Martes, 26 de Noviembre 2024
México | Por José de Jesús Covarrubias Dueñas

Elecciones y seguridad

El primer paso que debemos dar en la seguridad, tanto personal como de la sociedad o de todos, es la de actuar

Por: EL INFORMADOR

Las elecciones son los procedimientos que conforme a las Normas Rectoras o supremas y la legislación en la materia, se realizan los cambios en el poder; que en el caso de México, se refiere a los poderes legislativos y ejecutivos de la Federación y de los entes federados, así como los munícipes.

En el caso de este año de 2010, ya se celebró en el mes de mayo la elección en el Estado de Yucatán, en la cual se eligieron diputados y ayuntamientos; el día de ayer, se celebraron las 14 restantes, de las cuales, 12 eran renovación total de los poderes estatales y en Baja California y Chiapas, sólo de diputados locales y munícipes.

Dado el contexto actual, es menester recordar lo que es la seguridad y con especial énfasis, la seguridad pública. Por seguridad, entenderemos un estado psicológico, físico y de hecho, en el que una persona, advierte, con objetividad, ante una realidad concreta, que está a salvo y no corre con ningún tipo de peligro a su integridad.

En cuanto a la seguridad pública es cuando una comunidad, agrupación, habitantes de una ciudad país, Estado o Nación, consideran que sus personas, familia, vecinos, propiedades, posesiones, pertenencias y demás elementos con los cuales se interrelacionan, no tendrán ningún tipo de daño por cualquier actor, agente, calamidad natural o cuestión de hecho.

El Estado cuando se fundó, bajo la premisa de que el hombre es malo por naturaleza, en virtud a que todas las personas tienen las mismas necesidades y apetencias; por tanto, entran en disputa por satisfacerlas.

Entonces, se advirtió la necesidad de que las personas debían pactar para la paz y la defensa común, de lo cual se deriva el gran poder de quien dirija a la sociedad y de que todos sus integrantes deben ceder sus libertades y poder en aras del bienestar de todos, de la seguridad, el orden y la paz.

De lo anterior se desprende que la tarea más importante del Estado es la de que exista seguridad para las personas que lo conforman y si existe dicha garantía efectiva, en la realidad de que nadie pueda ser dañado porque existe una Constitución o un Estado de Derecho sustentado o pactado bajo la premisa que nadie debe dañar a nadie; entonces, la seguridad personal se convierte en un espectro que irradia a todos los demás integrantes de dicho grupo que haya hecho dicho contrato social o Norma Rectora en el sentido de respeto mutuo.

Pero también, dentro del esquema capitalista, hemos olvidado que vivimos en una “sociedad”, lo cual implica, que todos los que nos interrelacionamos o convivimos en un mismo tiempo y espacio, nos debemos ayudar y ser solidarios, cooperativos y en calidad de socios, apoyarnos de manera mutua en la solución de nuestras necesidades y problemas comunes.

Pero esa idea no forma parte de nuestra conciencia en la ciudad, Estado o país; por tanto, no nos apoyamos y “cada quien reza para su Santo”, así, pensamos, de manera errónea que si alguna persona sufre un robo, homicidio o alguna lesión en particular, es su problema y no nuestro problema, como en realidad lo es.

Así, en el problema de resolver la seguridad personal, familiar, de la ciudad y del país, muchas personas pensamos que es un problema del que en su momento sufre algún delito; cuando es una cuestión que debemos resolver todos los particulares, con el concurso del Estado, de la sociedad y de nuestra “sociedad civil”.

En algunos Estados de la República, nos han solicitado que, dado el clima de inseguridad que priva en el país, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, debía suspender los procesos electorales, ya que la violencia había rebasado al Estado.

Nosotros, en nuestras cátedras y en el servicio público o en cualquier foro en que hemos tenido el privilegio de interrelacionarnos y comentar nuestras reflexiones, hemos compartido la idea de que si en las calles existe inseguridad y los habitantes no podemos salir en lo personal o con nuestras familias; también se debe a que los ciudadanos, los de la ciudad, hemos abandonado en las calles a gente que no se comporta como tal; por tanto, lo que requerimos son de las acciones colectivas, de que salgamos todos a la calle y que nos apoderemos de nuestra ciudad, de nuestros municipios, estados y país.

Así, el primer paso que debemos dar en la seguridad, tanto personal como de la sociedad o de todos, es la de actuar, bien se dice que el valiente vive hasta que el cobarde quiere; me parece que en México nuestros hermanos de tierra y sangre, no somos cobardes, lo hemos demostrado en las luchas por la Independencia, Reformas, ante las invasiones extranjeras y en la Revolución Mexicana de 1910, lo que necesitamos es ayudarnos entre nosotros, trabajar en equipo, liderazgos con interés hacia el pueblo y entonces triunfaremos en todos los sentidos, dejando la mediocridad en que en la actualidad estamos.

Así, obligaremos a nuestras autoridades de todos los niveles a cumplir con sus mandatos constitucionales y de ley, en el sentido de que deben trabajar por nuestra seguridad, ya que los impuestos que se nos cobran son muy caros y están por subir de precios, por tanto, los servicios públicos deben mejorar en cantidad y calidad.

En conclusión, si queremos seguridad, debemos, entre todos trabajar por ella, luchar día con día por nosotros, nuestras familias, empleos, viviendas y demás espacios que queramos y como nosotros pensemos que deban de ser.

De igual forma, si queremos buenos gobiernos y procesos electorales, debemos ser buenos ciudadanos y participar no sólo en el día de la votación, sino que todo el tiempo en que los gobiernos que hayamos elegido, actuemos en su compañía, para que entre todos, resolvamos cualquier problema, que en este caso, el primer lugar lo ocupa la seguridad, primera condición para que nos podamos interrelacionar y por tanto, prosperar en todas las actividades que desarrollemos.

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