Dos mil armas diarias

En promedio, cada día entran a México por la frontera estadounidense dos mil armas ilegales. Pistolas, metralletas, granadas y herramientas bélicas en general de las que no se tiene registro, que no se sabe a dónde van, quién se las queda, qué muertes violentas encontrarán en el camino.

El dato no es menor: ahora resulta que la relación con Estados Unidos se estrecha más por el mercado de armas que por el cruce de migrantes. Si el número estimado se acerca sólo un poco a la realidad, eso significa que hay un tráfico de armamento que supera la capacidad de los polleros que llevan mexicanos al otro lado. Calculan que migrantes cruzan 500 mil al año. Rifles y linduras de metal: 700 mil.

Bonito panorama. No pagan impuestos, generan un mercado negro violento, alimentan el fuego del narcotráfico y tornan peligrosas las calles de Ciudad Juárez, Guerrero, Michoacán o la plaza en disputa de la semana.

El comercio de armas, en sí mismo, no es el problema. Incluso es posible argumentar a favor de la propiedad de estos instrumentos para satisfacer necesidades de defensa personal y pasiones por el tiro. Poseer un arma, en muchas regiones del mundo, no es sinónimo de vivir en estado de guerra.

Sin embargo, la ilegalidad de este comercio es un problema de seguridad nacional, y el hecho de que este tema no estuviera contemplado como prioridad en la agenda bilateral entre Estados Unidos y México, dibujaba una estrategia incompleta, miope, de combate al narcotráfico. Si no se ataca el flujo del dinero y tampoco los suministros bélicos, la centralización de decisiones policiacas, el dinero de la Iniciativa Mérida, la militarización de la seguridad pública y el esfuerzo en capacitación estarán tirados a la basura.

Por eso es de celebrarse el convenio firmado por Estados Unidos y México para rastrear el dinero del crimen organizado y para cerrar la llave de pistolas, balas y metralletas. A partir del acuerdo Alianza México-Estados Unidos contra el Tráfico de Armas y el Lavado de Dinero, que ayer se dio a conocer, habrá 10 grupos especiales del lado norteamericano dedicados de lleno a detectar y detener el tráfico armamentista.

Por su parte, el Gobierno de Felipe Calderón anunció que 350 agentes mexicanos ya están capacitados para dedicarse por completo a investigar el lavado de dinero. Algo es algo, sin duda, pero la dimensión del mercado negro de armas necesita una estrategia más agresiva en ambos lados.

Las peores prácticas legislativas

No hay nada más irritante que la práctica legislativa de congelar los temas. La Oposición en San Lázaro decidió que la reforma laboral propuesta por el Partido Acción Nacional (PAN) (que tiene tanto propuestas espeluznantes como avances interesantes) ni siquiera pasará a discusión en comisiones. Esto es: no habrá ni siquiera discusión. Bravo, no quieren debatir en un espacio que sólo es deliberativo.