Sábado, 23 de Noviembre 2024
México | EL SONIDO Y LA FURIA POR MARTÍN CASILLAS DE ALBA

La insolencia contra los inmigrantes

El rechazo a los inmigrantes es algo que encontramos en todos lados y en todas las épocas

Por: EL INFORMADOR

Martín Casillas de Alba.  /

Martín Casillas de Alba. /

El rechazo a los inmigrantes es algo que encontramos en todos lados y en todas las épocas.

Ahora lo podemos constatar cómo tratan en Estados Unidos a los mexicanos que son objeto de burla y escarnio, a los gitanos en Francia o a los paquistaníes y africanos en Barcelona y toda la Unión Europea en donde son objeto de tensión y conflictos.

En las Guerras de Shakespeare, Ron Rosenbaum trata este asunto relacionándolo con la obra Tomás Moro que se discute —y se sigue discutiendo—, si es o no una colaboración en la que Shakespeare metió la mano y escribió con su puño y letra 147 líneas que, de ser así, podemos imaginarlo currente calamo (en el acto mismo de la creación) en ese manuscrito encontrado por ahí y en donde no sólo están buscando las semejanzas con el tipo de letra y las tres firmas que existen y textual el By me (como si hiciera falta) escrito antes de la última firma de su testamento en 1616.

La otra manera de saber si son de él o no estas líneas, es analizando el discurso, la estructura y su contenido y compararlo con el resto de su obra, y aquí es donde viene a colación la situación con los inmigrantes, pues se refiere a la manifestación que hicieron los nativos ingleses de Londres en contra de los inmigrantes italianos y franceses, deseando que las autoridades, en este caso, Tomás Moro (1478-1535) como “sheriff” de la ciudad, los expulsaran por indeseables y porque ofrecían servicios y artesanías a bajo precio. Tal cual.

Cuando por fin le dan la palabra “porque él si los entendía”, Tomás Moro les dice: “Vamos a suponer que aceptemos y que ya han sido expulsados gracias al ruido que han logrado hacer reprendiendo a la Majestad de Inglaterra.

“Imagínense ahora que ven a estos pobres extranjeros cargando a sus hijos en las espaldas y con unos bultos como equipaje, arrastrando los pies rumbo a los puertos para exilarse; imagínense que ustedes se quedan sentados como reyes de sus deseos y que han silenciado a las autoridades con sus amenazas, y mientras que ustedes abrigan su opinión con sus gorgueras plegadas ¿qué es lo que han logrado?

Yo se los voy a decir: han mostrado de esta manera cómo la insolencia y una mano fuerte se puede imponer, y cómo es que el desorden se puede sofocar, pero al mismo tiempo, sepan que por eso ninguno de ustedes llegará a viejo, porque otros rufianes, iguales o peores que los que ahora temen, les aplicarán la misma mano dura, las mismas razones y derechos, y esos hombres, como unos hambrientos peces, se comerán los unos a los otros”.

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