Miércoles, 27 de Noviembre 2024
Jalisco | POR GENARO LOZANO

Qué asquito

Apenas ayer, el gobernador Emilio González manifestó que no le ha ‘‘perdido el asquito’’ a los matrimonios conformados entre parejas del mismo sexo

Por: EL INFORMADOR

Genaro Lozano.  /

Genaro Lozano. /

Pobre Jalisco. Tan lejos de Dios y tan cerca del gobernador de las copas de más. Tan cerca de las “buenas conciencias” y las “buenas costumbres”, pero teniendo que aguantar a un Poder Ejecutivo local que rebasa los límites de la imprudencia, el mal gusto y la irresponsabilidad como funcionario público.

Apenas ayer, el gobernador Emilio González manifestó que no le ha ‘‘perdido el asquito’’ a los matrimonios conformados entre parejas del mismo sexo.

Y si bien a nadie le debería escandalizar el conjunto de declaraciones con tufo a tequila que de tanto en tanto dispara este señor, y para muestra sólo basta ver los videos en YouTube que hay de los eventos a los que acude, lo cierto es que el contexto en el que el gobernador lanza esta nueva afirmación es el menos adecuado.

El menos adecuado, porque en efecto el país está dividido entre, por un lado, quienes defendemos el trato digno a las personas gays, bisexuales y transgénero y como parte de ello apoyamos el reconocimiento público a las parejas del mismo sexo y, por el otro, entre quienes siguen pensando que el amor entre dos personas del mismo sexo es una aberración tal que los homosexuales y lesbianas se merecen el infierno”, o el asco de un funcionario público.

El menos adecuado, porque la legalización de los matrimonios entre parejas del mismo sexo que fue aprobada por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal en diciembre del año pasado y validada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación el verano pasado, ha desatado una serie de comentarios homofóbicos y de actitudes que tocan la ilegalidad por parte de actores políticos, como el mismo gobernador González, y por ministros de culto, como los cardenales Rivera y Sandoval, sin que las instancias que actualmente existen para sancionar estas conductas, como el Conapred o la misma Secretaría de Gobernación, hayan podido frenar.

El menos adecuado, porque pese a que en lugares como el Distrito Federal y el Estado de Coahuila se abandona la “política del asco” que ha regido el tratamiento público de la diversidad sexual en el país, en otros, como en Jalisco, Yucatán y recientemente en Baja California, a la política y a la inclusión la sigue rigiendo la moral privada de los gobernantes.

El menos adecuado, porque al tiempo que en países como Estados Unidos, donde en las últimas tres semanas se han registrado los suicidios de cinco jóvenes estudiantes que fueron acosados por sus compañeros de preparatoria y universidad por el hecho de ser homosexuales, situación de acoso estudiantil que se repite todos los días en nuestro México hacia los y las adolescentes y jóvenes que ya se autoidentifican como homosexuales y lesbianas, al gobernador al que “le vale madres” que lo critiquen por utilizar discrecionalmente el dinero de los contribuyentes de Jalisco se le ocurre soltar este comentario, que lo único que hace es confirmar su homofobia y arropar el tratamiento discriminatorio hacia las personas gays, lésbicas, bisexuales y transgénero, total, en su terruño no pasa nada y si un estudiante de secundaria se suicida por el asco que le da a sus compañeros por ser afeminado, o si una mujer lesbiana es discriminada en su trabajo por el asco que le da a sus compañeros o si una mujer trans es golpeada en la calle por el asco que provoca su “atrevimiento” de salir a la calle, no pasa absolutamente nada. Qué asquito.

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