''¡Elecciones de Estado!''

El Partido Acción Nacional (PAN) se inconforma con los resultados electorales en Yucatán, y al grito de “¡Elecciones de Estado!” decide convocar a manifestaciones e impugnar la elección. Las razones que dan es que hubo acarreo masivo de votantes, entrega de despensas y láminas, compra de votos y acoso a los panistas, todo auspiciado y bajo la protección de la policía política de Ivonne Ortega, la gobernadora priista.

Los panistas se escuchan desesperados y débiles. Están convencidos de que fue una contienda inequitativa en la que enfrentaron no a candidatos de otro partido, sino al Gobierno estatal apoyado además por priistas de otros estados. “Aquí se vive un auténtico cacicazgo”, me dice Beatriz Zavala, la candidata del PAN a la alcaldía de Mérida. Y desde ya anticipan que este escenario se va repetir en los estados gobernados por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en las próximas elecciones del 4 de julio.

Probablemente tengan razón. Los priistas efectivamente parecen haber encontrado la forma de ganar en las urnas, gracias al control que ejercen en sus estados y a una suma de estrategias que van del despilfarro del dinero público en la imagen del gobernador y el partido, dádivas a líderes locales y ciudadanos, compra de votos —en general a tres mil pesos y con fotografía de celular de por medio— y redes sociales aceitadas constantemente con dinero y obra.

Pero los lamentos de los panistas, al menos en Yucatán, no dejan de provocar cierta perplejidad. Aquí no estamos frente a un pequeño partido opositor luchando heroicamente contra un PRI inamovible desde hace 80 años. No, estamos frente al partido que lleva 10 años gobernando al país, que tuvo hasta hace poco la gubernatura del Estado y que ha administrado sin interrupciones la capital los últimos 19 años. ¿Y en todo ese tiempo en el poder no pudieron poner los cimientos de una sociedad democrática y equilibrada? ¿Qué necesita el PAN para emparejar la cancha? ¿Son incompetentes o ingenuos? Sus lamentos parecen una confesión. Dicen que el Instituto Electoral del Estado está penetrado por el Gobierno y el PRI, ¿cómo lo permitieron? ¿dónde estaban cuando se eligió a los consejeros?

Es muy probable que este escenario de un PAN derrotado y gritando “elección de Estado” se repita. Es muy probable que tengan razón. El problema es que para hacer frente a esas prácticas del PRI se requieren contrapesos locales y nacionales, órganos electorales fuertes e independientes, medios públicos locales de información con autonomía financiera y operativa. El PAN lo pudo haber construido en algunos lugares y no lo hizo. ¿Por qué? Ellos son los que deben responder.