Viernes, 20 de Septiembre 2024
Jalisco | PALESTRA 20 POR JORGE OCTAVIO NAVARRO

Macrobús con ‘‘efecto tequila’’

Están los tiempos tan retrasados, que con toda seguridad esta vez no habrá tequila que seduzca a los funcionarios federales

Por: EL INFORMADOR

Jorge Octavio Navarro.  /

Jorge Octavio Navarro. /

Casi ha pasado un mes desde aquella memorable noche en la que Emilio González fue, borracho y en calidad de gobernador, a golpear la puerta a casa de Raúl Padilla López. Para no variar, las costumbres etílicas del mandatario desviaron la atención de hechos más trascendentes para Jalisco, pues unas horas antes de la ilustre visita, el gobernador había empezado a tomarse unos tequilas —lo confesó públicamente— para aliviar la tensión de una reunión entre el director de Banobras y los alcaldes de Guadalajara y Zapopan, en la que definían el proyecto de la Línea 2 del Macrobús que recibirá financiamiento por 952 millones de pesos provenientes del Fondo Nacional de Infraestructura (Fonadin). Entre funcionarios y líderes empresariales, se concretó un acuerdo para esperar, por un último mes, la aceptación de los alcaldes al proyecto de movilidad.

El plazo de gracia está por vencer. Será entre 28 y 29 de octubre que le comuniquen a Banobras si los alcaldes de Zapopan, Guadalajara y Tlaquepaque aprueban las obras. De lo contrario, los casi mil millones de pesos se destinarán a otro proyecto metropolitano de movilidad, y hay varias ciudades del país que anhelan el rechazo de los alcaldes Aristóteles Sandoval o Héctor Vielma para quedarse con esos recursos.

Están los tiempos tan retrasados, que con toda seguridad esta vez no habrá tequila que seduzca a los funcionarios federales. Ahora sí, o el Gobierno del Estado y los gobiernos municipales son formales y presentan la documentación, o esos recursos económicos se van a otro lado... y váyase a saber cuándo tomen en serio en el Fonadin otra solicitud del Gobierno jalisciense.

No basta con presumir que la Zona Metropolitana de Guadalajara es “la segunda más importante del país” para merecer el respeto de la burocracia federal; es condición básica presentar proyectos convenientes y fundados para atraer dinero del Fondo Metropolitano y de otras partidas específicas.

Para colmo, la politización absurda que alimentan Aristóteles y Vielma sólo perjudica porque su mensaje es que la ciudad sólo puede optar por Macrobús o Tren Ligero (o tren magnético), y si aplican uno de estos sistemas de transporte, el otro ya no podrá ser. Ése es un dilema falso.

Técnicos y especialistas, locales y foráneos, sostienen que no son excluyentes el Macrobús o el Tren Ligero o un Metro, sino que la decisión debe fundarse en economía y tecnología: ¿cuánto dinero tenemos? y ¿qué sistema de transporte nos conviene más?, son las preguntas que deben contestarse, y pronto, porque millones de personas en la ciudad siguen viajando todos los días en camiones y midibuses que a pesar de cobrar seis pesos son muy caros, porque sólo ofrecen un traslado sin seguridad, regularidad ni comodidad; contaminan mucho y congestionan el tránsito.

El Macrobús puede habilitarse ya; el Tren Ligero tardará varios años.

Desgraciadamente, la respuesta depende de políticos y no de técnicos; ellos piensan en sus planes, no en las personas.
Y eso ni con unos tequilas se corrige.

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