sinfonía de congruencia y trabajo, forjada entre Jalisco y Nuevo León, sea escuchada clara y nítidamente por los hombres de poder, porque creo que sólo así México tendrá el vigor para tener prisa y esperar que lo mejor está por venir.

¡Que sigan la congruencia y los éxitos, maestro!