Viernes, 22 de Noviembre 2024
México | EN TRES PATADAS POR DIEGO PETERSEN FARAH

La elocuencia del silencio

Sólo un poeta como Javier Sicilia entiende la elocuencia del silencio. El tema no es quién tiene la razón en esta guerra, creo que son pocos los que no tienen claro de qué lado está la razón, sino cómo construimos la paz

Por: EL INFORMADOR

Diego Petersen Farah.  /

Diego Petersen Farah. /

Sólo un poeta como Javier Sicilia entiende la elocuencia del silencio. El tema no es quién tiene la razón en esta guerra, creo que son pocos los que no tienen claro de qué lado está la razón, sino cómo construimos la paz. En medio de la vorágine de declaraciones y absurdas tomas de postura, donde nadie escucha a nadie, sólo el silencio puede hacer una pausa para la inteligencia.

Entre la múltiples herencias y atavismos del régimen revolucionario, unas buenas sin duda, y otras horrorosas, está la confusión entre lo que es el Estado, el Gobierno, el partido y las madres de la caridad. Todo eso al mismo tiempo era el “ogro filantrópico”, como bautizó Octavio Paz al régimen de partido único, y todo eso sigue hecho una maraña en la conciencia nacional: queremos que el Gobierno en turno siga representando al Estado entero, a la historia, a Patria y a la madre Teresa al mismo tiempo.

Contrario a lo que muchos creen, el problema del narcotráfico y la violencia es un problema de Estado, no de Gobierno. No es una problema de Calderón “el espurio” o de Felipe el soldadito de plomo, es un asunto que tiene que ver fundamentalmente con la debilidad del Estado mexicano, absorbido por el Gobierno, y que durante décadas vivió controlado por un partido. Teníamos un Estado con lógica de partido; hoy tenemos partidos gigantes y un Estado enclenque.

No hay Gobierno que pueda resolver el tema de la violencia. Si fuera un problema de gobiernos, la solución sería simplemente cambiar de Gobierno. Nada más fácil: esperar unos años, elegir un nuevo Gobierno y asunto terminado. Si todos supiéramos que saliendo Calderón se acaba la violencia, estaríamos muy tranquilos contando los días. Pero incluso los que lo repiten hasta el cansancio no lo creen. La violencia no se solucionó sacando a patadas al PRI de Los Pinos ni se va a solucionar sacando a patadas a Calderón de la Presidencia. La única solución real y duradera es fortalecer al Estado, que las instituciones funcionen y sobre todo que la ley sea una e igual para todos. No hay Estado que pueda asegurar que no habrá alguien que quiera violar la ley, lo que sí puede existir es un Estado que garantice que quien viole la ley y afecte a terceros tenga consecuencias. El problema de fondo es el fortalecimiento del Estado, pero por algún extraño atavismo partidario, cada vez que se habla de hacer una reforma de Estado terminamos haciendo una pírrica reforma electoral.

Por eso Sicilia no planteó una marcha contra el Gobierno, eso no tiene ningún sentido, sino una marcha por la paz. Por eso una marcha en silencio, porque el tema no es quién grita más, sino hacer una elocuente pausa silenciosa para comenzar a escucharnos.

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