Lunes, 20 de Enero 2025
Jalisco | Por Jorge Zul de la Cueva

Reloj de asfalto

Impunidad: el ABC de otros vicios

Por: EL INFORMADOR

Jorge Zul de la Cueva.  /

Jorge Zul de la Cueva. /

El problema de la impunidad rampante y prolongada es que fomenta la corrupción. Cada acto que queda impune pone en las mentes de los otros señores de la empresa la posibilidad de realizar un acto semejante.

Digamos, por ejemplo, que yo tengo una papelería con miles y miles de empleados que no pueden casarse y que se encargan de hablar de las estampitas patrias e históricas a una grey que se congrega semanalmente en mis múltiples establecimientos.

Digamos que a uno de ellos le da por hacerle cosas innombrables a los niños que ahí van y yo lo mudo de papelería. Repitamos por décadas y tendremos una costumbre en la que participarán un montón de felices empleados que saben que sus actos no acarrean la menor consecuencia. La impunidad genera mayor corrupción y vicio. México es la exégesis de la impunidad. Su apoteosis.

Aquí un político puede matar a 20 hombres en el Estadio Azteca, lleno de público y con todo el equipo de cámaras de las televisoras transmitiendo en directo. Los jueces y las procuradurías procurarán decir que no hay evidencia contundente. Porque en el México de los impunes la evidencia contundente simplemente no existe, ni podrá existir jamás.

Por decreto presidencial, el petróleo derramado no llegará a nuestras costas, los narcos se matan entre ellos y entonces no cuentan como muertes violentas, se declara “con energía” en torno a los asesinatos de la Border Patrol, y como en el caso de ¿dónde diantres está Diego?, se apuesta al silencio y al olvido. Aquí se le puede mentar la madre al pueblo, hacer obras públicas que se desbaratan, ser filmado recibiendo sobornos o liberando narcos; aquí se puede hacer todo desde la impune ley. Ahora resulta, por ejemplo, que si usted es directivo de una empresa que hace lápices y los lápices salen defectuosísimos y luego los niños que los usan arden en llamas, usted no tiene la culpa de nada. Porque dirigir no es dirigir, se entiende, antes todo lo contrario… Porque una cosa es una cosa y luego óigame no, verdad…. Ahí está el detalle.

Y por cierto, aquí está lloviendo, lo que quiere decir que como todos los años se inundará López Mateos, y mientras hacemos villas y estadios que no necesitamos en bosques que necesitamos, y puentes colgantes sobre lagos de concreto, todavía no hay, ni habrá, planes o proyectos que sugieran cómo hacerle para evitar los desastres viales que año con año nos visitan. Yo propongo poner un Macrobús en Avenida López Mateos, digo, para agregar a las sandeces.

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