GUADALAJARA, JALISCO (23/NOV/2016).- Hace una semana que Juan Pedro Franco llegó desde Aguascalientes a Guadalajara para someterse a un tratamiento médico y perder al menos 500 kilos de peso; al llegar, los médicos sabían que pesaba media tonelada, pero tras someterlo a varios exámenes médicos se dieron cuenta de que el peso real de este joven de 32 años es de 590 kilos.Ahora, ya con una ruta definida para el tratamiento, José Antonio Castañeda Cruz, el doctor que encabeza al grupo de médicos que atienden a Juan Pedro, señala que se le han reducido hasta en 70% los medicamentos que tomaba y tras controlar su diabetes, la tiroides y la enfermedad crónica que le obstruía los pulmones, esta semana iniciará un proceso dietético de seis meses para intentar bajarlo 30 o 40 kilos antes de someterlo a una cirugía definitiva para reducir su estómago.“Todo lo que estamos haciendo está agendado, no tenemos contratiempos y si todo sale bien, en un año y medio estaremos llegando a que pese 80 o 90 kilos”, señaló el cirujano bariatra.Consideró que esta es la etapa más crítica del proceso por el hipotiroidismo que padece Juan Pedro, lo que representa una lucha constante para hacerlo perder peso con una dieta.“Inicialmente pensábamos que no iba ser candidato para el tratamiento, que no había ninguna posibilidad para él por el grado de obesidad que tiene y el problema pulmonar que presentaba, pero vemos un panorama un poquito más amplio y alentador para su caso”, señaló.Detrás de él, Juan Pedro está de buen ánimo, escucha al médico y permanece sentado en una cama especialmente diseñada y colocada en la sala de una suite en la Colonia Prados Providencia de Guadalajara, cuya renta mensual es de 23 mil pesos.“Hacemos lo que se tenga que hacer, lo que esté programado, un ratito tocando guitarra y ensayando en el teclado”, dice el joven que ha aprendido a tocar varios instrumentos de forma autodidacta.Después de permanecer 6 años confinado a su habitación en Aguascalientes, Juan Pedro tiene planes para después, cuando logre llegar al peso que le permita recuperar su independencia motriz.“Me gusta mucho manejar, pero primero me tengo que comprar un carro porque si no qué manejo; me gustaría seguir tocando y volver al coro del templo donde tocaba”, dice antes de soltar una carcajada.Para ayudar a costear su tratamiento, la familia de Juan Pedro ha colocado en la tienda de abarrotes que tienen en Aguascalientes un pequeño bote para recaudar dinero.Al respecto, él adelanta que pronto estarán dando a conocer un número de cuenta, pues aunque el equipo del doctor Castañeda ha asumido buena parte del tratamiento hay otra que él y su familia deben asumir.